Capitulo 51 *

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¡Todo depende de ti!
(Narra Ximena)

Habia dudado en si debía o no, contarle sobre el mensaje a mi papá, pero ya que me descubrió y que no podemos arriesgarnos a nada creo que había hecho bien en comunicarle, después de todo el mensaje no decía nada que me preocupara, sin embargo creo que a él no le agradó porque se habia ido muy rápido y se notaba angustiado

— Señorita Ximena, llegó una caja para usted — todos habían insistido en que necesitaba una enfermera

— Gracias linda — la chica se retiró de la habitación con una gran sonrisa dejando la pequeña caja sobre el buró

No recordaba haber hecho algún pedido de nada, quizá Regina había comprado cosas para Regi bebé y me las había mandado. Me acerqué a la cuna de mi hija para ver si seguía dormida, al comprobarlo me senté en el sillón de la habitación para abrir la misteriosa cajita.

Abrí con cautela, en su interior solo se encontraba una fotografía y un pequeño sobrecito ¿Tanta caja para eso?


Me daba un poco de temor pero a la vez mucha curiosidad, decidí mirar y se me ezpeluco el cuerpo al ver una fotografía de Regina desde un ángulo muy extraño el día de su posicionamiento como Presidenta de México, dejé a un lado la foto con mucho nerviosismo y empece a leer el pequeño papelito que estaba dentro del sobre, decía lo siguiente

"Ahora todo depende de ti, su vida está en tus manos. Calle 505 en el primer callejón. Edificio abandonado, primera planta a las 12:00 pm, no olvides llevar a la pequeña" ~ Sin remitente

Las lágrimas rodaban por mis mejillas y mi corazón latía muy rápido ¿Quién haría esto? ¿Quién jugaría con la vida de un bebé? Definitivamente tenía que ayudar a Regina pero no podía exponer a mi pequeña hija

(Narra Gerardo)

Estaba desesperado, Regina no respondía los mensajes y pasados los minutos las llamadas ya no entraban a su línea. No se había llevado los guaruras y no entiendo como diablos permitieron que se vaya sola. Me subí al coche y me dirigí apresuradamente a la casa, esperaba con ansias que ella estuviera allí

— ¡Regina! — Grité mientras entraba

La busqué en la habitación, en el despacho, en la cocina pero no estaba y ninguno de los que trabajaba en la casa la habían visto. Fui al dormitorio de Ximena abrí la puerta de la habitación y la cuna estaba vacía, no había nadie

— ¡Demonios! — maldeci. Ni Ximena ni la niña están tampoco

Salí de la casa y pude ver que el idiota del guardespaldas de Ximena estaba afuera muy tranquilo

— Gabriel ¿No deberías estar con mi hija y mi nieta? — le reclamé

— Si señor, pero ella salió con la enfermera y me dijo que solo irían a la farmacia que está aquí cerca y me dijo también que no era necesario que la acompañe — se encogió de hombros nervioso por mi tono de voz

— Maldito idiota — dije en voz baja mientras me subia al coche otra vez, quería golpearlo pero no tenia tiempo

Manejaba sin saber a dónde ir, no sabía dónde buscar a mis tres amores, las lagrimas empezaron a rodar por mis mejillas al imaginar que alguien les haría daño. Di una vuelta por las farmacias cercanas a la casa por si lo que había dicho Ximena era cierto pero no las encontré. Ni Ximena ni Dennís la enfermera y mucho menos Regina me contestan el teléfono

Tanto los guardaespaldas de Regina como los de Ximena eran una manada de ineptos, solo tenían que cumplir una orden, NO LAS DEJEN SOLAS

— ¡Maldita sea! — golpeé el volante mientras un semáforo en rojo me obligaba a detenerme

Un Amor Para Siempre || EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora