Capítulo 10

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Capítulo 10

Intente dejar atrás mi odio irracional hacia mi profesora de música, Serrano. Me sonaba mucho ese apellido ¿por qué? Primero me suena el chico borde del pasillo y ahora el apellido de la profesora, tal vez la haya ido a ver a uno de sus conciertos. Había presenciado millones de conciertos de música clásica, una pasión que compartíamos mi madre y yo pero en cambio Gabriela se dormía en los recitales.

Me quedé helada al darme cuenta de que estaba en mi ambiente, no conocía a los hijos pero seguramente había conocido a todos sus padres en algún punto de mi vida. En la mayoría de los encuentros yo era demasiado pequeña para recordar, cuando papá y mamá estaban juntos no dejaban de llegar visitas a casa.

Entré en la habitación y me encontré con una Alex retorciéndose las manos y caminando de un lado a otro nerviosa. Había personas que no disimulaban bien las emociones, Alex eran una de ellas.

-¿Qué te pasa?- pregunté mientras cerraba la puerta.

Ella me dio una sonrisa tímida.

-Es que...- suspiró- por primera vez voy a sentarme junto a otra persona en el desayuno.

-Pero ¿no hay más becados?- fruncí el ceño.

-Sí, pero ellos se encierran en su propio mundo, además de que los chicos no suelen sufrir tanto acoso como las chicas, y yo soy la única chica de nuestro curso- se encogió de hombros.

-No tendrás por qué preocuparte ya que a partir de este día podrás comer junto a alguien- le guiñé un ojo.

-¿Seguro que quieres?- ladeé la cabeza confusa- es decir tú eres una de ellos y yo soy una becada, yo no querría estar conmigo.

-Eres demasiado crítica contigo misma, eres una persona genial, porque no hay muchas personas que logran penetrar en mi oscura coraza y tú lo has hecho, no te infravalores- sonreí- además ya un chico con el que me choqué y me llamo becada. Así que supongo que todo el mundo ya me odia.

-¿En serio?

-Sí, era algo raro para su cabecita que alguien le plantara cara.

-No sé cómo puedes tener tanta confianza en ti misma.

-Fácil, porque soy fantástica, y tú también lo eres el único problema que tienes es que analizas cada acción antes de hacerla, disfrutarás mucho más si dejaras de pensar tanto.

-Me asombras, Olivia.

-Es porque soy asombrosa- le pasé el brazo por los hombros- ahora vamos a la cafetería, me muero de hambre, si me sigues reteniendo aquí saldrás muy mal parada.

Se rió.

Nadie parecía notarnos en cuando entramos en la cafetería, eso para mí estaba bien, en este momento no quería tratar con niños pijos y mimados.

Pude ver como las chicas con uniforme de animadoras estaban todas en una mesa juntas riéndose, y señalando descaradamente a los chicos de la mesa de al lado que deduje que eran los jugadores de fútbol. No me sorprendió ver allí al niño desagradable siendo el centro de atención, vi como un chico con el uniforme del equipo estaba sentado sólo en una mesa aparte, sería ese el chico con el que la tal Érica engañó al niño desagradable.

Nos sentamos en una mesa apartada.

-Voy a por el desayuno ¿qué te apetece?- pregunté.

-Quiero unas tortitas y un zumo de naranja.

Élite (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora