Capítulo 8

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Capítulo 8

Como me había dicho Alex la secretaría era un mostrador que había cerca de la entrada, seguramente la habían colocado allí para que los adultos observaran si algún que otro niño mimado de papá había decidido a darse a la fuga, lástima que yo no pudiera.

Había otra figura pidiendo algo por allí pero le ignoré, ya había tenido demasiada hipocresía con aquel chico borde del pasillo, porque así lo llamaría chico borde del pasillo, le pegaba bien el mote.

-Disculpe- llamé a la recepcionista con una sonrisa, ella no tenía la culpa de que los niños de aquí fueran unos malcriados.

-¿Puedo ayudarle en algo?- preguntó amablemente.

-Sí, yo necesitaba mi horario.

-Usted es la señorita...

-Olivia- le corté, no quería que dijera mi apellido, sí, había muchos Martínez pero al parecer los adultos el apellido de mi padre lo decían de forma diferente, en fin problema de ellos.

-Olivia, la nueva incorporación- asentí- si me disculpas voy a buscar tu horario.

Entró en una puerta que había detrás del mostrador, supuse que sería donde guardaban todos los papeles importantes. Sonreí, tal vez podría colarme ahí y hacerle un poquito de chantaje al niño del pasillo, pero no sabía su nombre... Bueno da igual, si es tan importante como él dice seguramente tarde o temprano me acabaré enterando.

-¿Empiezas cuando el curso está tan avanzado?- preguntó curioso el chico a mi lado.

-Ajá- solté. 

No tenía ganas de hablar, después del encuentro de antes se me habían quitado todas las ganas. Sin embargo, el chico parecía querer una conversación conmigo, e ignoró mi indirecta.

-¿Por qué no te quedaste es tu antiguo instituto?

-¿Te molesta que esté aquí?- me giré para encararle, me estaba empezando a enfadar.

-No, no- se apresuró a decir- todo lo contrario, es un honor conocer a una chica tan linda como tú- me deslumbró con la sonrisa que me mostró a continuación.

Me fijé bien en mi acompañante, no tenía nada que ver con el chico borde del pasillo, el pelo de él era rubio como el sol peinado como si viniera de dar una paseo por la playa, en cambio sus ojos eran azules oscuros, como el agua que hay dentro de un pozo.

-No dirías eso si me conocieras- dije convencida.

-Pues déjame conocerte, no creo que me hagas cambiar de parecer pero al menos habré pasado tiempo contigo- me guiñó el ojo y yo me sonrojé.

Sí, lo sé, lo sé, fue demasiado femenino para Oliva la manifestante pero en mi defensa diré que ningún chico había coqueteado tan descaradamente conmigo y tampoco tenían la belleza que él tenía, de eso estaba segura.

-¿Y si resulta que soy una becada?- quería que se echara para atrás pero me sorprendió gratamente.

-¿Una becada?- alzó las cejas- eso quiere decir que eres inteligente y nada presumida, me gustas más con cada palabra que dices- me volvió a sonreír.

-No soy una becada- murmuré cohibida.

-¿Me querías confundir eh?- preguntó juguetón- así que eres de esas...

-No soy de ningún tipo- dije.

Él se rió.

-Eres del mío.

Élite (editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora