Capítulo 13.

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Tras terminar la fiesta de compromiso ya casi todos los invitados se habían marchado, Alexander estaba hablando con su papá en el despacho mientras yo hablaba con Mía y Aliah, estábamos en el jardín delantero, ya que no podíamos hablar bien adentro.

—Estoy segura de que Alexander llegó tarde  a la fiesta por la bruja de Alessa, andaba con ella el muy idiota —comentó Mía molesta.

—No lo sé, solo quiero vomitar de imaginarlo —espeté molesta.

—Lo bueno es que ya están comprometidos, la gente ya sabe que se va a casar contigo y no con esa tipa —comento Aliah sonriendo.

—En eso tienes razón, además en la cláusula que escribí para casarme con Alexander es que él no puede seguir manteniendo una relación con Alessa, saldría perdiendo él todo su dinero y sobre todo lo que estamos haciendo —aseguré, sabía que con las cláusulas Alexander perdería toda su herencia.

Mía y Aliah asintieron a la misma vez, entramos nuevamente y nos despedimos, ya que eran más de las 2:00 A.M., me quedé en casa de los Harrison, puesto que Anny insistió así que Aliah se quedó conmigo en la misma habitación, cuando todos se marcharon Mía nos prestó una de sus pijamas mientras nos cambiábamos. Aliah se acostó a dormir primero, mientras yo me asomé por el balcón de la habitación, a lo lejos vi un auto estacionarse fuera de la mansión, unos minutos después apareció Alexander, la chica del auto se bajó y en ese instante entendí quién era.

—Alessa —comenté en voz baja abriendo mi boca.

Alexander la tomo en sus brazos y la beso con bastante pasión, sentí una pequeña punzada en mi pecho, pero entre nuevamente a la habitación, me recosté junto a Aliah y unas lágrimas de ira bajaron por mis mejillas, sabía que esto se iba a convertir en una situación hecha un infierno para mí, cerré los ojos poco a poco hasta quedarme dormida.

La mañana comenzó con un día bastante soleado, Aliah me despertó tirándome una almohada encima, gruñí un poco, pero abrí mis ojos de par en par mirándola sería, solo suspiré con gracia y sonreí por lo molesta que puede ser ella a veces.

—Vamos, no seas floja —extendió su mano y acepté esta.

Me levanté con pereza, caminé con Aliah hasta los pasillos hasta que vimos a Mía, la saludamos e hizo el favor de prestarme algo de ropa para cambiarme, me duché mientras Aliah esperaba afuera y una vez lista bajamos al comedor.

—Buenos días —saludamos al unísono.

—Chicas, que bueno saludarlas —saludó Anny muy alegre; —pueden sentarse a desayunar con nosotros, en un momento baja Mía —añadió tomando un poco de su café.

Asentimos a la par y nos sentamos, poco después llegó Mía y las muchachas del servicio nos sirvieron el desayuno, una vez terminamos agradecimos y nos despedimos de todos, menos mal Alexander no desayunó con nosotros esta mañana, tomé mis cosas y salimos en un taxi a casa, en el camino solo pensé en como lidiaría con él y Alessa, pero no sabía cómo lo haría, lo que si sabía es que no sería lastimada en este juego de Alexander Harrison.

Caminé hasta mi cuarto con Copito tras de mí, la alcé en mis brazos para jugar con ella, durante casi todo el día me la pasé viendo películas con Aliah, no teníamos nada más que hacer hasta la noche, mañana sería la boda y los nervios me tenían realmente neurótica, pues no sabía como sería mi matrimonio con Alexander, dieron las 8:00 P.M., cuando llegaron Mía, Mellisa y Jessica, entre a mi habitación a alistarme, me coloque un conjunto brillante de color negro de dos piezas ajustado a mi cuerpo junto a unas plataformas del mismo color, me maquille rápidamente y terminando de alistarnos para irnos a la mansión de los Harrison.

SIEMPRE TUYA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora