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— Por favor, solo quiero invitarlo a salir. —rogaba el Alfa a Noah, ambos estaban en la sala, ya que Kurt y Quinn habían salido a comprar. Después de cenar claro. El Alfa le mandaba unos cuantos alagos al omega, siempre terminaba con las mejillas rojas y bajaba la mirada avergonzado ante tan penetrante mirada que el Alfa emanaba. Y que de alguna u otra forma lo hacía sentir bien y nervioso.

— Ya te lo dije. El tiene que decidir. No sé por qué me lo dices a mí. Ni tampoco se por qué me pides permiso —Noah reía internamente al ver a su amigo desesperado.

— Por que eres su mejor amigo y tú me puedes ayudar a saber que es lo que le gusta —dijo tomando un sorbo del vino en su copa.

— Bien, te diré —suspiro y en los ojos de su amigo pudo ver un brillo más a parte de la sonrisa que se cargaba — No le gustan mucho lo romántico, el es un chico sencillo. Le gusta caminar y me a contado que le gustaría observar las estrellas. —empezó a decir, el Alfa escuchaba atentamente. Hasta que Noah le dio una pequeña advertencia — Bajo ninguna circunstancia le preguntes algo sobre sus padres o su pasado. Por favor, si en verdad quieres cortejarlo no le preguntes sobre eso. El lo hará cuando te tome la confianza necesaria.

Aún confundido asintió y no me pregunto más — Esta bien, gracias en serio. Te debo una —sonrío y después ambos siguieron platicando de cosas sin importancia.

Una hora después, la puerta de la casa se abrió dejando ver a Noah y a Quinn riéndose y con varias bolsas en las manos. Quinn fue con su Alfa y lo beso, después le susurró algo en su odio y la omega subió a su habitación.

Noah gruño — Bueno, bueno... si me disculpan me ire. Adiós —guiño el ojo a Blaine y después le formuló un "suerte" agradeció eso y bastante y después su amigo desapareció.

Se fue dejándolos solos.

El Alfa dirigió su vista al omega, quien estaba ahí parado, con la cabeza gacha y jugando con sus manos. Se vía adorable, tenía un beanie azul pastel, un suéter grande que cabrían sus manos, tenía puesto unos pantalones blancos ajustados resaltando sus muslos y su trasero. Y por último tenía unos zapatos Adidas rosas.

Se veía adorable, pequeño y caliente.

— Hola —se animó a hablar por primera vez. Su corazón empezó a latir cuando sus miradas se cruzaron y el omega le regalo una diminuta pero hermosa sonrisa. Pero después volvió a bajar la mirada.

— Hola —susurró. El Alfa camino hasta el y tomo entre sus manos su barbilla alzando su mirada.

La sala empezó a oler a nerviosismo y miedo. No muy agradable para el Alfa.

— No tengas miedo. No te haré nada —acaricio su mejilla delicadamente. Temiendo que en cualquier momento se rompería. — Eres hermoso.

El corazón del omega empezó a acelerarse. Sonrojándose — G-gracias... —tartamudeo

— ¿Harás algo este viernes? —preguntó. Las piernas del omega flaquearon, y temió caer y quedar en vergüenza. El Alfa estaba cerca de él y eso lo ponía nervioso.

Empezó a sudar por la pregunta que le hizo. Ya sabía para donde iba — N-no... nada... —sonrío de nuevo.

— Perfecto. ¿Te gustaría salir conmigo el viernes en la noche?

¿Escuchó bien? El Alfa bonito lo esta invitando a salir. Por dios, esto era vergonzoso, sus mejillas se sonrojaron y empezó a sudar. Por primera vez alguien lo invita a salir. Al fin se sentía amado y querido. Y se sentía tan bien.

Así que asintió respondiendo la pregunta — Yo-yo... s-si... me enc-encantaría. Si —el Alfa sonrío y los ojos le brillaron.

— Bien. Vendré por ti a las ocho. Nos vemos —beso las mejillas de un omega sonrojado hasta las orejas y después sonrío. Se separó de él, sintiéndose de repente vacío y extrañando el calor del Alfa bonito.

Cuando oyó la puerta cerrándose, dejó escapar todo el aire que tenía retenido en los pulmones y llevo una de sus manos a su mejilla que había sido besada.

¿Esto de verdad esta pasando? ¿El Alfa más hermoso de todos, lo invito a salir?

Se fue a su habitación, ignorando los gemidos en la habitación de a lado. Su emoción y felicidad era grande que lo demás no importaba. Su omega interior chillaba de felicidad.

Se colocó su pijama y se acostó en la cama, agarro una almohada y la puso en su cara y grito. Grito por la felicidad que sentía en esos momentos.

Así, se quedó dormido con una sonrisa.

Alpha&Omega • OMEGAVERSE •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora