Capítulo 30

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Capítulo 30

No sabía dónde estaba la salida, parecía surreal la posibilidad de poder perderse dentro de una casa pero como siempre mi vida rompe con la línea que separa la realidad de lo imaginario.

Estaba a punto de desistir, de gritar porque mi hermana y mi tía vinieran a por mí cuando oí una voz detrás de una de las puertas.

-Clara no podemos presentarnos así de repente- mi padre- ya le cuesta estar conmigo imagínate como estará contigo y descubriendo quien eres.

-Pero es Oliva, cuando se despierte y se de cuenta de donde está saldrá por patas de esta casa. Ian no es un secreto que no le gustas y preferiría vagar por las calles que quedarse un minuto más aquí.

Esa voz... me sonaba. Pero yo no conocía a Clara, nunca había hablado con ella.

-Conozco a mi hija, querrá irse pero no encontrará la salida además si lo hace la puerta está cerrada.

Maldito...

-¿Y si va a por la ama de llaves?- preguntó Clara- veo a tu hija capaz de torturarla.

-Tengo yo las llaves, si las quiere tendrá que hablar personalmente conmigo- oí el tintineo de las llaves.

Miré por el hueco de las llaves, Ian sostenía las llaves delante de una figura que no podía ver a la perfección, y supe que era mi oportunidad. Era ahora o nunca.

Si quería esas llaves tendría que entrar y cogerlas en este mismo momento, y así podría salir corriendo hasta que de casualidad encontrara la salida, y fuera libre como el viento.

Cuando saliera ya me las apañaría para volver a mi casa, a la verdadera junto a mi madre que al menos no me abandonó.

Pasé unos segundos pensando y abrí bruscamente la puerta y con mi agilidad me lancé a por las llaves, podría haberlas cogido sino hubiera visto a la señorita Serrano, mi profesora de música, en la sala.

Me paré mirándola sorprendida, tardé exactamente unos segundos los suficientes que necesitó mi padre para guardar las llaves. Tenía mis reflejos o más bien yo tenía los de él.

Como odiaba lo mucho que me parecía a mi padre.

-Usted...- murmuré mientras señalaba a la señorita... digo mi madrastra.

-Olivia puedo explicarlo yo...

-No tienes nada que explicar, Ian y tú me mentisteis- gruñí- con razón no me caías bien, mi intuición no se equivocaba en desconfiar de ti.

-Oliva- me giré para encontrarme con mi padre cara a cara- Clara no sabía que tú ibas a ir a Élite, ella había conseguido un puesto profesora y pensé que así podríais conoceros, y tú no la odiarías por ser quien es.

-Pues te has equivocado, tengo un sexto sentido que me advirtió desde el principio que tu mujer no era trigo limpio, si se juntaba con él no podía ser buena.

-¿Con él?- preguntó Ian.

-No es de tu incumbencia quien me cae bien y quien no en el internado- murmuré fulminándolo con la mirada.

Clara frunció el ceño.

-Olivia...

-No tienes derecho a hablar- la señalé con el dedo- seguro que le has contado todo lo que ha pasado allí dentro a mi padre, ¿ya le contaste que me junto con una becada? O peor ¿qué me han castigado?

-Se lo acabas de revelar tú, te quiero caer bien si lo contara no lo haría.

-Espera un segundo ¿te han castigado?- preguntó mi padre.

Élite (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora