Capítulo 12.

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El sol iluminó toda la habitación, me estiré un poco mientras bostezaba, Alexander estaba dormido aún, por lo que me acordé de que anoche había dormido a mi lado otra vez, abrí mi boca con sorpresa mientras me levantaba de la cama mirando sorprendida.

—¿Qué demonios te pasa, Alexander? —cuestioné en voz baja.

Hice un berrinche, molesta por su actitud, tomé mi ropa y me fui a cambiar rápidamente al baño, me coloqué unos jeans, una camisa blanca, manga larga y mis botas, cepillé mi cabello dejándolo en ondas con una coleta pequeña mientras aplicaba un poco de maquillaje ligero, cepillé mis dientes para luego recoger todo y salir a la habitación.

Alexander ya estaba levantado viendo su celular, lo ignoré mientras acomodaba mi maleta, él entró al baño para alistarse mientras yo llamaba a Aliah para saber cómo seguía después de estar tan ebria en la llamada.

—¡Kaylee! —exclamó emocionada al saber que era yo.

—Ali, qué gusto saludarte —sonreí para mí; —¿cómo sigues de la resaca? —cuestioné un poco preocupada.

—Mucho mejor, además, viajaré pronto con Paul a Las Vegas —comentó con algo de ilusión, cosa que me alegro mucho por mi mejor amiga.

—Ya lo sé, me comentaste algo en la llamada anterior —espeté; —además, me invitaste, quizás vaya después de la boda —comenté emocionada.

—Paul me dijo que fuéramos con Alexander y tú —suspiró hondamente; —ya sé que lo más seguro es que él no quiera ir —añadió un poco dubitativa.

—Acertaste, querida amiga —asentí para mí, sabía que Alexander no querría ir a un viaje mucho menos conmigo.

—Estaremos hablando, debo colgar, te quiero —dicho esto colgó.

Dejé el celular en mi bolso y poco después salió Alexander; bajamos a desayunar algo en el hotel en completo silencio y una vez terminamos nos dirigimos al aeropuerto, mi familia estaría allí una vez nosotros llegáramos, cuando por fin nos bajamos del auto saludamos a todos y nos subimos al avión, Alexander comenzó hablar con mi hermano Chris mientras que Mellisa y yo nos sentamos juntas con Sam, mis padres hablaban ansiosos de que llegara el domingo, si tan solo supieran que me caso por un maldito contrato.

Apenas llegamos a Boston, Chris, Sam y mis papás se fueron dónde Mellisa, ya que ella tenía mucho más espacio que yo en casa, Alexander me dejó en la entrada del edificio y me bajé nerviosa, suspiré pesadamente tomando mi maleta y Aliah me esperaba con los brazos abiertos, la abracé fuertemente y unas lágrimas cayeron, mi cabeza estaba hecha un torbellino y saber que mis papás estarían aquí me ponían aún peor, comencé a contarle a mi mejor amiga desde el día que Gregg conmigo hasta el día de la gala.

—¿Qué hiciste qué? —cuestiono gritando muy enojada a lo que me estremecí.

—Lo siento, acepté casarme con el idiota de Alexander —chillé un poco molesta.

—¡Kaylee aún no puedo creer que hayas aceptado esa tontería! —exclamo ella molesta mientras me miraba sería.

—Ni yo misma me logro creer que lo hice —murmuré para mí misma.

Aliah me miró un poco decepcionada, pero me apoyó en ese instante, desde que supo lo del contrato, los días fueron pasando y al fin era viernes, los Harrison habian hecho la fiesta de compromiso para esta noche, por lo que mañana sería la despedida de soltera, así es, el domingo sería la boda y yo aún no asimilaba que me iba a casar con Alexander.

Me encontraba en la tienda de vestidos de novia escogiendo el vestido, ya que no había tenido tiempo con lo del viaje, pero no me sentía nada cómoda, mucho menos feliz.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora