11

311 22 2
                                    

// 16 años \\

Unos meses pasaron. Taehyung al parecer recuperó su estado físico y su tono no tan oscuro en la piel, estuve obligandolo a comer mas de dos raciones, me asustaba verlo así de débil, su piel era tan blanca que parecía de porcela. No segui preguntando el por qué de su desaparición, no es que no quiera, moría por saberlo, pero él no es capaz de decirme y sin importar cuantas veces le ruegue él no recuerda nada.
¿Raro, no?

Sigo sin creerle, tal vez sea la molestia que continua en mi; el no entender por qué me abandono de una manera tan imprevista y tan dolorosa.

Lo único que agradezco es la cercanía que mi pequeño y yo tenemos ahora comparado con cualquier otro momento. A penas lo veo y ya quiero abrazarle por el miedo de que vuelva a irse, no lo dejo solo ni un segundo, tanto que hasta a él le parece extraño, pero no le disgusta.

Estuve la gran mayoría de los días en su casa, o siempre. La mañana en la que volvió decidi ir a mi casa  y para mi sorpresa no había nadie, me di cuenta de lo importante que no soy para ellos, me había echado a llorar y los sabores se mezclaban, odio, impotencia, tristeza, alivio. No sabia por lo que lloraba en verdad, si por el regreso de Taehyung o de lo menospreciado que soy por mis padres.

Pude volver al instituto sin ningún problema, aunque las tareas debía realizarlas, al igual que Taehyung. Para mi suerte, Nancy fue hablar con el director explicando la desaparición de ambos, excusando que estábamos enfermos de algún tipo de enfermedad que se habrá inventado, luego de semanas ambos logramos acabar con los deberes dados, me había dejado bastante agotado aunque para mi suerte bastante alejado de la realidad.

Esos meses fueron los mejores, me sentía tan feliz de estar a cada rato con mi pequeño, hemos visto tantas películas, hemos reído tantas veces, habíamos recuperado los días de su desaparición, los pequeños besos, los abrazos y las caricias que se volvían insuficientes.

Para mi sorpresa, Taehyung me llamaba por las noches diciendo que tuvo pesadillas y que necesitaba de mi. Sin pensarlo me escabullía en mi casa y salia de ella para ir a la suya, entrar por su ventana y acostarme junto a él. Abrazarle, acariciarle y cantarle para que pueda dormir sin temor se había convertido en algo cotidiano, en algo normal para ambos.

Esta noche era una de esas. Esta vez no fue necesario una llamada, yo mismo vine sin previo aviso, quería volver a dormir con él cuantas veces más sean posibles. Estaba subiendo con sumo cuidado a su ventana, debía aferrarme al caño que estaba contra la pared. Había llegado a su ventana y la abrí, ya que siempre la deja abierta, y me adentré sin ningún permiso.

Cerré de la ventana y tome asiento en su cama al notar que no se encontraba en la habitación, me quite los zapatos para estar mas cómodo y los deje a un costado del lugar, esperando a que mi pequeño apareciera. Sin darme cuenta empecé a observar su tierna habitación, el color de las paredes era de un celeste marino, sus cosas estaban bien ordenadas, me levanté de la cama para observar mejor de su mueble ordenado, me acerque y algo llamo mi atención.

Arquee una ceja al ver un papel rosado y con su nombre en él, junto a un corazón. ¿A caso es una carta? Sin querer solté un pequeño bufido, espero que sea de su madre. La tomé y sin importarme la abrí, definitivamente era una carta y una carta de confesión, lo único que estaba escrito era "Taehyung, me gustas" y debajo el nombre de una chica que ni conozco.

¿Taehyung recibió una confesión? ¿Por que un nudo molesto se formó en mi estomago?

-¿Kookie?- Me exalté al oírle, estaba tan concentrado que  no me di cuenta de su presencia. Voltee a verle, no sin antes soltar esa absurda carta, y le sonreí.

El pequeño Tae....// vkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora