Tal y como él lo había dicho aquella última vez que lo vi, aquella mañana, él no ha regresado desde entonces, la situación a medida que pasaba el tiempo es más deplorable, más insignificante para todos y cada uno de nosotros, que nos hacemos llamar Judíos. Vi su paso firme y su reverencia antes de marcharse, esa fue la última vez en un mes. No podía evitar sentirme un tanto extrañada, ante las sensaciones que él podría producirme, era una locura, "solo era mi amigo", nada más, o por lo menos yo me quería convencerme de ello, no estaba segura de nada y mucho menos en tiempos como este, en donde es tan escaso, y no solo hablo de la comida, y de todo de lo que ya se no es restringido, sino también de aquellos que puedes llamar tus "amigos", Theo no nos podrá cuidar para siempre, en algún momento caeremos, y él caerá con nosotros, y eso hace que antes de tiempo ya me sienta culpable.
Los camiones de guerra no se han vuelto a escuchar por este legendario lugar de Holanda, desde aquel amanecer, pero eso no significa que no debamos estar atento, la SS cada vez toma más fuerza, en vez de caer, está más fuerte, es más dominante, y las personas siguen creyendo en la estúpida palabrería que usa esa mal nacido de Hitler, me da tanta repugnancia pensar en esa rata mal nacida, creo que ya he dejado lo suficientemente claro que detesto a ese ser humano como a nadie que antes allá pisado este planeta, él debería ser quien pase hambre, y sufra, no nosotros seres humanos limpios y libre de crímenes, pero este mundo es tan injusto, que siempre salva a aquellos que no deberían ser salvados.
― ¡alguien hoy no podrá comer! ―exclamo mamá sacandome de mis pensamientos― ya no nos quedan provisiones, solo tenemos tres insignificantes patatas, media cebolla y una rebanada de pan ― dijo sentándose en el sofá.
― y supongo que tú no serás quien pase hambre, ¿verdad? ―pregunté mirándola fijamente a los ojos, ella no respondió pero yo conocía la respuesta― eres la mujer más egoísta que he conocido en toda mi vida, tú precisamente eres quien no puede dejar de comer, pero todos los demás debemos sacrificar nuestro estomago por el tuyo, no bromees, Sarah, todos comeremos aún sea un plato miserable sopa con tres pedazos pequeños de patata ―dije levantándome del sofá.
― sigo siendo tú madre, merezco respeto, podría darte una buena bofetada ―comentó levantándose de donde se encontraba y quedando frente a mí.
― no me hables de respeto, si no respetas a tu prójimo, pues hazlo, ya nada me importa, por lo menos te digo las cosas en la cara, no tengo miedo de ti mamá, ya no tengo miedo de nada, eres egoísta, calculadora, y actúas peor que una adolescente, parece que aún no te das cuenta, que allá afuera hay una maldita guerra que pretende acabar con todos nosotros, abre los ojos, deja de pensar en ti por una vez en tú vida, no eres la única que sufre, que no nos quejemos todo el tiempo, no significa que no lo hagamos, desearía tener otra madre, o por lo menos que la abuela estuviese aquí, me das pena ―dije mirándola de arriba abajo con despreció, sentí como una mano resonó sobre mi mejilla, me había golpeado, ¡genial! ― no creas que por una simple paliza dejaré de ser quien soy ―aseguré mirándola por última vez.
Me adentre en la cocina con el corazón palpitando con fuerza, en estos momentos odiaba a esta mujer, no podía decir otra cosa, cerré la puerta con fuerza, y me agache hasta tocar el suelo y hasta que pude abrazar mis rodillas, mis lágrimas caían poco a poco por cada mejilla, esta mujer que se supone ser la que más me amé en el maldito planeta no hace más que ser una egoísta, sentía tanta rabia, no lloraba de la pena, sino de la angustia, de lo enfadada que estaba, cada día que pasaba, me cansaba más de todo, nadie nota que sufro, siempre soy yo la que trata mal a mamá, cuando ellos no ven que yo también estoy mal, nadie me ayuda, quiero gritar y simplemente no puedo, estoy atada a esta guerra miserable, a esta vida que me tocó, a veces detesto ser esto, una asquerosa Judía.
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Amor Entreguerras
Historical FictionAño 1939, inicio de la segunda guerra mundial... Él un teniente alemán perteneciente al partido nacional socialista, ella una judía escapando de las garras de Hitler, pero, ¿qué sucederá cuando estas vidas se crucen?