Capítulo 41 *

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No lo creyó necesario
(Narra Gerardo)

A estas altura del partido, yo estaba completamente seguro de tres cosas, la primera, Regina lo era todo para mi, segundo, la vida me había dado otra oportunidad para estar con Xime y por supuesto con Regina, y la última, yo siempre lo daría todo por ellas, básicamente mi vida giraba en torno a ellas. Regina, Ximena y ahora la pequeña eran lo más importante y lo mejor que tenía, no podía defraudarlas

En mi cabeza daban vueltas mil cosas, la recuperación de Ximena, la angustia de saber que pasará con la niña, Regina y su trabajo, y ahora se sumaba el misterioso señor del hospital y a pesar de todo eso, siempre había espacio para los momentos lindos y los besos maravillosos con Regina, cada uno guaradaba algo especial


— ¡Tenemos que regresar! — exclamó Regina casi sin aire, me gustaba como la hacía sentir

— Es temprano — susurré en su oído

Se giró hacia mi, sus pupilas estaban algo dilatadas, la besé y ella correspondió. Su cuerpo era digno de admirar, quité lentamente los tirantes que interrumpían mi paso por sus hombros, sus ojos no dejaban de mirarme, me posicioné sobre ella y sus piernas rodearon mis caderas empujandome más cerca de su cuerpo y rió sin cortar el beso al sentir la erección de mi miembro. Me alejé para desprenderme de mi camiseta, la estudié por unos segundos y no tenía duda, era perfecta, su piel estaba descubierta y solo quedaba su ropa interior color beige, se sentó y sus brazos rodearon mi cuello, su boca dejaba besos por mi clavícula, mordi el lóbulo de su oreja y un gemido salió de su garganta

La recosté sobre la cama, sus uñas en mi espalda provocaban que mis besos se intensificaran, poco a poco mis prendas inferiores y las de ella quedaron en el olvido, levanté sus brazos y entrelaze mis manos en las suyas, la respiración de ambos estaba demasiado agitada

— ¡Eres mía! — dije casi sin voz

— ¡Solo tuya! — era todo lo que necesitaba escuchar.

Ya no había nada que nos detuviera, me deslice sobre su cuerpo una y otra vez disfrutando de cada uno de los besos y sonidos que salían de nuestras bocas

*****

Desayunamos en el comedor, aún era temprano. Le había pedido a la muchacha que arreglara una maleta pequeña con ropa de Emiliano y cosas personales de Ximena, Regina le pidió también que arreglara la pañalera de la niña

— Tengo mil pendientes en la oficina ¿Te importa si te alcanzo más tarde en el hospital? — Me preguntaba como si tuviera que pedirme permiso


— Si, no te preocupes — sonrei — Tienes muy abandonado tu trabajo y eso no está bien

— Voy a cambiarme ¿Vienes? — parecía una propuesta indecorosa

— Vamos — caminamos hasta la habitación

Sus outfits siempre eran muy elegantes, la mayor parte del tiempo eran vestidos pero cuando decidia usar pantalón lo lucía espectacularmente bien, esta era una de esas ocaciones, llevaba un pantalón largo color rojo de corte alto, tacones negros Christian Louboutin y una blusa del mismo color

Un Amor Para Siempre || EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora