Capítulo 60

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Capítulo 60

-¿A dónde nos llevan?- pregunté cuando estuvimos lo suficientemente alejados para que me pudiera sentir segura.

-A casa- me respondió la policía con una pequeña sonrisa en el rostro.

Kyle y yo nos miramos, casa era una palabra un poco fuerte, antiguamente pensaba que mi casa era donde mi madre vivía conmigo, pero ahora... lo más cercano que tengo a un hogar es Élite, y creo que Kyle siente lo mismo.

El coche de policía paró enfrente de la casa de mi padre, porque eso era la casa de mi padre.

Nos bajamos y fuimos escoltados hacia el interior de la mansión, vi como todas las criadas echaban un par de lágrimas y me abrazaban contentas porque estuviera viva.

Entramos en el salón y allí estaban todos nuestros seres queridos, pero no habían notado ninguno nuestra presencia. Clara estaba junto a la ventana mirando sus rosas y hablando junto a la madre de Aarón, mi padre estaba sentado en el sofá junto a Frederick Armas, tía Audrey hablaba animadamente con una mujer rubia, que intentaba contener sus ganas de llorar, por la cara que Kyle puso al verla adiviné que era su madre, y por último Gabriela escondía su cabeza en el cuello de su novio Max en la esquina de la sala.

Max y yo nos miramos, le hice un gesto con la mano en forma de saludo, él me sonrió y le susurro algo a mi hermana.

Ella hizo un movimiento tipo la niña del exorcista y nuestros ojos se encontraron, enseguida un pequeña sonrisa se formo en mi rostro en cambio ella seguía pareciendo en shock.

-Hermanita- dijo con voz quebrada.

Todos se fijaron y Kyle y yo nos convertimos en el centro de atención.

-Hola- sonreí- cuanto tiempo ¿verdad?

Y Gabriela corrió a mi encuentro y nos fundimos en un gran abrazo, mi cabeza acabó apoyada en su hombro y no pude reprimir más el llanto, todo lo que había sucedido los últimos días me golpeó y comencé a llorar.

Mi hermana también empezó a llorar y las dos éramos un mar de lágrimas.

-Chicas- papá se acercó a nosotras y nos abrazó a las dos.

Y me sentí en casa, y en ese mismo momento entendí que mi hogar no era un lugar físico, era donde estaban las personas que quería y aquí estaban todas ellas.

-Papá- murmuré.

-¡Tu padre mucho!- gritó una voz femenina detrás de mí- ¡¿y yo qué!?

Me giré y mi madre y yo nos encontramos cara a cara, habían pasado meses desde que nos habíamos visto en persona pero a mí me parecían años, se había puesto las mechas californianas y pinchado botox en la cara, la veía mucho más joven.

-Mami...

Y las dos lloramos juntas, ella me acarició el pelo y me dio un beso en la frente.

-No vuelvas a dejar que te secuestren ¿me oíste?- dijo mirándome fijamente.

-Tranquila- sonreí- no tengo intención de repetir la experiencia.

Y comenzó la fiesta de los abrazos, todos uno a uno nos fueron abrazando a Kyle y a mí, Gabriela entrelazó nuestros brazos y no se separó de mí en toda la noche, como la madre Kyle tampoco se separó de su hijo.

-Lo mejor será- dijo mi padre- que si quieres irte del internado los sábados vayas en tu coche.

Sonreí.

Élite (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora