C U A R E N T A Y D O S

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Una noche más había pasado y yo no había dormido bien a causa de los incesantes recuerdos que me destruían y me reparaban sin un orden específico. En ese nuevo día no fui al hospital. Hablé con Sami, hablé con Luis, quien ya había sido dado de alta, hablé con Jefftey incluso y me di cuenta de que no tenía a nadie para compartir esos momentos.

Me levanté de mi cama a eso de las siete de la mañana, mirandome en el espejo del baño y notando las lagañas y ojeras que tenía. Eran innecesarias después de todo, pero el insomnio me estaba matando. Me duché y arreglé para ir al gimnasio dado que necesitaba distraerme.

Maquillé mis ojeras con base correctora y me quité los lentes. Opté por descansar un día de esas pequeñas cosas y luego me dirigí a la cocina, mi estómago rugía porque ni siquiera tuve fuerzas de cenar la noche anterior. Después de que Jeffrey me permitiera ver ese recuerdo de Meeshell y su pareja me percaté de que había vuelto a la realidad y que la mujer con la que hablaba estaba justo como la había dejado cuando me sumí en el trance.

La noche pasada había estado pensando en todo; en la confesión de Luis, en la de la señorita Vanessa y en hoy. Me preocupaba mucho mi aspecto, se notaba a leguas lo mal que había dormido estos días, pero hoy debía trabajar y si no iba corría el riesgo de que me despidiesen.

Después de divagar sobre mi vida, una idea estuvo creada en mi cabeza. Comencé a planear las cosas en las que me centraría de ese momento en adelante. Me senté en el escritorio de Meeshell y tomé un lápiz cercano para anotar las cosas en las que mi vida se basaba. Era como una lista de quehaceres básicos que debía anotar para cumplir lo más pronto posible.

Ir a trabajar.
•Ir al gimnasio.
•Visitar a Meesh.
•Cocinar.
•Dormir.
•Asearme.
•Cambiar las SD's de la cámara.
•Asear la casa.
•Prepararme para hoy.

Dudé en escribir la siguiente cosa...
Miré atentamente el papel en el que escribía con mucho pesar. Lo anoté en el siguiente ítem pero en seguida me cuestioné; ¿Debería hacerlo una prioridad? Mi corazón comenzaba a doler de solo pensar en el hecho de que seguir con eso ya no cabía en mi agenda; de que comenzaba a sacar esas cosas de mi vida y me estaba haciendo un poco bien.

Buscar a Abbey.

Mi mano dolió cuando tomé la goma de borrar y eliminé el ítem. Una lágrima solitaria cayó en el papel. Empuñé las manos con ira y giré mi cabeza hacia otro lado evitando ver mi propia letra. Mi sorpresa fue que al volver a ver el papel, el ítem que borré estaba escrito de nuevo. Mi reacción fue simple: abrí los ojos todo lo posible y me caí de la silla hacia atrás.

Respiré con pesadez y de forma rápida. Estaba asustado, cosa que no era fácil de lograr en mí. De un momento a otro reaccioné y volví a levantarme para comprobar que efectivamente ese ítem seguía escrito y fue entonces que fui testigo de la magia; a un lado del lápiz que dejé en la mesa, un frasco con paletas comenzó a ser visible. Lo agarré entre mis manos justo cuando todas ellas desaparecieron dejando una sola. Con índice y pulgar me encargué de que la inscripción fuera legible alzando el pedazo de madera a la altura de mis ojos.

"La amas por tener esa sonrisa que odiaba mostrarte."

Froté mis ojos con fuerza y volví a leer. Las paletas tenían cambios y esa era la primera frase que Abbey leyó cuando le regalé el frasco de las cien razones. Las otras paletas aparecieron nuevamente.

"La amas porque aún cuando ella no quiere, su presencia alegra tus días."

"La amas porque cada palabra que pronuncia te hace temblar."

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⏰ Última actualización: Mar 30, 2020 ⏰

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