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Sentía todo su cuerpo caliente. Sus músculos habían crecido un poco. Todo su cuerpo estaba bañado de sudor y su miembro erecto y con la punta roja e hinchada. Listo para anudar a su Omega.
El olor dulce y exquisito que Kurt soltaba no ayudaba en nada en su situación, le era difícil contenerse y no poder saltar sobre él y follarlo así como así.
Estaba al borde del precipicio. Una más y caería. La voz dulce de su Omega lo llamaba una y otra vez diciéndole que salga del baño. Kurt estaba dispuesto a él y Blaine tenía miedo. Miedo de lastimarlo y llegar a ser brusco. En su celo llegaba a ser más brusco. Un poco salvaje y dominante en toda la extensión de la palabra. Se dejaba guiar por su Alfa gruñendo y ordenándole.
Y a cada segundo que pasaba las ganas de salir, y tomar a Kurt de todas las maneras posibles, incrementaban. Y ya no sabía que hacer.
— Blaine... por favor... —oyó de nuevo la voz de su Omega — Déjame ayudarte...
Su voz era tan dulce y cargada por la excitación, lo hizo gruñir de inmediato. Si entiendo su cuerpo más caliente y sudoroso.
Y quería tomarlo tan mal. Quería besarlo. Acariciar su piel lechosa y más suave que la seda. Sentirlo alrededor de él apretándose. Oírlo jadear, gemir y pedir por más mientras mientras está dentro suyo.
Y demonios. Quería enterrar sus colmillos en su apetitoso cuello y dejarle claro a todo mundo que el hermoso Omega de hipnotizantes ojos azules y linda sonrisa era suyo y nada más que suyo. De su propiedad. Quería llenarlo de sus cachorros. Verlo embarazado de sus bebés.
Oh, eso se oía demasiado bien...
— Vamos Blaine. Sal de ahí... —se volvió a escuchar la voz desesperada de su Omega a la vez que los golpes en la puerta del baño se hacían más fuertes.
— No... —gruñe, cerrando sus ojos con fuerza — Tienes que salir de aquí...
— Por favor Blaine... Quiero ayudarte, déjame ayudarte... —volvió a insistir. Sintiéndose más húmedo a cada segundo. Aspirando el delicioso aroma que su Alfa estaba desprendiendo.
Dio un profundo suspiro acompañado por otro gruñido — Voy a lastimarte...
— No lo harás. Sé que no lo harás —dijo. Reposó su frente en la puerta — Confío en ti...
— No tengo control Kurt...
— Lo puedes intentar. Te ayudaré —dijo seguro de sí mismo — Soy tu Omega.
Y eso era todo.
Kurt confiaba en él y con eso estaba más contento y era lo único que quería que saliera de sus labios.
Kurt se apartó de la puerta cuando oyó ruidos dentro, el seguro siendo quitado y la puerta siendo abierta.
El menor casi jadea al ver el estado de Blaine.
El sudor cubría toda la extensión de su cuerpo, sus mejillas rojizas al igual que el resto de su cuerpo. No había rastro de color miel en sus ojos, ambos de un color rojo intenso; llenos de lujuria y excitación. Su cabello revuelto y pegándose en su frente sudorosa, sus labios rojos e hinchas de tanto haberlos mordido. Sus músculos en su abdomen y en sus pectorales más marcados y duros. Su espalda más grande y los músculos de sus brazos del mismo tamaño. Y las venas en sus brazos y cuello siendo visibles. Bajando más, en sus pantalones apretados se podía apreciar perfectamente marcada. Siendo aprisionada en la estorbosa tela.
— Omega... —dijo. La voz de Alfa saliendo de su garganta. Dejándolo salir a jugar un poco.
Kurt gimió y cayó de rodillas, respirando de manera agitada y sintiéndose más húmedo que antes. Produciendo más lubricante y si entiendo su propio miembro endurecerse.
— Alfa...
Eran su Alfa y Omega hablándose. Interactuando entre ellos. Comunicándose. Diciéndose todo con sólo mirarse a los ojos.
— Levántate... —ordenó. Con su voz normal, pero seguía siendo ronca y grave.
El Omega lo hizo de inmediato — Si, Alfa...
— Voy a tomarte ahora... —dijo acercándose a él y tomándolo por su cintura, pegándolo a su cuerpo.
— Si, Alfa... —dijo dejándose hacer y mirándolo fijamente a los ojos.
