O C H O

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Capitulo dedicado a itsxpau

Abigaíl me parece creída y debería dejar de fingir ser alguien que no es. Ella me causa vergüenza ajena por no aceptar a quien quiere de verdad ❤❤❤

Y a Soraxis

Abigaíl me parece adorable y deberia dejar que sus sentimientos tomen la iniciativa. Ella me causa mucha curiosidad en cierta forma ❤❤❤

El deseo de dar nitidez a mi vista se convirtió en una necesidad así que con mucho cuidado giré el pomo de la puerta de mi habitación y al cerrarla detrás de mí procuré el mínimo rastro de bullicio.

Mi puerta me colaboró con eso y al estar dentro de la pieza pegué un brinco y caí en mi cama. Ella no me hizo rebotar, porque no era del tipo lujosa y cara; aunque tampoco me hizo golpear, porque no era del tipo "cama de piedra". Agarré con dificultad mis lentes que se encontraban en mi mesa de luz, la habitación siempre había sido oscura, por lo que la acción se me hacía casi imposible.

Mi hermana dormía plácidamente en la habitación que está a mi lado y no tenía intensiones de levantarla, sólo quería dormir. Aunque me di cuenta que ya no podía. Tomé mi tableta e hice el intento de leer. La escena era perfecta: un abanico que repartía brisa fresca hacia mí, ningún alma a la cual pudiera molestar o viceversa, toda la casa estaba a oscuras y para completar estaba lloviendo. Si, de nuevo lloviendo, pero esta vez por las 4:33 de la tarde.

Iba por el capítulo veintiuno de mi literatura actual, mi preferencia por los libros en formato PDF yacía en mi poca experiencia con los impresos. Mi hermana se estaba bañando para ir con su novio.
Me cansé. No iba a poder dormir así, dejé a un lado mi tableta y me senté al borde de mi cama. Rasqué mi cabello con mi dedo índice sin saber qué hacer. En mi boca se instaló un bostezo largo y profundo.
Me levanté de nuevo descalzo y salí de mi habitación; giré mi cabeza a la derecha solo para confirmar que no había nadie. Sarah había apagado el WiFi y por lo tanto me dejó sin internet. La luz de su habitación, ya no estaba encendida y la del baño tampoco así que caminé con confianza pero me sobresalté al oír una puerta cerrarse bruscamente.

Miré hacia atrás por instinto y a los segundos caí en cuenta que se había ido. Estaba solo.
Me dirigí al baño a hacer mis necesidades y mis pies tocaron humedad en el suelo, esto gracias a que alguien se había bañado recién. Salí de allí dispuesto a cumplir con mi misión.

Corrí por el pasillo pero me detuve en seco y me agaché. Comencé a gatear por debajo de la ventana; pegado a la pared para que la vecina, de ochenta años, no me viera. Bueno, la vecina no era tan agradable, y menos cuando llovía. Cuando logré pasar por allí corrí hacia el garaje y observé un espacio vacío, en el cual solía descansar la motocicleta de mi hermanita. Encendí el mando del WiFi. Y repetí la técnica usada para volver a mi habitación.

Suspiré cansado pero sabía que la señal tardaba en llegar, entonces apoyé mi espalda en el umbral de la puerta de la habitación de visitas, luego di un paso al frente y ya estaba dentro queriendo con todas las ganas del mundo descansar. Me tiré en la cama y miré hacia el techo, pensé en reflexiones sobre todo lo que me pasaba y como alma poseída me senté al borde y agité mi cabello junto con mi cabeza; salí de la habitación dejando la cama un poco desordenada.

No me fijé mucho en eso y volví a tomar mi tableta que ya estaba conectada a la red para seguir leyendo mi libro favorito; Y no me importaba que el sueño me atacara de seguido.

Por fin había hallado la manera de relajarme... Paró de llover y sabía dónde se iba a encontrar Abbey en ese momento. Tomé mis llaves y bajé las escaleras, comí algo antes de partir.

Me alegra decir que mi relación con Abigaíl funciona, es decir, ha mejorado, por lo menos ya ríe conmigo de vez en cuando y no dice nada sobre estar juntos en la universidad, confía más en mí, aunque éste mes que pasó la he cachado llorando un par de veces, y eso no me gusta. Es lo único que no me cuenta y yo no la interrogo aunque me intrigue al punto de querer arrancarme el cabello con las manos.

Sacamos la mejor nota en el trabajo que hicimos;
Ese día Abbey se fue tarde de mi casa, yo diría que a eso de la una de la madrugada. Cerré la puerta detrás de mí. Caminé y me detuve sorprendido... Bien, hoy me tocaba la motocicleta.
Creí que Sarah se la había llevado porque el garaje estaba vacío pero estaba aparcada afuera.
Me subí en ella y partí hacia donde creía que la encontraría. Era la conclusión más certera después de casi dos meses de convivir con ella.

¡La vi! Con sus manos pegadas en ese barandal sin rencor alguno por lo que hace tiempo pasó, casi pierde su vida aquí y le sigue encantando el lugar tanto como a mí.

Ella estaba llorando... ¡Maldición! No otra vez... Juro que se me parte el alma cada vez que la oigo sollozar, y que es la causante tanto de mis sueños como de mis pesadillas.
Di unos pasos derecho y hacia delante, asegurándome de no asustarla. La quería, la quería demasiado así que no pude evitar limpiar su llanto de sus pómulos y sentirme un poco mejor. Ella me ofreció una débil sonrisa que me demostraba su aprecio, había aprendido eso de ella, le cuesta sonreír y que lo haga cuando está conmigo es lo más reconfortante.

—Hola —le dije

— ¿cómo estás? —me preguntó ella y fruncí el ceño un poco.

—Bien Abbey pero... ¿cómo estás tú? Sabes que odio que llores...

—Lo sé. Estoy confundida —confesó— siento que —limpió su rostro— ahora más que nunca lo necesito.

— ¿A quién? —ella se sobresaltó y lágrimas comenzaron a bajar por su cara, cosa que me sorprendió por haber pasado de manera tan repentina... Rompió en llanto como hace unos meses cuando me di cuenta de lo débil que era.

—Perdón, a nadie. Ignora eso —habló rápidamente— Te agradezco Thia, por estar cuando te necesito aún cuando ni yo misma sé que te necesito, aprecio todo lo que haces por mí y... —arriesgándome a todo la abracé fuertemente cortando esas palabras que tanto le costaba decir y la sentí suspirar con pesadez— Te quiero —me dijo y me sorprendió, ¡por fin lo dijo! ¡Primer Te Quiero! La abracé más fuerte haciéndole saber que cuenta conmigo pero luego se separó de mi lentamente poniendo sus manos en mi pecho— No puedo hacer esto perdóname...

Asentí sin comprender y Abigaíl sólo se fue a su casa dejándome sólo allí como tantas eran las veces...
Nunca había correspondido a un abrazo mío y eso me entristecía porque...

¿Quién o qué le impedía eso que ella tanto quería?

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N/A

Thanks&Xaii

AdvarselⓢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora