#19

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En tus sueños vas a llevártelo —gruño Blaine. Quería lanzarse a la Alfa esa y matarla con sus dientes. El Omega estaba tras él, temblando de miedo y eso Blaine lo podía sentir, lo podía oler.

El nos pertenece. Nos ha quitado algo muy valioso y vamos a recuperarlo, y por eso lo necesitamos a el —explicó la Alfa, trato de acercársele pero el Alfa le gruño con molestia, un Alfa, al menos uno como Blaine, no era bueno verlo enojado. Mucho menos en esta situación.

Y yo ya dije que no vas a llevártelo. Es mío. ¿Entiendes? mío —el Omega estaba mareado. Había Alfas a su alrededor suyo y las feromonas que estos soltaban estaban mareandolo, quería salir de ahí. Solo y únicamente con Blaine, quería acurrucarse contra el y calmarlo.

— ¿Tuyo? No veo alguna marca en su cuello que lo compruebe —se burlo.

Golpe bajo para Blaine. Cierto, no había alguna marca o alguna señal de que el Omega era de su propiedad. Así que si no había algo en el Omega que le indicara a los demás que él le pertenecía, entonces no podía hacer nada.
Pero eso sí, no va a darle lo que estas mujeres quieren. Claro que no.

No se los voy a dar. No es un objeto de nadie. No saben quién soy, tengo más poder del que ustedes se imaginan. Así que váyanse antes de que algo realmente malo ocurra —advirtió.

Las Alfas rieron — Y es que tú no sabes quién es él —miro al Omega — ¿No le has dicho aún, Kurt? ¿No le has dicho que eres una puta y que te gusta que cualquier Alfa te toque? —por instinto, el Omega se arrastró hasta por debajo de las patas de Blaine y se quedó ahí, se acurrucó y cerró sus ojos, queriendo que todo esto acabará.

— No las escuches, por favor. No creas nada de lo que dicen —escucho la suave y temblorosa voz de su Omega. Estaba llorando, no dejaba de temblar y solo quería que alguien lo abrace y lo mime lo que resta de la Luna Llena.

— Dile Kurt. Dile todo lo que has hecho y lo tanto que te ha gustado —estaban acabado con su paciencia, y el enojo y la ira aumentaba aún más — Dile que eres una maldita  puta y que solo has servido para satisfacer las necesidades de los Alfas. Por qué para dos estás, solo para satisfacer. No eres más que un simple e inútil Omega. Oj...—las palabras de la Alfa fueron interrumpidas por una gran y estruendoso gruñido.

Los ojos de Blaine brillaron de color rojo brillante y fuerte. Sus colmillos han crecido y se iba acercando muy lentas a las Alfas quienes lo miraban sorprendidos. El gruñido del Alfa daba miedo, era más como un rugido. El Alfa estaba enojado. Y eso no era lindo.

Ellas sabían que una palabra más, y ellas estarían muertas.

— Más vale que se vayan de aquí y jamás vuelvan —la voz del Alfa había cambiado. Era grave, ronca y profunda. Cargada de ira y enojo — No quiero que pisen este bosque más. Me llego a entrar que lo hicieron y no vivirán para contarlo.

Te vamos a encontrar Kurt. Te juro que lo haremos —le advirtió la líder al omega quién estaba escondido tras un árbol. Lo hizo cuando el mayor se apartó de él, dejándolo solo y desprotegido.

¡Fuera! —rugió. Las Alfas salieron corriendo de ahí como unas malditas cobardes.
El Omega se escondió más en el árbol. El Alfa estaba enojado, así que cuando eso pasa, es mejor darles espacio y esperar a que se calmen.

— Vámonos de aquí —ordenó el Alfa. El menor lo siguió de inmediato sin quejarse. Se fue a lado de el a una distancia prudente, con la cola entre las patas y sus orejas abajo.

— Debes de explicarme lo que acaba de pasar. Es por tu bien, quiero ayudarte y que eso no se interponga en nuestra relación, ¿Comprendes? —ahora su voz estaba más calmada y había vuelto a la normalidad. El Omega con confianza, se acercó más a el y asintió.

Si.

Bien. Le avisaré a los demás y les diré que vigilen el bosque todos los días y que estas mujeres no se vuelvan a acercarse más a ti a mi, o a cualquiera de la manada —explicó — Hay un bebé entre nosotros. No sabemos lo que ellas son capaces de hacer.

Por desgracia el Omega si sabía, y eso lo ponía nervioso y su cuerpo temblaba de miedo al siquiera pensarlo.

De acuerdo —susurró el Omega.

Ahora lo que haremos es dormir y hablar esto mañana con más calma.

El Omega suspiró. Tenía que contar todo esto, contar todo su pasado. Y no había vuelta  atrás. El Alfa se lo había ordenado, y tenía acatarlo.

Alpha&Omega • OMEGAVERSE •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora