Levanté mi vista.
Se estaba besando con Bruno en mí rostro.
Lentamente veía cómo sus labios se fundían y se movían a la par, veía cómo él la tomaba de la cintura y Abbey le correspondía.
Observaba cómo Bruno lo estaba disfrutando pero entonces clavé mi vista en el rostro de la chica... Ella no lo hacía. Era un beso en el que parecía que se comieran entre sí como mis dos amigos. Sin embargo no percibía felicidad o sentimiento. Y cuando por fin se separaron, no percibí ese brillo en sus ojos, es decir, siempre que me mira a mí, sus ojos color miel brillaban y me hacían sentir... Importante.No entendía nada.
Ayer por fin me dijo que me quería y hoy se besó con el chico de los lentes de contacto.
Aquél chico que se burló de ella hace tiempo cuando la vio hablando conmigo y aquél que se paralizó cuando la vio en el aire a punto de morir. Si, ese que no fue capaz de ayudarla cuando casi perdía la vida... El cabecilla de aquella burla.La ira me invadía y me sentía impotente por no poder hacer nada, por no tener el derecho a reclamarle a Abigaíl. Ella lo miraba sonriendo y su deseable sonrisa se tatuó en mi cerebro. Era esa que me daba a mí y escondía al percatarse de eso.
Separé mi cuerpo del marco de la puerta en el cual estaba apoyado presenciando la escena. Di media vuelta, sintiendo su mirada en mi nuca y caminé a la cafetería.
Tomé asiento en una mesa alejada en un rincón del lugar después de pedir un capuchino.Comencé a sorber la pequeña tacita y en eso llegó a mi lado una chica que no me molesté en mirar. Una chica que reconocí rápido porque era la única que se me acercaba mientras nos encontrábamos en éste edificio.
— ¡Hola! —me gritó en el oído en el momento que sonreía.
Subí la cabeza y observé su rostro, tenía los labios hinchados y no quise seguir mirando lo que me destruía así que bajé de nuevo la cabeza y seguí tomándome el café ignorando su saludo.
—Oye, ¡estoy feliz! —Me informó— estuve con Bruno y...
—Felicitaciones —le contesté con desgana. Como dijo Sarah, ella me había cambiado desde el año pasado, ahora he vuelto a ser como antes... Opaco, indiferente e inexpresivo y eso me hacía mal.
— ¿Qué ocurre? ¿No estás feliz por mí? —habló a lo que yo le daba un sorbo largo a mi taza de capuchino, tragué y le contesté.
— ¿Debería estarlo? No comprendo... ¿ha ocurrido un suceso extraordinario del cual debería sentirme radiante de felicidad?
Ella frunció el ceño. Mi sarcasmo evidente la dejaba sin palabras...
—Pues no exactamente, sabía que no estarías feliz por eso pero creí que si te decía cómo me sentía compartirías mis sentimientos. ¿Te cuento? —interrogó entusiasmada y me dolía que se engañara a sí misma.
—No me interesa.
Me levanté de la mesa, caminé hasta la cocina y sentía los pasos de Abigaíl sobre mis talones.
Deposité la taza de vidrio en el lavaplatos, los alumnos estaban en clase y teníamos una hora libre ya que nuestro profesor estaba algo enfermo, mas tarde llegaría un suplente.Traté de seguir caminando pero Abbey me retuvo del brazo.
— ¿Estás molesto? —la miré con furia y la intimidé— ¿Tú crees? Sabes perfectamente que estoy enamorado de ti ¡Maldición! No debía caer en tu juego pero así fue —Me acerqué a ella y dio un paso atrás pero su espalda golpeó levemente la pared y esto hizo que se detuviera. No la inmovilice, sólo estaba en frente suyo, hablándole, cansado de todo, con ira— Me ilusionaste... Estos meses en los que suavizaste tu actitud ante mí, ¿Eso fue un juego? —separó sus labios y la corté— ayer, cuando me dijiste que me querías... ¿Eso fue mentira?
—No sé a qué te refieres Thiago, eres mi amigo así que si te quiero...
— ¿Tienes alguna idea de lo que me dolió verte besando a Bruno? ¿De lo que me duele que te obligues a negar que yo te gusto? ¿De todo lo que me duele que ofrezcas tus labios para herirme?
—No sabía —desvió la mirada y comencé a exasperarme.
—Olvídalo por favor, no quiero estar contigo, sólo... Olvídame. Haz como si no me hubieras conocido ¿si? De paso me darías un motivo para alejarme.
— ¡Pero no quiero que te alejes!
—Quiero saber porqué lo hiciste pero no te pediré una explicación, sabes que siempre he respetado tus decisiones y tu vida, pero me veo obligado a recordártelo porque tú no te das cuenta...
Hecho furia salí de allí y me dirigí al aula. El suplente llegó en unos minutos a dictar clases y todos los chicos entraron al salón.
Me senté en mi sitio e hice el intento de quitarme mis lentes pero en verdad que no veía absolutamente nada.Volví a ponérmelos y escuché atentamente las palabras del maestro, tratando de ignorar las miradas de la chica que se hallaba en el asiento de al lado.
—Chicos, buenos días. Mi nombre es Esteban y reemplazaré a su maestro por una semana; él me entregó un cronograma de lo que quería que realizáramos durante ésta.
Sacó de su mochila una hoja tamaño carta y leyó:
—El maestro me permitió escoger los equipos de trabajo —volví mi vista de mi libreta hasta su rostro rápidamente esperando lo siguiente que pasaría— pero con la condición, de no separar a Abigaíl y a Thiago —a sus palabras mi alma cayó al piso, es cierto que éramos la pareja favorita del profesor pues siempre que trabajábamos juntos sobresalíamos del resto— dijo que son el mejor equipo así que me espero un buen resultado de su taller.
Me puse en pie con dificultad y mi mirada conectó con la mirada temerosa de Abbey, todos los alumnos me observaban esperando la frase que en los últimos meses nadie había escuchado salir de mí.
Era la envidia de los chicos al trabajar con Abigaíl pero era lo que menos me importaba ahora.—Señor Esteban, con todo respeto... ¿Podría permitirme trabajar solo? O... ¿Con otra persona?
Los presentes me observaron con los ojos abiertos y luego giraron a ver a Abbey, la cual bajó su cabeza ante tanta atención.
—No lo sé, tengo que preguntarle a su maestro... ¿Pero por qué cambia su opinión? Por lo que me contaron ustedes dos se llevan muy bien, incluso pensé que eran novios.
—Pues no, ni me llevo bien con ella y mucho menos somos pareja profesor.
Una silla rechinó y entonces vi a Abbey correr afuera del salón.
Tomé asiento y comencé a dibujar, todos me observaban esperando que fuera tras ella.Eso no iba a pasar...
La clase continuó y no volví a verla en todo el horario.
Waaaas
❤
Xaii
ESTÁS LEYENDO
Advarselⓢ
Romantik«Todo era muy evidente para mí, pero para los demás inexistente» Mezclar la vida normal con las tragedias que te dejan a un paso de la muerte puede no ser tan buena idea, pero a ellos nadie les ofreció otro camino. √Todos los derechos reservados. √H...