Me le separé un poco y le mostré una sonrisa de consuelo a Angélica. Luego di paso a las palabras, que me hacían dudar, en enorme cantidad sobre si decirlas o no.-Perdoname pero...
-No te gusto -interrumpió- me lo esperaba.
Solté un suspiro de resignación, me lo había hecho más fácil al estar preparada para cualquiera de mis reacciones.
-Lo siento mucho hermosa, pero estoy seguro que allá afuera hay un chico que si te cuide y te pueda dar todo el amor que tu necesites, que esté dispuesto a formalizar una relación contigo y a sostenerla poniendo de su parte.
-Eso creo -me dijo y descifré un código de desilusión en ella.
-No te angusties -tomé su mano, como cuando éramos chicos, y la conduje a la motocicleta.
Dimos una vuelta rápida por toda la ciudad y la incomodidad rebosó el vaso de mi paciencia que llevaba interno en el cerebro, a causa de que Angélica buscaba millones de maneras de acercarse a mí y cuando estábamos de pie en algún lado, actuaba como si fuésemos pareja. Yo debía aclararle que eso no era así, que tenía que respetar mis decisiones aunque una de ellas rompiera sus ilusiones...
La llevé hasta la casa en la que se estaba hospedando y quise despedirme, nos adentramos a una casa pequeña, ni había nadie. Giré sobre mi eje y Angélica aprovechó la falta de equilibrio para hacer el intento de besar mis labios. Cosa que me disgustó y me hizo hablarle firmemente.
-Oye, no puedes hacer ésto -le dije dándole un pequeño empujón- ya te expliqué hermosa, te quiero mucho, pero no puedes obligar a nadie a corresponderte, quisiera que supieras mi posición, no es que quiera herirte, pero hay alguien, y no es sólo alguien, ella es todo para mí. Y juro que pronto encontrarás a esa persona que hable de ti como si fueras poesía. Pero por favor, esto es algo muy ridículo, muy bajo para ti.
-Perdón -bajó la cabeza, por que soy muy sensible la levanté tomándola del mentón y le di un suave beso en la mejilla.
Ella sonrió y me guiñó un ojo antes de entrar a la cabaña.La había pasado genial de no haber sido por esa confesión, creo que toda oportunidad de llevar una amistad sincera acaba de irse por la alcantarilla. Y me alegra saber que no es culpa mía.
Eran ya las cinco de la tarde, no volvería a mi casa porque no había nadie. El paseo de mi hermana sería de tres días. Aparqué en el camino de cemento del antejardín y toqué el timbre como ésta mañana.
Pude ver la sombra de Abbey por el vidrio de la ventana pero ella se fue de la sala y dejé de contemplarla, me extrañé de su acción y volví a tocar el timbre.Abbey estaba ignorándome, sabía que estaba adentro ¿porqué no me abría?. Comencé a golpear la puerta confundido y extrañado.
-Abigail sé que estas allí. ¡Abreme, soy Thiago!
Me tuvo un buen rato tocando la puerta y el timbre, hasta que se dio cuenta de que no tenía caso ignorarme, pues yo era capaz de golpear esa puerta hasta media moche si así lo quería y mucho más con la curiosidad de saber cuál era la razón de mi novia para hacer tal cosa.
Entonces la ví a lo que abrió, ni siquiera me miró a la cara, solo volvió a adentrarse. Fue hasta su habitación, ignorando completamente mi llegada.La seguí procurando llegar a su lado pero ella se tiró en la cama boca abajo. Su respiración se hallaba entrecortada y no se dignaba a mirarme; me apoyé en el umbral de la habitación y ella dio la vuelta para mirar el techo. Precioné el encendedor de luz y las lámparas brillaron. Oí un gruñido salir de su garganta con fuerza y decisión.
-¡Apagalas! -me gritó. Al parecer; enojada.
-¿Porqué? -me separé del umbral y me senté en la cama.
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Advarselⓢ
Roman d'amour«Todo era muy evidente para mí, pero para los demás inexistente» Mezclar la vida normal con las tragedias que te dejan a un paso de la muerte puede no ser tan buena idea, pero a ellos nadie les ofreció otro camino. √Todos los derechos reservados. √H...