Capítulo 36 *

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¡Lo siento mucho!
(Narra Gerardo)

Estaba recostado en uno de los sillones de la sala de espera, pendiente de cualquier noticia de Ximena, dirigí mi mirada hacia donde estaba Regina hablando con Daniela y aún en mi angustia, no pude evitar la risa cuando me di cuenta que Regina estaba muy sonrojada y me miraba con nerviosismo, así que fue fácil deducir que era de mi de quién hablaban

Regina llevaba puesto un vestido blanco con pequeñas mangas que nacían desde sus hombros, en la espalda el descote era en V, era discreto pero elegante y sexy a la vez, la falda del vestido era un poco suelta y llegaba hasta sus rodillas, su cabello resaltaba su hermoso y elegante rostro, sus ojos verdes siempre me llenaban el alma, era perfecta y era mía

Me puse de pie, y pregunté una vez más a una enfermera por Ximena y como había pasado en las veces anteriores, aún no se sabía nada así que me acerqué a donde estaba mi chica y su amiga

— ¿De qué se ríen? — Pregunté intentado ponerme serio

— De una tontería, olvidalo — Respondió Daniela y Regina fruncio el ceño

— ¿Se sabe algo de Xime, amor ? — Regina cambió el tema

— No, aún nada — Le dije mirándola con picardía

— ¿Quieres ir conmigo a la capilla que está en la planta de arriba? — sonrió — le dije a Emi que fuéramos pero quiere estar solo —Regina me miraba con dulzura y yo no podía negarme a esa mirada

— Si mi amor, vamos

— Yo tengo que irme Regina, luego te mando los cambios que hice a tu agenda para que puedas estar más tranquila — Daniela siempre acertaba

— Gracias Daniela, no se que haría sin ti — Daniela la abrazó

— Cuidate Gerardo, espero que todo salga bien — asenti y le agradecí. Tomé de la mano a Regina, caminamos hasta al ascensor cuando nos dimos cuenta que el hospital estaba lleno de periodistas


— Creo que están aquí por ti — Suspiré profundo

— Hablaré con ellos, responderé lo que quieran — ya no importaba nada, ya lo habíamos contado todo y a estas alturas solo quería que Ximena y su bebé estuvieran bien. Me acerqué a donde los guardias de seguridad impedían el acercamiento de los medios

Tardé 10 minutos prácticamente en responder unas cuantas de las preguntas que querían hacerme, esta vez Regina no se había acercado a las cámaras, me esperaba en la capilla, subí y la encontré sentada frente a una imagen de la Virgen de Guadalupe, me senté atrás de ella, y le susurre al oído — Gracias, te amo — sentí como se tensó y su piel se puso chinita al escucharme


— Me asustaste — se giró hacia mi — ¿Gracias de qué? Y yo también te amo

— Por estar aquí conmigo, por querer a Xime, y por cancelar tu agenda por nosotros — sus ojos se iluminaron

— No tienes que agradecerme, ahora somos una familia y siempre debemos apoyarnos en las buenas y en las malas, yo te amo con todo mi corazón y estaré contigo siempre — le sonreí y la besé

Agradeci a la virgen por mi nueva oportunidad de vida y le pedí por mi hija y mi nieta, mi celular sonó interrumpiendo mi plegaria, era Emiliano

— Ya salió Ximena de la operación — me levante muy rápido — ¿Estás con mi mamá? — Preguntó

— Si, ella está conmigo, ya vamos para allá — colgué

— ¿Qué pasó? — Preguntó Regina

— Ya salió Ximena — bajamos inmediatamente

Emiliano estaba con una enfermera y el doctor, pero no había querido saber nada hasta que llegáramos Regina y yo, nos acercamos y la expresión en el rostro del doctor no me gustaba para nada

— La operación fue un éxito, Ximena está estable — sentía un peso menos encima, pero no decían nada del bebé

— ¿Y la niña? — Pregunté

— Nació con vida pero está en la encubadora, sus pulmones aún no están listos, estamos haciendo lo que podemos pero es un caso muy difícil, esta muy pequeña — sentía un hueco en el estómago y a la vez en el corazón, Regina tomó mi mano y también la de Emiliano

— Lo siento mucho — mencionó el doctor, no me gustó que lo hiciera porque la niña aún vivía

Un Amor Para Siempre || EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora