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Me despedí de las personas de las cuales estaba profundamente agradecida, abracé a Jenell con fuerza y una admiración tremenda, no todas se atreverían a tener en su casa a una mujer que está en constante peligro de ser entregada a las autoridades y de ser aniquilados ellos también, eso era admirable, por lo menos para mí lo era, abrace a Hanh en signo de agradecimiento y me despedí de sus hijos, no había mucho que llevar, no había traído más que un abrigo una muda de ropa, atravesé de nuevo ese enorme pasillo que me encaminaba hacia la puerta principal, de haberlo hecho sola el temor y la inseguridad me hubiesen ganado e incluso atemorizado, pero no, iba de la mano de él, de Theo del ser humano al que más he amado jamás.

—Gracias por todo Jenell, jamás sabré cómo agradecerte este gesto, no todos los días encuentras a personas que estén dispuestas a ayudarte o salvar tu vida —ella negó con la cabeza.

—no tienes nada que agradecer, querida —me aseguró sonriendo— lo volvería a hacer, el mundo es injusto Isabella, solo me agradecerás completamente si eres y logras ser feliz ­—me aseguro acariciando levemente mi cabello, me abrazo con fuerza y me aleje con ella.

Sentí cierta nostalgia, en ella había encontrado una de las tantas e infinitas cosas que me había arrebato la guerra para siempre, había encontrado una amiga, una confidente, pero al mirar a mi lado sabia donde quería estar y pertenecer toda mi vida, al lado de él era feliz, me sentía segura, pero sobre todas las cosas me sentía amada y feliz. Tome de su mano con fuerza aferrándome a lo más hermoso que había encontrado entre toda esta destrucción, salimos de la casa y caminamos hasta su auto, mis miedos regresaban y una vez que volví a pisar la acera se hicieron presentes, no podía dejar mis temores de lado, ni mis miedos e inseguridades que significaba estar expuesta y al lado de un joven teniente alemán.

Voltee y mire por última vez hacia atrás, me sentí de nuevo como antes de la guerra, estaba siendo igual a todos, estaba siendo una persona normal sin la discriminación racial que implicaba días como estos, ahí todo eso había quedado atrás, me subí en el copiloto y suspire, estaba asustada, era la realidad máxima, pero si tenía que confrontarme con alguien por el hombre que amo y que me ha cuidado y protegido desde el inicio, pues lo haría, era cierto, el temor era notorio solo con salir a la calle y sentir los fríos vientos golpeando sobre mi cara, pero mis sentimientos eran aún mayores, al igual que la valentía que sabía que tenía dentro de mí, Theo camino hasta el asiento del conductor y encendió el vehículo, acaricio levemente mi mano, se sentía tan bien sentir esa leve caricia de nuevo, ¿en qué momento me había negado tanto a amarlo completamente?, mire por última vez a Hanh y Jenell, nunca sabría cómo pagarles y agradecerles todo lo que habían hecho por mí en tiempos como este, levanté la mano e hice una seña despidiéndome de ellos, una parte de mí se sentía tan feliz, pero otra, y no sabía el porqué, se sentía llena de tristeza e incertidumbre, pero sabía que ahora y nunca más estaría sola nuevamente, quizás mi familia no estaba, pero había escogido una nueva, sabiendo que jamás se podría sustituir a la biológica, pero ahora tenía algo de que sostenerme, cuando la guerra y un dictador me había quitado en la que me sostenía.

***
Llegamos, todo parecía tan tranquilo, solo estar a las afuera hacia que me sintiera como en casa, nos bajamos y caminamos de la mano, la luz de la cocina estaba encendida, no tarde en poner todos mis sentidos en alerta, me acarició suavemente y con solo ese gesto lo supe, no había de que temer, era seguro en su totalidad, llegamos a la entrada y puso la llave en la cerradura y abrió, entre y sentí algo que por más de dos años no había sentido, sentí ese lugar como si estuviera en casa, cálido, seguro y donde me podía desenvolver sin preguntar nada, suspiré y camine me quedé en medio de la sala, él se sacó su abrigo y gorro los dejo sobre el perchero y camino hasta a mí, lo abracé necesitaba más de lo que pensaba de él, unos días habían sido suficientes para darme cuenta que lo amaba más de lo que pensaba e imaginaba.

Amor EntreguerrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora