Aún trataba de asimilar todo lo que había pasado con Alexander en la madrugada, se había quedado dormido con Jacob en brazos y el bebe dormía placidamente sobre su pecho, sonreí tiernamente, pues nunca me imagine que mi hijo estuviera en los brazos de su papá, mientras tanto Mía no quería quedarse con nosotros, así que tomo sus cosas y se marchó a su habitación para poder descansar, ya que al fin podría dormir placidamente, Gregg, Anny y mis padres me habían dejado sola para ir a descansar, respire hondamente y me acosté junto a Alexander, tome a Jacob y lo acomode en medio de nosotros y tome el brazo de Alexander para que lo rodeara, me quede dormida en los brazos de Morfeo.
Me removí lentamente y no sentí a Alexander ni a Jacob a mi lado, me levante asustada de la cama y no los vi por ningún lado de la habitación, salí de esta y camine hasta la habitación del bebe y allí se encontraba Mía junto a Alexander con el bebe, solo sonreí aliviada y me acerqué a ellos, Alexander sostenía a Jacob en sus brazos y este lo miraba atento mientras chupaba su mano, estaba un poco más regordete desde que nació.
—Buenos días —saludé sonriendo.
—Buenos días, Kaylee, ¿cómo dormiste? —cuestiono Mía sonriendo.
—Dormí bastante bien Mía, ¿y tú? —cuestione mirándola atenta.
—Muy bien gracias, Alex me ayudo a bañar y a preparar a Jacob —respondió ella sonriendo.
Asentí levemente, Mía se marchó dejándonos solos, Alexander se acercó a mí y me miro atento mientras Jacob seguía atento a su padre viendo como este se movía, en verdad me sentía nerviosa por la cercanía de él, yo solo carraspee un poco incómoda.
—Quiero que hablemos de nuestro hijo Kaylee, no tuvimos oportunidad de hablar bien anoche, ya que estaba ebrio —espeto él sonriendo.
—Alexander, sabes que Jacob también es tu hijo y puedes venir a verlo cuando quieras y no te voy a negar verlo, nada más te voy a pedir que no le digas nada a Alessa sobre él, estoy más que segura de que sería capaz de hacerle algo a él solamente por hacernos daño, así no quieras verlo —respondí poniendo mueca de preocupación.
—Créeme que sé dé que es capaz, pero está bien Kay, no le diré nada a ella —respondió él sonriendo.
—Nunca me habías dicho así —espeté con una leve sonrisa.
Su sonrisa, demonios, es tan perfecta, contuve las ganas de besarlo, pero no lo haría, sonreí levemente y asentí, después de dejar dormido a Jacob, Alexander se aceró a mí de forma muy cautelosa, solté un suspiro hondo antes de que él hablara.
—Es mejor que me vaya a casa, Alessa es una maldita loca y debe estar buscándome —dijo el serio mientras miraba al bebe, toco su manito y le dio un beso en la cabeza.
—Está bien, que tengas un buen día y ven pronto a ver a Jacob —respondí sonriendo.
—Nos vemos Kay —comento él sonriendo mientras asentía.
Se acercó a mí y deposito un casto beso en mi mejilla, se marchó dejándome sola allí en la nada, oraba porque Alessa no supiera de mi hijo por el momento, me abrace a mí misma y no sabría qué sería capaz de hacer esa loca con tal de hacerme daño a mí o a Alexander, era capaz de cualquier cosa.
Un día después.
Era lunes en la mañana, me levante de la cama y mire a Jacob dormir plácidamente en su cuna, camine hasta al baño y retire mi pijama, me duche rápidamente y salí enrollada en una toalla, me acerque al dichoso closet y saque algo formal, tenía que volver a la empresa.
Una vez lista, tome mis cosas y me despedí de Mía, deposite un beso en la mejilla de mi bebe y baje a la primera planta, como cada mañana todos se encontraban allí sentados desayunando, incluyendo a mis padres, los cuales se irían dentro de poco y eso me ponía triste.
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SIEMPRE TUYA ©
RomanceEngreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harrison. Kaylee Williams, una chica soñadora, pero sobre todo inteligente, no estará dispuesta a dejarse...