Aún seguía pensando en que decirle a Alessa, solo pude detallar que tenía puesta una gabardina negra y unos guantes en cuero del mismo color que tenía en su otra mano, la mire desafiante mientras estaba atenta a cada acción que ella hacía o cualquier palabra que salía de su maldita boca.
—¿Qué demonios estás haciendo aquí Alessa? —cuestione confundida mientras la miraba.
—Solamente vine a darte una pequeña advertencia querida, es mejor que te alejes de mi marido, no sabes de lo que soy capaz de hacer por defender lo que es mío y más si se trata de mi familia —respondió ella con una sonrisa horripilante mientras me miraba.
—¿Cómo demonios te atreves a venir aquí a mi oficina, amenazarme?, ¿crees que te tengo miedo acaso? —cuestione indignada mientras me tocaba el pecho con sarcasmo y luego solté una risilla en el aire.
—No es una amenaza cariño, puedo llegar a matarte como lo hice con Adam —agrego ella enojada mientras se levantaba de golpe de la silla, en verdad que esta mujer era una asesina y una completa loca.
Quede atónita, el recuerdo de lo que me dijo Gregg llego a mi mente, era cierto que la víbora de Alessa había matado a su exesposo solo por quedarse con el maldito dinero que él tenía como fortuna, no solo era una mala mujer sino también una asesina.
—Con que aparte de ser una víbora, eres una asesina ambiciosa que no le importa matar con tal de satisfacer su ambición, no tienes límites —respondí con odio y reí desafiante apoyándome sobre mi escritorio.
—No juegues con fuego cariño porque te quemaras y de paso tu bastardo también lo hará en el infierno —respondió ella riendo con malicia.
Sus palabras hicieron que en mí se despertara un odio enorme, tan solo de escuchar que ella pronunciaba con su boca a mi hijo me daban ganar de golpearla hasta matarla, Jacob era solo un bebe que no tenía la culpa de nada lo que estaba pasando, en ningún momento debíamos meter a nuestros hijos en un pleito de adultos, mucho menos ahora, Abby y Jacob no debían estar metidos en esta pelea de nosotras.
—A mi hijo no lo metas en esto estúpida, porque te va a pesar maldita, ya no soy aquella estúpida de antes y créeme que por mi hijo soy capaz de cualquier cosa, no voy a dejar que le hagas nada a él, antes te mato con mis propias manos —respondí cabreada mientras la miraba con odio.
—Hasta que la gata por fin saca sus uñas, qué corriente eres en verdad —respondió ella riendo sarcásticamente.
—Las saco porque no dejaré que ni tú, ni nadie se meta con mi hijo, créeme que por él soy capaz de todo y no me tentaré el corazón para hacerte daño si veo que intentas hacerle algo a un ser inocente como él —respondí cabreada mientras empuñaba mis manos.
—Hazlo entonces, estúpida —respondió ella desafiante.
La ira se apoderó de mi cuerpo como un demonio, me acerque a ella con paso veloz, la tome del cuello y la agarre tan fuerte que no media mi fuerza, ella solo comenzó a toser, ya que la estaba asfixiando con mis manos, Dereck entro por la puerta y al ver que tenía del cuello a Alessa, se alarmó y corrió hacia nosotras para poder quitármela antes de que la matara.
—Kaylee, ¿qué demonios haces? Suéltala, no vale la pena ensuciarte las manos con esta mujer que no vale nada —dijo él acercándose a mí y quitando a la víbora esa de mi agarre, cosa que me encabrono más.
Ella comenzó a toser y estaba morada por falta de aire, sentía ganas de asesinarla y torcerle el cuello a la esquelética, esa como a un pollo, Dereck trataba de calmarme, pero no lo lograba, ya que no media mi fuerza ni mucho menos mi mente.
—Escúchame muy bien Alessa, por mi hijo soy capaz de hacer cualquier cosa, así que ni se te ocurra acercarte a el porqué no respondo, tengo vigilados tus pasos —respondí cabreada mientras pataleaba como niña pequeña para zafarme del agarre de Dereck.
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SIEMPRE TUYA ©
RomanceEngreído, prepotente y frío, pero sobre todo un empresario millonario sexy que arrasa con todo a su paso, eso define perfectamente a Alexander Harrison. Kaylee Williams, una chica soñadora, pero sobre todo inteligente, no estará dispuesta a dejarse...