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Blaine tenía demasiado trabajo

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Blaine tenía demasiado trabajo. Quería terminar lo más antes posible antes de que se le haga tarde para su cita con el Omega. Por qué claro, no es cualquier Omega, es su Omega. Hermoso, de ojos azules, hermosa sonrisa, lindas mejillas regordetas y rosadas, pequeña y linda nariz, y su cuerpo; Dios mío, su cuerpo era de infarto, una pequeña y estrecha cintura, un enorme trasero, un abdomen plano en donde sus huesos podían verse un poco, sus pequeñas manitos, sus muslos, su delicioso aroma, una mezcla de frutas y a lluvia... En fin, todo. Todo en el Omega era hermoso y perfecto.

Se imagina todo un futuro con el menor. Tener a pequeños corriendo por la casa, una linda marca en el cuello de su pareja, y también, un hermoso anillo en el dedo anular.

Pero primero lo primero, pedirle que sea su novio. Ese era su objetivo en esos momentos. Después besarlo, oh si; había estado queriendo hacerlo pero simplemente el Omega parecía que no quería, porqué siempre desviaba su mirada y se sonrojaba. Así que en esta cita era pedirle su novio y darle su primer beso.

Un olor desagradable tanto para el como para su alfa, se hizo presente. Interrumpiendo sus hermosos pensamientos.

¿Es que acaso este chico jamas se cansaba? Ya estaba hartándose de él. A cada rato, cada que tenía oportunidad, se restregaba contra él y le coqueteaba. Era una zorra, acostándose con todos en la empresa, pero claro, buscaba más a Blaine por interés, porque era el que tenía más dinero, y como no va a tener más dinero que todos los demás y es el dueño de la empresa.

La puerta de su oficina se abrió, dejándose ver a Sebastián con una sonrisa estúpida en sus labios, camino hacia el, moviendo sus caderas tratando de parecer verse sensual, obviamente fracasando terriblemente.

— Hola Blaine —le dijo y sin permiso se sentó en su regazo.

— ¿Que crees qué haces? —gruño y lo apartó bruscamente.

— ¿Que es lo que tú crees qué haces? —le dijo cruzándose de brazos.

— Vete de aquí antes de que te saque yo —le amenazo. Sus ojos comenzando a brillar de un rojo claro.

— No se que te pasa. Desde que conoces a ese estúpido ome... —fue interrumpido por gran estruendo y un gruñido tan fuerte, que lo hizo silenciar de inmediato y caerse de rodillas al suelo. Temblando de miedo.

— No voy a permitir que le hables así a mi Omega. ¿Entiendes? —le dijo con la voz ronca, y sus ojos volviéndose más rojo. Su aroma volviéndose más agrio; un aroma de Alfa enojado.

— Si, Alfa —le dijo en susurró.

— Vuelvo a escuchar que hablas mal de mí Omega ya sea frente a mi o a mis espaldas, no voy a responder y haré de tu vida un infierno —le siseó — ¿Entendido? —usó su voz de Alfa.

— Si Alfa —chilló.

— Ahora quiero que te vayas de aquí antes de que algo más pase —le gruño. El Omega se levantó del suelo, con sus piernas temblando y su cara pálida.

— Haré lo que sea para tenerte Blaine. Porque eres mío, mío —y solo salió de la oficina dando un fuerte portazo, temblando de miedo y claramente enojado.

Blaine se quedo ahí. Más que enojado y gruñendo. ¿Que se creía Sebastián para haber insultado a su omega de esa manera? Nadie tenía derecho de insultar a Kurt, de su pequeño y lindo Kurt.

Tras unos minutos más de calmarse, regresó a su silla, suspiro profundamente y obligó a calmar a su Alfa, quien aún seguía gruñendo, y también se obligó a calmarse a si mismo, y solo comenzó a terminar con su trabajo que tenía pendiente. Por suerte ya le quedaba poco y tal vez en una hora más, iría por su Kurt e irían a la cita.

A su segunda cita.

Alpha&Omega • OMEGAVERSE •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora