#31

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Invitó a Blaine a sentarse en la cama. No sabía cómo comenzar, había mucho por decir y  teme que Blaine se fuera después de esto. Aunque sabía que el Alfa no sería capaz de abandonarlo, ni mucho menos al haberle contado su secreto, o como a él le gusta llamarlo, pesadilla.

Tomo un profundo suspiro antes de hablar — Es importante que no hables ni gruñas o algo así. Necesito que me escuches, ¿Entendido? —lo miró seriamente.

Y entonces el Alfa supo que se trata de algo grave y serio. Asintió — Si, lo prometo.

— Bien, aquí voy —cerró sus ojos — Lo primero que debes saber es que mis padres... ellos... ellos murieron. Fue cuando les dije acerca de mi orientación sexual —sonrío al recordarlo. Sus padres se lo habían tomado bien y eso le alegraba demasiado — Ellos lo aceptaron. Sobre todo mi papá, pensé que iba a decepcionarse o a enojarse... pero no pasó eso, solo me abrazo y me dijo que no importa, que son mis gustos y que estaba bien —suspiró. No debía llorar. Debía ser fuerte — Mi mamá lloro —río un poco — Se veía feliz porque tal vez me había armado de valor al decirlo. Ya sabes, No es fácil decirle a tus padres que eres gay, lesbiana o bisexual. Ella está orgullosa de mi y me amaba tal cual era. De verdad la quería y la quiero demasiado —su voz comenzaba a temblar conforme contaba su historia. Blaine lo escuchaba atento, sin despegar la mirada de él — Ellos iban a ir al supermercado a comprar la cena. Después de unas cuantas horas de mi confesión. Ellos se despidieron de mi, besaron mi frente y me abrazaron... y jamás pensé que esa sería la última vez que los iría a ver... —sus ojos se cristalizaron y sus labios temblaron. Blaine solo quería abrazar a su novio y besarlo, pero no podía, no hasta que terminara de contar la historia — Me llamaron, diciéndome por teléfono que mis padres habían muerto a causa de un accidente automovilístico. Yo no sabía que hacer. Estaba destrozado, no quería salir de la casa. Mi Omega estaba igual o peor que yo. Lloraba mucho y tampoco tenía ganas de comer, sólo me la pasaba encerrado en mi habitación y dormía —tenía su mirada perdida, recordando cada detalle y cada momento. Recordarlo hacia que su corazón volviera a estar roto, le dolía recordar a sus padres cuando ya había logrado superarlo. Pero debía decirle a Blaine cada detalle, si no lo hacía, ese peso que tenía en sus hombros y la opresión en su pecho jamás se iría — Por ser menor de edad, me dieron en juicio y contactaron a mis tías... ellas me adoptaron... fue el peor error que jamás hayan hecho en su vida, pero aún así ellas eran mi única familia en esos momentos. Mis abuelos habían muerto, mis demás tíos y primos estaban fuera del mapa. Así que los más cercanos... eran ellas —y ahí es cuando sabía que las cosas se complicarían — Pensé que todo con ellas iba a ser feliz. Pensé que me amaban, e incluso le dijeron que me iba a ayudar a olvidar lo que había pasado. Y lo hicieron... creo que lo hicieron... pero lo hicieron de la forma más... más repugnante y sucia... —supo que no podría seguir conteniendo el llanto que y el nudo sus tenía en la garganta. Supo que en cualquier momento iba a colapsar. Y Blaine no estaba listo para escuchar lo que su novio estaba por decir — Ellas me vendieron... me... me... p-pro-... —ni siquiera había podido terminar de decir aquella palabra. Empezó a llorar. A llorar y a llorar. Se sentía sucio en esos momentos, las imágenes de aquellos asquerosos Alfas tocándolo lo hacía querer vomitar — Ellas no tenían dinero. Y la única manera de obtener dinero fácil fue... vender mi cuerpo. Les gustaba verme llorar y sufrir. Les gustaba escuchar mis gritos. No supe cuantos Alfas estuvieron tocándome, manoseándome. Pero fueron muchos Blaine —lo miró fijamente —, muchos... ellos estaban tocando mi cuerpo sin mi consentimiento. Incluso llegaron a golpearme... y a ellas... a ellas ni siquiera les importaba. Solo querían el estúpido dinero. No me dejaban salir de mi habitación. Me tenían retenido en una habitación con solo una cama vieja y desgastada y un baño pequeño. Me quitaron mi teléfono y cualquier otro aparato que podría ayudarme a pedir ayuda, no me daban de comer, o bueno, solo comía lo que ellas dejaban. Me trataban como a un perro. Y ni siquiera los perritos deberían de ser tratados así —Blaine estaba estático. La rabia y las enormes ganas de matar a esas mujeres y a esos Alfas crecían a cada milésima de segundo. Quería ver sangre, quería ver a esas mujeres sufrir — Me prohibieron ver a Noah. Me habían dicho que me olvidara de él porque jamás volvería a verlo... —sus lágrimas seguían cayendo por sus mejillas. Aún dolía todo. Aún no se atrevía a mirar a su Alfa, pero sabía que estaba enojado, pero más sus enojado furioso. Podía olerlo en el aire.

Blaine después de bastante tiempo, decidió preguntar — ¿Como es que escapaste de ahí?

— Salte por la ventana —fue su respuesta — La casa tenía un jardín en la parte de atrás, había una cerca con una pequeña puerta de madera. Estaba cerrada y cuando la abrías saltaba una alarma. Por suerte sabía en donde guardaban la llave. Así que abrí la puerta y la alarma había saltado. Yo había corrido. Corrí y corrí hasta adentrarme al bosque. Yo había entrado en celo minutos después, así que me quedé más tiempo en el bosque —suspiro y limpio las lágrimas. Ya se encontraba más calmado y con pensó menos encima — Noah me había encontrado. Y me trajo hasta aquí aún estado inconsciente.

El Omega ya no hablo más así que supo que había terminado con su historia. No podía creer lo que acababa de escuchar. Aún estaba en shock y sorprendido. Sobretodo enojado, furioso. ¿Como se atreven a hacerle algo así? Eso está por verse.

Iba a vengarse.

— ¿Estas enojado? —le pregunto el menor sorpresivamente.

El Alfa negó rápidamente — No, amor. No. No contigo —abrió sus brazos y dejó que el menor se acurruque entre ellos. El menor suspiró de alivio. Los brazos se sentían cálidos, lo hacían sentirse protegido. Ronroneó cuando el mayor comenzó a acariciar sus cabellos — Esto no va a quedarse así. Fue difícil y siento mucho lo de tus padres. Pero lo que tus tías te hicieron no tiene perdón. Así que... te vengare por todo lo que te hicieron. Lo harán pagar todo, lo juro —hablaba más para si mismo que para Kurt. Se encontraba tenso y hablaba entre dientes.

— ¿Que harás? —le pregunta el menor. Aferrándose a él.

— No te preocupes por eso. Déjamelo a mí... —y en su cabeza ya estaba planeando algo para su dulce, dulce venganza.

Alpha&Omega • OMEGAVERSE •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora