Llevaba una larga semana en el hospital, ya estaba mejor, los moretones estaban mucho más desapercibidos que antes, aún no me han querido dejar ver a Alexander, pero mi mamá me dice que está estable, el Dr. Brown dice que pronto me dará de alta, tenía que ir al juicio de Alessa para encararla, ya que teníamos que poner la denuncia formalmente.
Mi cuerpo estaba mejor, según mi mamá, Alexander tuvo que pasar por varias revisiones para que pudieran salvar su pulmón, por suerte no dejaran marcas en su cuerpo. Mis padres estaban al cuidado del bebe, mis hermanos llegaron hace poco y vinieron a verme al igual que Aliah, me alegraba saber que todo estaba mejor, la noche paso así, dando paso a un nuevo día, me levanté puesto que hoy me darán de alta del hospital al fin, pronto llego mi mamá con una maleta junto a Mía y Aliah.
—Cariño cámbiate, hoy te darán de alta y podrás ver a Alexander, el Dr. Brown dice que ya despertó y quiere verte —dijo mama sonriendo.
Asentí y me levante de la cama, ya quería ver a Alexander y abrazarlo, besarlo y sentirlo a mi lado, entre al baño y me duche lo más rápido que pude, saque unos jeans junto a una remera, me vestí rápido para poder irme. Al salir acomode mi cabello en una coleta y cepille mis dientes, tome mis cosas y salimos, Anny junto a mi hermana y mi papá estaban en la sala de espera.
—Hija, el Dr. Brown me dijo que entres rápido, Alex quiere verte a ti y al niño —dijo Anny con una sonrisa amplia en su rostro.
Asentí y tome a Jacob en brazos, le pase la maleta a mi mamá y emprendí camino con Jacob hasta la habitación, el bebe estaba mordiendo su mano, entramos a la habitación, la cual la enfermera me indico, Alexander estaba acostado, su semblante era sereno, me acerque a él y toque su mejilla con suavidad, no quería asustarlo.
—Alex —dije en un susurro.
Él solo se removió un poco y se quejó por el dolor, al verme su sonrisa era enorme, miro a Jacob y toco su cabeza con delicadeza, luego tomo mi mano.
—Gracias Alex, gracias por haber puesto tu vida en peligro por mí y lamento haber sido tan terca de ir sola —dije triste al verlo así en la cama.
—Kay, no fue tu culpa, lo hice porque eres la mujer que amo y eres la madre de mi hijo, además me entere de que aún eres mi esposa —respondió él con una sonrisa cálida.
—También te amo Alex, eso lo sé, eso quiere decir que aún soy la Sra. Harrison —comente secando mis lágrimas.
—Siempre lo fuiste Kaylee, perdóname por el infierno que viviste en esos días por mi culpa, no debí dejar que fueras sola —dijo él un poco débil.
—No es tu culpa, eso tenía que pasar para que agarraran a esa maldita loca —respondí tomando su mano.
Él solamente asintió y me tomo la mano, poco a poco se fue quedando dormido y la enfermera me dijo que era mejor dejarlo descansar para su recuperación, llegue a la sala de espera y nos fuimos del hospital, era hora de volver a casa, me preocupaba Alex, pero estaba en buenas manos con el Dr. Miller.
Al llegar a casa me bajé del auto y entramos, allí estábamos todos, excepto Alex, él era el único que faltaba, pero sé que pronto estará con nosotros, nos sentamos en la sala y comenzamos a hablar, teníamos que organizarle una bienvenida a Alexander después de que saliera de alta del hospital.
Ya había llegado la noche y alisté la maleta para irme, hoy me quedaría en el hospital cuidando a Alexander, mi mamá se quedaría cuidando a Jacob y los demás se irían a dormir, ya que ha sido una semana bastante larga, puesto que estos días han sido muy ajetreados para todos, una vez lista le pedí a Charles que me llevara hasta el hospital, al llegar solo agradecí y me baje, entre al edificio y me dirigí hacia la habitación de Alexander al llegar él estaba allí despierto, me brindo una sonrisa amplia.
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SIEMPRE TUYA ©
RomanceEngreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harrison. Kaylee Williams, una chica soñadora, pero sobre todo inteligente, no estará dispuesta a dejarse...