Amor Entreguerras

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ISABELLA PODOLSKY

No quería mirar atrás, pero se me fue imposible, Theo miraba atentamente como nos alejábamos, lo estaba dejando, él me estaba dejando, nos estábamos abandonando, no habíamos sido lo suficiente valientes, el dolor incrustado en mi pecho no tenía explicación, ya no había nada, ni siquiera lágrimas, mire a Alaric en silencio, él manejaba a toda velocidad dejando atrás la casa la cual había sido mi hogar estos últimos meses, tenía tanto que agradecer, y al mismo tiempo tanto que preguntar, no sabía por dónde iniciar, no sabía cómo agradecería esto el día de mañana, estaba viva, huyendo, pero al fin y al cabo viva, aun cuando no lo podía sentir, porque lo obvio se hacía presente, estaba viviendo el ahora, pero mi interior había fallecido una vez más.

—¿por cuánto tiempo estaré así? —le pregunté a Alaric— ¿cuánto tiempo estaré sin él? —pregunté de nuevo.

Se estacionó, posicionó ambas manos sobre el volante y luego las bajo hasta sus piernas, suspiró, no quería tener que dar respuestas, pero yo las necesitaba, necesitaba saber mi nueva situación, esto lo cambiaba absolutamente todo, me había acostumbrado a Theo, me había enamorado tanto de él, que ahora no sabía cómo era estar sin él.

—Isabella... —susurró mi nombre por lo bajo— no lo sé —negó mirándome— nada se sabe, todo es demasiado incierto por el momento —respondió— estoy, estamos exponiendo nuestras vidas —asentí, lo sabía— en este momento Theo no piensa en nada más que no sea salvarte, está dispuesto a morir con tal de que tú puedas irte y vivir lejos de todo esto, con tal de que seas feliz —carraspeo su garganta y volvió a mirarme— aunque sea sin él —me dijo.

Lo miré en silencio, mientras mis ojos se cristalizaban, no podía pensar que él estaba dispuesto a morir por mí, no podría vivir con ello, no sabiendo que no solo perdí a toda mi familia, sino también a lo más lindo y verdadero que las circunstancias me presentaron, el amor, sí, antes no creía en esto, pensaba que sentir esto por un alemán, y que vestía aquel uniforme que despreciaba y odiaba, era simplemente imposible, me repugnaba, pero la vida da mil vueltas, y había aprendido, durante todo este conflicto bélico, que las personas no son lo que aparentan, que nos dejamos llevar por los prejuicios y por lo que todo el mundo dice, aprendí a dejarlos atrás, y ver más allá del uniforme, vi en sus ojos algo netamente verdadero, observe la bondad que existía en su corazón; me había enamorado de la persona errónea, pero no quería perderlo, no a él también.

—impide que muera, por favor —le suplique mirándolo fijamente a los ojos—se lo que dije en el pasado, pero no podría vivir sabiendo que todo se me fue arrebatado, que el amor de mi vida, también se me fue arrebatada por esta maldita guerra —le comente casi en un sollozo

—haré lo que pueda, Isabella —me dijo tomando levemente de mi hombro izquierdo—créeme se mejor que nadie que esto es demasiado injusto, es una real mierda, pero no puedo prometerte algo que quizá no logre cumplir, no fui capaz ni siquiera de proteger a mi hermana, y no sabes cuánto me arrepiento, me gustaría haber sido más valiente, haber luchado, haberla apoyada en sus decisiones, pero no fui más que un simple cobarde —me conto con sus ojos llenos de lágrimas— quiero hacer por lo menos esto por ella, por Theo, quiero protegerte a ti, porque en algunos aspectos me recuerdas tanto a ella —me confeso.

Le quede mirando a los ojos por unos instante, y le abrace, su hermana tiene que haber sido una mujer asombrosa, él y Theo hablan con tanto amor de ella, que no puedo pensar en otra cosa, me aleje de él, esto apestaba, me sentía nuevamente la basura que se votó como si nada, estaba en una incertidumbre constante, ¿que más me podría suceder?, Alaric retomo el camino, y avanzo en completo silencio, nadie dijo absolutamente nada, me limite a mirar por la ventanilla el lugar, sin duda lo extrañaría, pero si él estaba exponiendo su vida, no me lo perdonaría jamás, y conociendo lo testaruda que puedo llegar a ser, soy capaz de escapar de donde me encuentre con el fin de entregarme y morir yo en su lugar, finalmente es a mí a quien los alemanes persiguen, no a él.