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Desperté asustada, gritando, mi cuerpo estaba todo sudado, el temor que sentía era aún mayor, miré a mi alrededor y caí en razón, ya no estoy en el campo, estoy en una cama con cobijas, se me apretaba el pecho solo en pensar que él puede ser asesinado, me levanté y salí de mi habitación buscándolo, si algo le sucediera a Theo no me lo perdonaría jamás, caminé por el pasillo y él venía hacia a mí, con sus cabellos rubios revueltos, su abdomen descubierto, y sus ojos azules completamente preocupados, sonrió en cuanto me vio, corrí hasta él y lo rodee con mis brazos en su cintura, lo toma de imprevisto y luego me corresponde, se siente tan bien, tan acogedor.

—pensé que algo te había ocurrido, Theo —levanté mi mirada y me encuentre con la suya— lo siento, lo siento —me miró confundido, mis ojos están humedecidos y las lágrimas no tardan en caer.

—Isabella... —me dice secando mis lágrimas con ambas manos— solo fue una pesadilla, todo estará bien —prometió— si quieres.... —carraspeo y revuelve su cabello— puedes dormir conmigo esta noche —dice con dificultad.

Lo noté nervioso, pero es la mejor opción que me han dado, asiento en silencio, y él toma de mi mano y me lleva hasta su habitación, aún confundida y temerosa me cuesta abrir las cobijas, nunca antes he dormido con un hombre, lo miro y él me indica golpeando el colchón que me acueste a su lado, insegura me acurrucó a su lado, él rodea uno de sus brazos en mi cintura, es una sensación extraña, lo mire confundida, no sé qué decir, ni cómo reaccionar esto es todo tan nuevo.

—lo siento —se disculpa, niego con la cabeza.

—abrázame por favor —le digo buscando protección en sus brazos— es solo que esto es nuevo para mí —le cuento avergonzada.

Theo sonríe y me rodea con sus fuertes y seguros brazos, siento que los latidos de mi corazón se aceleran con su contacto, tengo tanto miedo que no me importa estar así con él, estar aquí con el enemigo, me he cuestionada demasiado con respecto a mis sentimientos, cuando realmente los conozco, solo que no me atrevo a aceptarlos, siento el calor de su cuerpo con él mío, nunca pensé que me podría sentir tan bien, que él sería quien alejará mis temores, miedos e inseguridades.

***
Se escuchan risas desde la sala, estoy asustada de salir, camino en silencio hasta mi habitación sin ser interrumpida, tomo un vestido y unos zapatos, y me encaminó hasta el baño, agradezco estar limpia, siento pena de ver mi nuca, pero mi cabello ya crecerá, tomo una ducha y pienso en que siento por ese hombre, me sentía tan cobarde, lo sé, mil veces lo sé, suspire pesadamente y salí, me vestí y camine en silencio hasta mi habitación, aun escucho las voces y simplemente temo, no quería salir por nada del mundo, tenía demasiado miedo así que opté por sentarme en mi cama y esperar, me miró en el espejo, no puedo olvidar ni por un segundo lo que la guerra ha hecho conmigo, me ha cambiado en todos los sentidos posibles ¿dónde estaba esa mujer fuerte?, negué con la cabeza, ya no estaba, no era como antes que no temía de los nazis y sus múltiples medallas colocadas sobre sus abrigos, ahora les temo, me aterroriza solo de pensar en la posibilidad de encontrarme con uno de ellos, me matarían de un balazo, ahora no existían las segundas oportunidades, y si no respetaba esta, estaría más muerta que viva.

Mi mirada sigue fija sobre el espejo, esto es horrible, mis mejillas no son ni la mitad de lo que un día fueron, están pálidas y delgadas, no tiene sentido, no vale la pena recordar solo consigo quebrarme y recordar cada día lo que perdí y lo que se me fue arrebatado de la noche a la mañana, no me gustaba este sentimiento, me sentía tan ilusa, me había preocupado de cosas que no tenían sentido, ya no las tenía y jamás regresarían, un día lo tuve todo y hoy estoy aquí en medio de la nada, las voces aún se escuchan desde el comedor, no sé si salir, podría ser cualquiera, e incluso el mismísimo Hitler, en tiempos como este no puedo confiar en nadie, me gustaría no estar sola, deseo con todas mis fuerzas que alguien de mi familia estuviese conmigo incluso mamá, me siento sola en un lugar donde se nos he prohibido todo, y donde debo vivir escondida, y ahora que lo pienso con más tranquilidad, no estoy libre, no mientras esta guerra siga existiendo. La puerta se abrió de la nada, salté del susto, sus ojos azules se pegaron a los míos a través del espejo, él era tan hermoso, tan bueno, tan generoso, noble, tenía adjetivos infinitos para él, no terminaría jamás.

Amor EntreguerrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora