Capítulo 31

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Capítulo 31

El sol impactaba en mi cuerpo haciendo que estuviera cómoda encima de la hamaca, no había pensado que Gabriela tuviera razón cuando dijo que no hacía frío pero era cierto.

Me encontraba en un bikini azul celeste en el jardín al lado de la piscina, tenía un buen libro sobre el regazo y estaba inmersa en la lectura. Me atraía el personaje Rachel siempre correcta, nunca hacía nada que no debía y tenía una vida perfecta, sus padres estaban juntos y era hija única por lo cual tenía todo cuanto pedía pero en el fondo era una chica sencilla y no se metía en problemas...hasta que conoció a Scott, todo un rebelde y su polo apuesto.

Me identificaba más con Scott, los dos teníamos vidas complicadas y siempre andábamos metidos en algún problema.

-¿Todavía andas con ese libro?- preguntó Gabriela- pensé que no lo tocarías ni un por todo el oro del mundo.

Y lo había dicho, Clara había aparecido hace dos días en mi habitación con el libro pidiendo disculpas. Claramente le monté un numerito como la "drama queen" que soy, diciendo que ni loca tocaría el libro.

-Nunca hay que desperdiciar un buen libro- me encogí de hombros- además ya lo desinfecté.

-Exagerada- bufó mientras se tumbaba a mi lado y se colocaba la protección solar.

Mi hermana había optado por colocarse un bikini morado que hacía que resaltará su pelo negro como el alquitrán. No sabía cómo pero mi hermana siempre conseguía que todo le sentara bien.

Oí como unos tacones se acercaban hacia nosotras, mi tía estaría pronto a nuestro lado.

Esta última semana había prácticamente vivido aquí y no nos dejaba a mi hermana o a mí un segundo solas, bueno a mí sí, podía ser muy escurridiza cuando quería, y Gabriela... pobre... daño colateral.

-¡Pero bueno!- exclamó indignada, desvié mi vista del libro hacia ella- ¡¿Todavía estáis así?!

-¿Así? Yo creo que un vestuario bastante adecuado, ya que estamos... en la piscina- comenté, a veces los genios suelen ponerse un poco... locos... esa es una palabra demasiado suave.

Histéricos, mejor.

-¡Hoy vienen los amigos de tu padre!- gritó.

-Oh no- murmuró Gabriela colocándose las manos en la cabeza- lo había olvidado.

-Por favor- rodé los ojos- todavía quedan cuatro horas.

-¡No! ¡Queda menos tiempo del que pensaba!- gritó mi tía- hay que empezar ya.

-Sí, no nos dará tiempo- Gabriela se puso en pie de un salto.

-¿Soy la única que sabe cuánto tiempo es cuatro horas?- pregunté al cielo.

Gabriela y mi tía hicieron oídos sordos y corrieron hacia el interior de la casa, yo por mi parte suspiré y retomé mi lectura.

Pero la paz sólo duró unos minutos porque después de eso una mano agarró mi muñeca, miré hacia la persona y era Clara... genial... justo lo que me faltaba.

-Veo que estás leyendo el libro.

-Sí- murmuré encogiéndome de hombros.

-Audrey y Gabriela me han dicho a gritos que venga a por ti, han montado el cuartel general en tu habitación y no van a estar satisfechas hasta que no te presentes allí.

Suspiré, no me sorprendía nada.

Esas dos...

-Supongo que tendré que ir.

Élite (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora