Capítulo 38.

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Al fin después de tantos meses estaba parada frente a la puerta del estudio, los nervios y muchas emociones vinieron a mí, en verdad no sabía como iban a reaccionar los Harrison al verme, gire la perilla y tome el valor para entrar, allí se encontraba Anny junto a Mía sentada en la pequeña sala de estar bebiendo una taza de café, ninguna de las dos se percataron de mi presencia y no sabía qué decir en estos momentos.

—¿Ni siquiera yo puedo interrumpirlas? —cuestione sonriendo.

Anny y Mía voltearon a verme, sus rostros eran un remolino de emociones, Mía me miro y fijo su mirada en mi vientre al igual que Anny, ambas estaban sorprendidas al verme, después de tantos meses volvía a verlas.

—Kaylee —chillo Mía emocionada levantándose de su silla.

Anny comenzó a llorar y se levantó al igual que Mía, ambas se acercaron a mí para formar en un cálido abrazo, las tres comenzamos a llorar como niñas pequeñas, Mía poso su mano sobre mi vientre y Jacob comenzó a moverse de forma desesperada.

—Cariño que bueno que estás aquí, te hemos extrañado tanto —comento Anny abrazándome.

—Y yo a ustedes, quise venir porque Aliah me llamo para contarme lo de Gregg —confesé con un tono triste, ya que no sabía como se encontraba él en este momento.

—Gregg está un poco delicado, de salud, Kay, tuvo un ataque cardíaco hace unas semanas y está en cama todavía después de eso —confeso Anny triste.

—Me siento mal al saber que está así, él es como un padre para mí y la sola idea de que muera me parte el corazón —comente parándome de ella.

—Kaylee, ¿cuentos meses tienes de embarazo? —cuestiono Mía atenta mirando mi vientre.

—Tengo siete meses y medio de embarazo —confesé bastante nerviosa.

—El bebe es de Alexander —balbuceó Mía poniendo una mano en su boca.

—Sí, mi bebe es de Alexander, es todo un Harrison —asentí sonriendo mientras secaba mis lágrimas.

Ambas quedaron atónicas, mirándome, sus mandíbulas casi caen de sus rostros, Mía corrió hacia mí y me abrazo fuertemente, luego comenzó a llorar y trataba de asimilar que mi hijo era su sobrino, Anny estaba aún conmocionada por mis palabras y no emitía reacción alguna, me quede nerviosa pensando en que quizás no aceptaría que mi hijo fuera su nieto.

—¿Anny?—cuestione sollozando.

Anny subió su mirada y sus ojos azules se llenaron de lágrimas, se acercó a mí me abrazo, un abrazo cálido, cariñoso y protector, solo le devolví el gesto con nostalgia.

—¿Seré abuela? —cuestiona ella emocionada.

—Si Anny, serás abuela, por cierto la abuela más hermosa —asentí sonriendo.

Anny toco mi vientre y Jacob se movía aún más que antes, comencé a llorar como una niña pequeña, me llenaba de mucha emoción saber que Anny y Mía sabían que mi hijo era parte de su familia, que era todo un Harrison.

—¿Es niño o niña? —cuestiono Anny sonriendo.

—Tendré un niño, lamento haber ocultado mi embarazo, pero no quería que se dieran cuenta por el momento, me di cuenta de que estaba embarazada en noviembre justo antes de irme, un mes después de la boda —confesé cabizbaja, Anny me tomo del mentón e hizo que la mirara a los ojos.

—No tienes por qué lamentarlo cariño, te entendemos perfectamente y sabemos que no lo hiciste con mala intención, estabas pasando una mala experiencia en tu vida y nosotros fuimos los culpables, por ello no tienes por qué lamentarlo —espeto Anny tomando mis manos con cariño.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora