Capítulo 25.

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Ya había pasado año nuevo, habíamos vuelto a Boston y ya había tomado la decisión de que me iría de aquí, escogí ir a vivir a Nueva York sin vuelta atrás, papá me ayudaría a conseguir un empleo con uno de sus colegas en una importante empresa de publicidad, por otra parte, mi hermano Chris me ayudaría con la mudanza porque no debía tener tanto estrés por el embarazo, mi hermano solo tendría que venir a Boston a firmar unos contratos y me ayudaría con todo, ya estaba más calmado con lo del bebe y ya quería tener a su sobrino o sobrina en brazos, él quería que fuera niño para que se criara jugando con Oliver.

Estaba hablando por teléfono con Aliah, se encontraba aún en Londres junto a Paul arreglando algunas cosas de la boda, pues los padres de Paul son muy exigentes, ya que se casa su único hijo hombre, las hermanas mayores de Paul ya estaban casadas con grandes políticos de Londres.

—Maddeline está muy emocionada con todo lo de la boda, no parece que yo fuera la novia sino ella —espeto Aliah en tono de broma y riendo.

—Es normal, es su único hijo varón y es el menor —comenté mientras estaba riendo.

—Estoy muy emocionada, sabes, aunque te vayas a Nueva York, sé que estarás para mi boda en Santa Bárbara, quiero que ese día sea el más especial —agrego ella emocionada.

—Por nada del mundo me lo pierdo, sabe que eres mi mejor amiga y te amo, además seré tu madrina de bodas —respondí emocionada.

—También te amo y quiero que unos días antes de la boda me acompañes a escoger mi vestido y claro el tuyo, ya que necesito que luzcas hermosa ese día —respondió ella con un tono de ilusión.

—Claro que sí, sabes que te acompañaré a escoger tu vestido —respondí sonriendo.

—Bueno Kay, te dejo que ya está un poco tarde y debo dormir, mañana tengo que salir a cenar con la familia de Paul —comento Aliah despidiéndose.

—Está bien, descansa —asentí colgando la llamada.

Me dispuse a dormir, pues ya eran las 2:30 A.M., el sueño del bebe en mis brazos ya no estaba; sin embargo, dormía plácidamente, los antojos por el embarazo eran realmente odiosos, desde helado hasta chocolate o pizza y arroz chino, me tocaba pedirle a Mía que me acompañara a comprar eso a altas horas de la noche, aunque ella piensa que es porque estoy deprimida por lo de Alexander y quiero mantener comiendo a toda hora.

El sol alumbró la habitación y me desperté, el reloj marcaba las 10:25 A.M., me levante de la cama y fui directo a ducharme, al salir busque unos jeans junto a una blusa holgada, me vestí, me aliste lo más rápido que pude y tome mis cosas, baje hasta el comedor, en la mesa se encontraba Anny, Mía y otra chica sentada a su lado, Gregg y Dereck estaban en la empresa, me acerque a ellas y salude amablemente.

—Buenos días —comenté saludando.

—Kaylee cariño, ella es Jenna una vieja amiga de la escuela de Mía que viene de Francia —comento Anny con una leve sonrisa.

La chica era rubia, de ojos grises, cuerpo bastante voluminoso y bastante despampanante, se veía que era de una familia de buena posición, intente ser un poco amable, pero no fuera que ella cooperara de a mucho con su actitud.

—Buenos días, soy Kaylee —comenté con una media sonrisa.

—Así que tú eres la famosa esposa del guapísimo Alexander —dijo ella mirándome de arriba abajo.

Anny me miro atenta e hizo gesto de que asintiera, pero en vez de eso me quede callada, era obvio que ya no era la esposa del Alexander y no era bueno seguir diciendo eso, la chica solo sonrió hipócritamente, yo hice lo mismo y Mía noto eso por lo que se puso muy incómoda.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora