Capítulo 25 *

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¡Te extrañe!
(Narra Regina)

Gerardo no sólo había terminado de preparar la comida si no que también había decorado todo con muchas rosas y velas, no tengo idea de como lo hizo tan rápido pero todo estaba increíble

— ¡Esto es maravilloso! — Exclame

— Tú eres maravillosa — besó mi mano

— Eres increíble, muchas gracias enserio — me puse sentimental

— Mi amor pero no llores, ven acá — Me dijo y me llevó a sus brazos — Te amo Regina


Comimos, todo estaba delicioso, Gerardo se puso de pie, buscó en su celular y me extendió su mano, yo lo mire con incertidumbre

— Será entonces que usted, Señora Presidenta, me concedería el honor de — hizo una pausa para hacer una reverencia — ¿bailar conmigo? — No pude evitar reirme pero acepté

Bailamos varios minutos, uno cerquita del otro, este hombre si que olía bien, estar en su regazo era como estar en el cielo ¡Dios! La música se detuvo de pronto, lo miré y sonreí picaramente, él entendió la indirecta y me tomo en sus brazos


— ¡Espera! — lo detuve — ¿Seguro estás bien? — Le pregunté mientras se dirigía a la pequeña habitación de la cabaña conmigo en brazos

— No podría estar mejor — cerré los ojos dejándome llevar

Me bajó lentamente y se acercó a mi, metió un mechón de cabello detrás de mi oreja, me miró y me dio un beso suave en los labios, yo le devolví el beso y luego la mirada, los dos queríamos esto desesperadamente. Desabroché su camisa sin dejar de besarlo y él al mismo tiempo bajaba el cierre de mi vestido, de un momento a otro sin darme cuenta yo estaba recostada en la cama y él estaba posicionado encima de mí, entrelazo su mano en la mía, me miró fijamente, lo traje hacía mi, formé un camino de besos en sus hombros, le sonreí y me di una vuelta, ahora yo estaba en la cima, yo tomaba el mando. Sus dedos andaban en mi espalda y yo necesitaba más de él, tomé varias bocanadas de aire y volví a estar debajo, él bajó su mano por mi pierna y un gemido salió de mi garganta, me levanté, besé su cuello y luego sus labios, su respiración era lenta al igual que la mía


— Te amo, te amo, te amo — Era lo único que repetía en susurros

Luego de haber perdido el control, ambos paramos exhaustos y sonreimos uno al otro


— Te extrañe — Exclamamos los dos al mismo tiempo

Un Amor Para Siempre || EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora