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Capitulo dedicado a @iRoss14

— ¿Esta bien este? —estaba indeciso, entre unos pantalones blancos ajustados, marcando su gran trasero y sus regordetes muslos. O unos pantalones negros rasgados de las rodillas y también ajustados. De camisa escogió unos paws sweater* uno negro y otro azul marino. Aún no sabía cual comprarse y su amiga estaba igual.

Quinn lo miro de arriba a abajo, analizándolo, asintió y lo miro — Los pantalones negros te quedan realmente bien, y con el sweater te ves tierno. Estoy segura de que le va a gustar.

Se miro al espejo por última vez y pues si. Ella tenía razón, se le ven bien.

— Bueno, entonces me llevaré estos —sonrío. Entro al vestidor de nuevo y se puso la ropa que traía puesta, tomo la ropa que iba a comprar y salió del vestidor.

Los dos se dirigieron a la caja a pagar, y no pudo evitar pensar en la cita que tenía mañana en la noche con el Alfa bonito, era su segunda cita y estaba claro que lo estaba cortejando. Y no podía negarlo, era el Alfa más hermoso que jamás vio.

No sabía que iría a pasar en la cita, pero estaba algo nervioso y tenía miedo, aquella vez cuando había despertado de sus muchas pesadillas, le dijo a Blaine que le contaría sobre su pasado, pero no quería. No quería llorar frente a el, no quería llorar como un bebé.

Quería que fuese romántico. Que fuera mágico, quería que el fuese su primer beso real, quería que el fuese su primera vez, no pedía mucho. Su omega estaba triste y eso lo ponía triste también.

Esas horribles pesadillas seguían en su mente y cuando cerraba sus ojos podía ver las caras de los Alfas que lo tocaban y que lo destrozaba por dentro y por fuera. Solo quería que alguien lo ame de verdad y que le diga que todo iba a estar bien.

Estando con él, se sentía a salvo, protegido y amando.

Se sentía tan bien.

(...)

Estaba preparando la cena cuando escucho unos rasguños en la puerta. Dejó de hacer lo que estaba haciendo y se dirigió a esta, agudizó su oído y escucho unos pequeños gruñidos desconocidos para el.

Pero un delicioso aroma bien conocido para el.

Pero aún así, algo le decía que debía abrir la puerta. Dudoso la abrió y al instante cayó al suelo, sintiendo un gran peso encima suyo. Se quejó del dolor y después abrió los ojos encontrándose dos orbes rojos brillantes, su pelaje tan negro como la noche era suave y el hocico estaba pegado en su nariz.

El lobo que tenía encima le gruño y el río.

— ¿Blaine? —curioso. El gran lobo se quitó de encima y se sentó sobre su trasero, giró la cabeza mirando a la persona frente a el.

Los ojos del lobo dejaron de ser rojos y pasaron a unos hermosos orbes color ámbar.

Si. Era el.

— Que lindo lobito —sonrío. Acaricio sus orejas y su pelaje, el lobo movía su cola de un lado a otro mostrando su felicidad. Se acercó al omega y le lamió toda la cara.

El menor chillo y río mirándolo quitando todas las babas del lobo — No hagas eso. Malo —saco la lengua de forma infantil y río de nuevo.

— ¿Que haces aquí? —preguntó levantándose del suelo.

Vine a verte —habló en su mente haciéndolo marear un poco.

Esto de la telepatía no le agrada en lo absoluto. Pero por el Alfa haría una excepción.

— ¿Porque? —preguntó sentándose en el sillón, el mayor lo siguió y también se sentó sobre su trasero.

Te extrañaba —admitió. El menor se sonrojó y sonrío.

— Eres tan tierno —acaeció sus felpudas orejas y el lobo cerró los ojos disfrutando de las caricias del menor.

No más que tu —coqueteó.

— Basta. Harás sonrojarme —río nervioso, cubriendo sus mejillas.

No te tapes, me gusta cuando te sonrojas —confesó. Lamiendo las manos del menor,

— Hay veces en las que tu también te sonrojas. Solo que no te das cuenta —comentó.

Eso no es cierto —negó. Sacudiendo su cabeza.

— Si. Lo haces.

Que no —ladró.

— ¿Por que no te transformas? —preguntó curioso.

Luna llena —dijo — Los Alfas no pueden transformarse en su forma humana al acabar. Los omegas y los betas digamos que tienen más autocontrol. Es por eso que tú no te transformas —explicó. Se le había olvidado por un momento que era Luna Llena, de todas formas estaba empezando a sentirlo — Nosotros los Alfas se vuelven más posesivos con sus omegas y aún más si están en espera. Se mantienen en sus manadas cuidando de cualquier peligro o amenaza —termino su explicación.

Debería de saber ya todo eso, pero aún tiene dieciséis años. Hay cosas que todavía no entiende. Pero poco a poco logrará entender.

— Ya veo —se levanto del sillón y se fue a la cocina. Y como suponía con el lobo detrás de él.

— ¿Quieres quedarte a cenar? —preguntó el omega. Mirando al lobo negro, quien seguía cada movimiento del menor.

Cuidándolo.

Me encantaría —el lobo sonrío.

— En ese caso... —fue al refrigerador y saco de la nevera un paquete de carne. Cruda.

Abrió el paquete y busco un plato, después se dirigió a Blaine y se lo dejo frente a él.

El lobo olió la carne y ladro, empezando a devorarlo todo.

Kurt rió. Y negó con la cabeza sonriente, este será una Luna Llena divertida.

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