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Blaine se tensó y Kurt gruño.
— ¿Como que está aquí? —pregunta el Alfa.
— Si... él está aquí y quiere verte. Él de verdad está mal —comenta la Omega, nerviosa.
— ¿Como supo que estoy aquí? ¿Le dijiste? —frunce el ceño hacia Lily.
La Omega niega, — ¡Claro que no! Acordamos que todo esto sería confidencial. No le he dicho a absolutamente nadie. Ni siquiera tampoco he ido a trabajar...
— Entonces...
— No sé. La verdad es que no tengo ni una sola idea de quién le dijo, o si se enteró o si... o si estuvo siguiéndote o si contrato a alguien... ¡No sé! Hay muchas posibilidades. Ese chico está mal y alguien tiene que ponerle un alto.
— Y ese seré yo —Kurt dice y mira a su Alfa — Ese chico está de verdad loco si piensa que por solo haber follado contigo ya es tu dueño...
— Amor...
— ¡No! Sebastián va a ver de lo que soy capaz y que tú eres mío y mi Alfa. Que él no es nadie en tu vida, él va a tener que entenderlo por las buenas, o entonces esto se pondrá feo.
El Omega estaba enojando de verdad, gruñendo en cada palabra que salía de boca. Sebastián estaba enfermo, estaba loco y estúpido. ¿Quién se cree para venir a ver a Blaine? Kurt se transforma en lobo. Sus ojos brillando de color azul más fuerte y subiéndose a la camilla y acostándose en las piernas del mayor.
Sebastián entró de forma bruta a la habitación, sobresaltando a todos, y al mismo tiempo, buscando a Blaine con la mirada de forma frenética. Quedándose quieto cuando ve al lobo blanco estaba en los pies del Alfa, mirándolo fijamente.
— Blaine... —menciona el Omega, mostrándose preocupado — ¿Estas bien? ¿Que te pasó? ¿Te han atendido bien? ¡Di algo!
El Omega se acerca poco a poco, ya que el lobo parecía querer abalanzarse sobre él — Estoy preocupado. No has ido al trabajo en mucho tiempo... los rumores corren rápido... —dice nervioso.
— ¿Oh, de verdad? ¿Rumores?
El Omega se acerca a la camilla, Kurt gruñe fuerte y se acerca a un más a Blaine.
Sebastián traga saliva — Si, yo me preocupé, fui a tu casa, te busque pero no estabas...
Kurt mira a Blaine, enojado — Fue a tu casa —dice entre dientes — ¿Con que derecho?
