Capítulo 40 *

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No sabía que era su nieta
(Narra Regina)

La expresión en el rostro de Emiliano no me gustaba, me inquietaba mucho

— ¿Es Ximena? — preguntó intrigado Gerardo

— Emiliano ¿algo está mal con Ximena? — insisti, pude notar lo nervioso que estaba y sentí claramente que trago en seco como si las palabras no le salieran, Gerardo frunció el ceño y me acerqué a Emiliano volviendo a preguntar — Cuéntanos ¿qué pasó?

Levanto su mirada hacia Gerardo y luego sus ojos se posaron en mi — Una enfermera vino a llevar a Xime con la niña, pero no era porque está mejor sino para que se despidiera de ella — las lágrimas empezaron a salir — Los doctores no creen que pase la noche

— Ximena no lo sabe ¿verdad? — La voz de Gerardo era firme pero las lágrimas rodaban por sus mejillas, trataba de ser fuerte

— No, ella cree que la niña está reaccionando bien — dijo Emiliano entre sollozos

Yo no sabía que decir, solo sentía como caían mis lágrimas pero no tenía palabras para calmar ese dolor, Emiliano se alejó un poco, secó sus lágrimas y puso una sonrisa en el rostro, tenía que ver a Ximena y no podía decirle nada por ahora. Entró nuevamente a la habitación, en el pasillo me acerqué a Gerardo para abrazarlo, sin embargo él me sonrió demostrandome que estaba bien, en el fondo yo sabía que escondía su dolor, decidimos entonces ir a visitar a nuestra nieta, no sabíamos si sería la última vez

Cuando llegamos a la encubadora donde se encontraba la pequeña Regina, mediante el vidrio un señor mayor le tomaba fotos

— ¿Quién es usted? — pregunté bastante molesta, no quería que la imagen de mi nieta estuviera rodando por ahí, esa foto podia llegar a los medios

— Él es el señor del que te conté hace rato, me hizo varias preguntas y luego desapareció — Gerardo se acercó a él ¿Quién es usted? ¿Por qué le toma fotos a mi nieta? — estaba furioso

— No sabía que era su nieta ¡disculpe! — el señor se disponía a retirarse del lugar

— Elimine la foto — le exigí

— Ya lo hice, muy linda la niña — sentía haberlo visto en algún otro lado

Gerardo se veía furioso así que decidí calmarlo un poco — Cálmate, olvidado ya — su mirada expresaba ira

— ¿Quién se cree? — bufó

— Seguro es un frustrado, alguien encubierto de la prensa, disfutemos ahora de lo importante, de ella — señale a la bebé — De esta preciosa niña que nos eligió como sus abuelos y que lucha cada segundo por su vida, no sabemos si podrá estar mañana con nosotros. Relájate ya y sonriele a la vida — puse mi mano en su rostro y sonreí, Gerardo solo asentaba con la cabeza y poco a poco calmaba su enojo, besó mi frente y sus ojos se iluminaron cuando miró a nuestra nieta otra vez por medio del cristal

Llevábamos varias horas en el hospital, yo estaba totalmente alejada de mi trabajo y eso era preocupante, decidimos con Gerardo ir a casa a tomar una ducha, cambiarnos, descansar un poco y comer o dormir algo

— Los doctores dicen que no pasará la noche — repitió Gerardo — pero ya es de madrugada y la niña sigue respirando

— Eso es una buena señal — lo animé

— ¿Nos vamos? — tomó mi mano y asentí

Emiliano no quiso separarse de Ximena y mucho menos de la bebé, solo nos pidió que le llevemos algo de ropa para cambiarse

Una vez en casa, después de tomar una ducha con Gerardo, me sentí más tranquila despues de tomar un descanso. Mire la hora, ya casi amanecía, el reloj de la mesita de noche marcaban las 5:40 am, me levanté sin hacer ruidos y tomé mi celular, casi me infarto cuando vi más de 50 llamadas, en su mayoria eran de Daniela, tenía un montón de correos y mi agenda estaba que explotaba, no tenía cabeza para tanto, quería renunciar

— ¿Estás bien? — Gerardo se había levantado también

— Mejor, ¿descansaste? — me senté en el borde de la cama

— Más tranquilo — se acercó a mi, retiró mi camisón y lleno de besos mi espalda descubierta

— ¡Gerardo! — Ya sabía lo que venía después

— ¿Si? — se hizo el desentendido y siguió dibujando con sus labios un camino de besos desde mi espalda hasta mi cuello

— Debemos volver pronto — dije casi sin habla, no podía controlarme bajo su toque, era muy difícil decirle que no a este hombre

Un Amor Para Siempre || EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora