Subí una pierna y luego otra, iba a pisar el otro lado del campo, mis manos y mi cuerpo tiritaban, era la adrenalina, emoción y todo en un conjunto de sentimientos que se me era imposible de explicar uno por uno, nuevamente el q había sido perdido, no iba a quedarme aquí, mire hacia atrás y vi como todos salían, por donde fuera, y como los sonidos de las escopetas a mis espaldas comenzaban a sonar, los malditos nazis no tardaron en comenzar a matarnos uno por uno, tenia los ojos abiertos como platos, y estaba estática observando, esa podía ser yo, mire como muchos seguían subiendo, estaba a la mitad del maldito alambrado, voltee y trague saliva esto se estaba saliendo de control, algunos hombres peliaban por sus vidas y la de todos nosotros, retomé mi camino y no tarde en llegar a la sima, me sentía poderosa y llena de dicha, ahora si que estaba a un paso, pase una pierna y luego la otra y comencé a bajar, ¡yahvé!, no quedaba nada, cuando casi estaba por pisar tierra del otro lado del campo me lancé al suelo, no lo podía creer, el bosque estaba al frente, solo arboles finalmente me separaban, volvi a mirar, y era horrible, muchos cuerpos yacían sobre el suelo, no entendía su ideología y definitivamente jamas la entendería, sentí la mano de alguien tomarme del brazo, era el maldito Müller, lo mire con odio y repugnancia, este era mi momento, me solté de su agarre con rabia, fuerza y repugnancia, me aleje un poco de él y saque el arma que había guardado entre mi falda, y disparé sobre una de sus pantorrillas, el sonido de su asquerosa voz no tardo en hacerse presente, era de dolor, de quejido, nunca antes me había sentido tan feliz de dañar a alguien.
- hasta nunca, nazi mugriento - le dije con una sonrisa en los labios.
- te encontraré rata inmunda y te mataré -me grito con rabia.
- eso esta por verse -le respondi por ultima vez- antes que lo olvide - recordé.
Me arrodille, este yacía sobre el suelo, lo observe con una sonrisa triunfante, nunca más volvería a tocarme ni medio centímetro, me acerque hasta su cara y le escupí.
-Disfruta la saliva de esta asquerosa rata, Müller - le sonrei.
Le di una última mirada mientras se retiraba la saliva de su rostro con asco, me levanté y me digne a correr por todo el bosque, a desaparecer entre los enormes árboles que me alejaba de la carretera, no miraria hacia atrás solo seguiría mi camino hacia la tan ansiada y anhelada libertad, corrí tanto como los pies me Lo permitieron, me sentía cansanda pero no me detendría, debía salir de ahí, correr por mi vida, logré visualizar algo de claridad, la luces volvieron al campo, y con ello los ladridos de los perros se hicieron presente, corrí más fuerte, con más rapidez, sentía a los nazis y a los perros demasiado cerca, me detuve y posicione mis manos en las rodillas necesitaba tomar aire, comencé a dudar si lo lograría finalmente, por yahvé, tenía que salir de ahí como fuese.
Volví a retomar mi camino y corrí con más fuerza, miré hacia atrás, vi como con su pierna toda ensangrentada corría tras de mí, esta vez yo era más fuerte que ellos y que incluso él, podía escuchar los ladridos de los perros cerca de mi , no me podía atrapar, me había costado demasiado para llegar hasta aquí, no me rendiría ahora, me detuve y mire a un lado y luego a otro, en una de mis manos llevaba el abrigo que Theo me había dado, me lo coloque, esto me protegería por un tiempo, pero por supuesto no para siempre, volví a mirar, ¡MALDICION!, estaba atrapada y no tenía donde correr, observe nuevamente, el árbol, no tenia otro opción, así que trepe, tan alto y rápido como se me fue posible, él me estaba esperando en esa carretera, quizá no debería ir donde él, luego sería buscado por la Gestapo por cuidar, proteger y esconderme, eso no era bueno, no para él un hombre que lo había dado absolutamente todo por mi, pero no tenía más remedio, ¿Dónde iría?, estaba siendo egoísta, pero debía cumplir lo que un día prometi, ese recuerdo no dejaba de atemorizar mis noches, no podía dejar de ver su rostro una y otra vez, su cuerpo helado y amontonado con todos los demás cuerpos sin una sepultura digna, suspire, estaba en medio de ese enorme árbol, unas lagrimas cayeron, no podía estar pensando en eso en aquel momento, tenía que estar concentra; termine subir y una vez que estaba en lo más alto, me apoye sobre una de las ramas, y me quedé ahí hasta que viera que estaba libre de cualquier peligro, y sobre todo de esas inmundicias que se creían superiores a nosotros, por el simple hecho de llamarse nazis.
***
Los ruidos habían cesados y por fin logre sentir tranquildad del todo, aun duda si debía bajar o no, ¿qué sucedía si el estaba justo abajo esperándome?, lo último que escucharía sería el ruido de una escopeta disparándome sobre la cabeza, y si bien me encontraba alejada algunos metros del campo no podía dejar de sentir temor sobre la tierra que habitaba, para mi, una judía muchas cosas no se le eran permitidas, mucho se nos habían prohibido, mucho daños nos habían hecho como para continuar con esta tortura, pero si continuaba aquí moriría de una u otra forma, así que con la poca fe y esperanza que me quedaba baje del árbol, sin dejar de temer de nada en ningún momento, asomé desde las alturas un poco la cabeza para asegurarme que nada me persiguiese, vi todo despejado y bajé, con el corazón sobre las manos y latiendo con toda la fuerza que este tenía, era una bomba de tiempo, debía ser rápida, el sol estaba asomándose sobre el cielo, y no tardaría en amanecer y que ellos con la luz del día nos buscaran por este lugar, para ese entonces debía estar muy lejos de aquí y esta vez para siempre.
Toqué la tierra, miré a mi derecha y luego a la izquierda, nada, suspire tranquila, y mis pies emprendieron su camino tan rápido como pudiesen, continuaba con miedo y miraba a cada rato hacia atrás, cuidando de no hacer ruido, pero los nervios y el temor me traicionaron en el absoluto silencio del amanecer, caí sobre las ramas haciendo que el ruido se hiciera presente, los ladridos de los perros no tardaron en volver a escucharse haciendo eco y que así los nazis se pusieran en alerta, yahvé salvame por favor, rogaba una y otra vez en mi mente, corrí, cada vez estaba más cerca de la carretera, no miré hacia atrás solo quería conseguir mi objetivo, huir nada más que eso, seguí corriendo por todo el bosque, no sabía cuanto mas soportaría esto, estaba cansada, pero el recuerdo de mi papá retumbaba una y otra vez, eso me estaba dando fuerza y valentía para continuar con esto, sino estaría muerta hace mucho tiempo.
Me adentré por el bosque y me olvidé de la carretera, corrí con tanta rapidez como se me fue posible, ¡MALDICIÓN!, se sentían cada vez más cerca de mí, observé y no sabía donde esconderme, me gire y ya podía ver como los trajes y los perros estaban cada vez más cerca de mí, solo reaccione algo, tirarme sobre el suelo, si el plan de él funcionaba los perros no reconocerían mi aroma, tomé una gran bocarada de aire y la reserve, olvide la fuerza de los latidos de mi corazón rezaba en mi interior que no me descubriesen, sino sería aniquilada en ese mismo instante, uno de los perros grandes comenzó a olfatearme, sentía mucho miedo, mi corazón a su velocidad máxima y el frío entrando por mis poros, los escalofríos no cesaban, temí por mi vida, pero gracias a Yahvé ellos continuaron su camino rastreando el bosque, solté el aire retenido y me encaminé por el bosque tan rápido como pude, no me interesaba volver a la carretera donde alguien me esperaba, solo quería alejarme de este lugar y caminar tanto como se me fuese permitido, quizá llegaría a varsovia antes que la guerra terminará.
Días después
He caminado por entremedio de los enormes árboles por un largo tiempo, no se donde estoy, ni como he llegado hasta aquí, me siento valiente y fuerte, aunque algo débil, debido a la falta de alimento, pero me sentía feliz estaba lejos, muy lejos de esos infelices que me han hecho daño por tanto tiempo, por fin había encontrado agua, corrí hasta el río y bebí, nunca antes había agradecido tanto el agua, por lo menos me encontraría hidratada y con ganas de continuar con este largo camino llamado vida, lavé mi rostro y por el reflejo de las aguas pude ver como el cabello estaba creciendo cada dia, cuanto lo agradecía, estaba alejada de los nazis, pero para siempre recordaría lo que me hicieron, solo mirar mi antebrazo me lo recordaba, odiaba el día en me marcaron para siempre.
Me alejé del río tenía que continuar mi camino, debía alejarme lo más que pudiese debía impedir que un solo alemán se acercase a mí, la noche poco a poco comenzaba a caer, así que decidí detenerme llevaba días sin dormir, tomé algunos palos que los ordene para que de transformarán en mi cama, era tan sorprendente la vida, un día lo tenías todo y al otro día nada, cada día que pasa agradezco solo el hecho de estar viva, ya mañana o pasado vendrá lo demás, por ahora no pido nada más que seguir viviendo.
Escuché una rama romperse, me levante tan rápido como pude, aun algo somnolienta trepe el árbol, no me podían encontrar, desde arriba pude ver una de sus gorras jamás dejarían de seguirme, esta era mi maldita condena.
-ISABELLA -gritó.
Me congelé, su voz la reconocería en cualquier parte del mundo, él me había buscado, y me había encontrado, para salvarme y protegerme, ¿debía ser egoísta y bajar o debía continuar mi camino incierto por el bosque?.
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Amor Entreguerras
Historical FictionAño 1939, inicio de la segunda guerra mundial... Él un teniente alemán perteneciente al partido nacional socialista, ella una judía escapando de las garras de Hitler, pero, ¿qué sucederá cuando estas vidas se crucen?