Cuando Rory por fin había terminado todos se quedaron atentos mirándome, sonreí un poco nerviosa y los miré pensativa, respire hondamente para tomar aire.
—Eres la novia más linda, Kaylee —comento Anny llorando de felicidad.
—Mi hija es la novia más preciosa de todas —agregó papá apareciendo.
Sonreí y me levanté de la silla para abrazarlo, amaba a ese hombre más que a mi vida, sonreí al separarme de él y fui a la habitación a ponerme el vestido, Aliah junto a Mía me ayudaron y me miré al espejo.
—Estás preciosa, cuñada —comento Mía abrazándome.
—No la acapares tanto, es mi mejor amiga —agregó Aliah un poco molesta.
—Celosa, también puedes compartirme con Mía —negué riendo.
Abracé a Aliah y después ambas salieron, me miré al espejo y realmente me sentía patética, ¿por qué demonios tengo que casar en estas circunstancias?, solo me miré en el espejo y aquella chica que veía en ese traje de novia era una chica muerta, sin vida ni ilusiones, pero ya era tarde me tocaba admitir que debía casarme.
—Cariño —pronuncio papá entrando.
—Lo siento, papá, no te sentí entrar —dije secando mis lágrimas rápidamente.
—Tranquila, cariño, solo quería venir a ver cómo estás —comento acercandose a mi lado.
—Bien, papá, solo estoy nerviosa por la boda —confesé sonriendo débilmente.
—Tu madre se puso igual antes de la boda, debes saber que el matrimonio es algo normal y sé que serás muy feliz, se ve que Alexander de verdad te quiere —dijo él sonriendo.
Asentí sin fuerzas, sabía que Alexander no me soportaba ni yo a él, mi mente es un mar de pensamientos, abracé a papá y me acomodé el velo, estaba lista para que comenzara mi martirio, nos dirigimos hasta la entrada del edificio y Gregg me abrazó, me entregó las rosas blancas y salimos tomando rumbo hacia la iglesia, por suerte Aliah me había ayudado con la maleta y la bajaron para la limusina, todo estaba listo así que emprendimos camino.
Al llegar a la iglesia, estaba muy nerviosa, ya habían llegado muchas personas y eran las cinco de la tarde, la boda era 5:30 P.M., Alexander aún no aparecía, pero sabía que lo mataría donde no llegara, estaba sola en la limusina mientras esperábamos a que llegara el idiota ese, ya habían pasado 20 minutos y Alexander no aparecía, estaba que lo mataba y esperar nunca ha sido mi fuerte.
—Kay, Alexander no contesta su celular —comento Mía entrando al auto.
—Se estará dando su despedida de soltero con esa tipa —chillé enojada.
—No lo creo, Paul dijo que estaría con él —respondió ella ladeando su cabeza.
—Siendo así entonces esperemos, no creo que demore —respondí agotada y un poco nerviosa.
Ella asintió y tocó mi mano, sabía que estaba nerviosa y no quedaría en ridículo si Alexander me dejaba plantada, no pasaría esa vergüenza, ya era la hora y el idiota no daba señales de vida, ya estaba empezando a enojarme, y donde Alexander me deje sola en esto, llamaré a los paparazzi y digo que el muy idiota es gay.
Estaba muy nerviosa, habían pasado varios minutos y el muy maldito no aparecía, papá y Gregg ya estaban muy enojados e impacientes, yo tenía mucha ira acumulada y quería matar al muy maldito de Alexander, todos los invitados se estaban preguntando dónde demonios estaba el novio, lo único que podía pensar es que quería asesinarlo.
Ya estaba llegando al borde del colapso, hasta que Dios oyó mis súplicas y por arte de magia apareció Alexander con Paul, estaba muy enojada como para ponerme a pelear con el ahora y que todo el mundo nos viera, vi cómo se acercó a su padre y este le hablaba al oído y discutían, miré a papá, el cual abrió la puerta.
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SIEMPRE TUYA ©
RomanceEngreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harrison. Kaylee Williams, una chica soñadora, pero sobre todo inteligente, no estará dispuesta a dejarse...