Ay pus AMO. ESTE. CAPITULO.
Preparense mentalmente porque va a estar buena la cosa 7u7rr***
La noche pasada transcurrió bien en su totalidad. Mi enfado trató de ocultar la vergüenza que me daba el estar frente a Alex recién salida del baño, mientras me reclamaba un objeto de su propiedad. Mis vellos se erizaron pero él no lo notó ya que me esmeré en que no ocurriera, luego le ordené salir de mi habitación. Propuse cambiar las dichosas toallas para que él no usara la que yo había utilizado.
Esa noche era oscura, densa, las orientaciones se perdían en la inmensidad de la negrura. En unos meses fui la chica más feliz a la hora de dormir. Encendía las lámparas que Thiago me obsequió y me permitía pensar en él hasta que mis ojos estuviesen dispuestos a ceder frente a la presión de estar despierta. Algunas dudas vinieron a mí como era costumbre. ¿Cómo habría muerto mi padre? recordaba con claridad todas las veces que me lo había cuestionado... Perdí la cuenta. Pero por mínimo, sabía que su muerte era digna. Natural. Odiaba tocar el tema, y por eso no investigué a fondo. Me obligué a ser capaz de ver su rostro en el ataúd el día de su entierro. Cerré los ojos con fuerza para evitarlo una vez más, luego concedí el sueño.
*******
Me levanté con un leve dolor en mi espalda baja, las comisuras de los labios caídas y los sentimientos en el inframundo. Nada me podía hacer sentir bien. Me levanté de mi cama con pesadez, porque sinceramente estaba aburrida. Me dirigí a la cocina y sin pensarlo mucho dejé a mi vista deleitarse con el torso desnudo de Alex. Me controlé. Él es una atracción turística mortal maldecida, en la que nunca en mi sano juicio debería entrar. Alejé de mi vista esas imágenes sin sentido y me concentré en mi desayuno.
Literalmente, era un día más común que el nombre "María". Mis ojos se ponían en blanco cada mínimo, dos minutos. La razón estaba muy clara: Estaba sola con Alex en la mansión.
Al recordarlo, sentí hormigas paseándose por la punta de mis dedos y se esparcían a la velocidad de la luz, hasta instalarse por un corto periodo de tiempo en mis clavículas. Un aire helado entró por debajo de mi batola para dormir, me dirigí a mi habitación dejando a Alex en la cocina. Él me había preparado el desayuno así que por modales le agradecí.Sacudí mi cabeza y al tirarme en la cama pude sentir cómo se movía toda la comida que estaba dentro de mí. Las luces se encendieron por sí mismas y fruncí el entrecejo, tomé asiento a la orilla de la cama y en mi vista una perfecta silueta de Alex me asombraba. Me parecía de alguna manera, totalmente irreal; rayos de luz irradiaban de cada parte de su cuerpo y achiné mis ojos tal y como había tenido que hacerlo la noche anterior al tener las luces de su auto encima.
Su sonrisa estaba perfectamente alineada y sus ojos oscuros ahora eran de un color extraño, entre verdoso y celeste. Sólo conocía a una persona con esos ojos, y no era sólo una persona, si no Thiago. Esos, en definitiva no eran los ojos oscuros y misteriosos de Alexander Martínez. Me sentí mareada. Con la mente repentinamente en blanco me levanté con una sonrisa inexplicable hacia el chico que descansaba parado en el umbral de mi puerta.
No pude pasar por alto el hecho de que no me pareció a consciencia la acción anterior, yo no me había levantado por mí misma, una fuerza superior y gravitacional me había jalado de forma sutil, intentando convencerme de que estaba en mis cinco sentidos, pero no fue posible, no conmigo. Lo noté y me extrañé. Le ordené a mis pies quedarse en un mismo lugar del suelo, quietos, inmóviles. No funcionó. Aún con mis pies clavados en la alfombra, ese extraño revoltijo volvió a mi estómago y algo volvió a jalarme.
Corrí al baño y me incliné hacia el excusado, esperando como solución rápida, la vuelta del desayuno inusual que me había tragado esa mañana. ¿Acaso Alex puso algo en mi comida? ¿Habrá tratado de intoxicarme? ¿Matarme? ¿Drogarme? O quizá... ¿Sedarme?
El miedo se adueñó de mis demás emociones, se hizo cargo de cada uno de mis movimientos, con mi cabeza gacha, me levanté de el piso de mi baño y caminé hacia mi abrigo que del perchero colgaba a un segundo de caer.-Saldré a tomar aire -le informé al castaño pasando por su lado sin mirarlo a la cara, me intimidaba... Él no me respondió.
Me puse el abrigo impermeable, pues afuera llovía a tipo rocío¹, me giré a la derecha y cerré la puerta de entrada de la mansión Garcés. Una mueca de tristeza se acopló sin permiso en mis labios, estaba muy triste y no conocía el por qué, cosa que me impacientaba. Caminé un rato y mis ojos dieron con una pequeña cafetería, a la vuelta de la esquina. Me dispuse a llegar a ella. Moví mis pies de mi sitio en el andén, miré a lado y lado para cruzar la acera. Un escalofrío me invadió de nuevo. Mi vista se tornó borrosa por unos pequeños instantes y mi espalda baja volvió a doler. No sabía el origen de aquellas sensaciones.
Caminé firmemente a la cafetería arrastrando mis pies. Una voz masculina totalmente reconocible armonizó en mis oídos.
-¡ABBEY! -Él me gritó- estoy aquí, ¡date la vuelta!
Me paralicé totalmente. Esos vocablos comenzaron a hacerme temblar.
(Papá, ¡lo has traído! Él está aquí, ¿Lo observas? ¿Me observas, padre? Sabía al dedillo que tu lo trajiste, por Dios, ¡gracias!...)
La mayoría de las veces, mis emociones no salían a la luz, puesto que no había un motivo viviente que me indujera a hacerlo. Por lo menos eso creía yo. Pero no era así, ahí estaba...
Giré sobre mis talones y pude ver claramente a Thiago Fitzumark. Éste iba acompañado de una chica, una chica de baja estatura que, aunque me esforcé en grabar, no pude concretar. Los dos se miraban brillantes, así como lo estuvo Alex hace minutos. Cubrí mi boca con las manos, dejando caer el paraguas. Thiago irradiaba una luz propia, luz blanca y... Mágica, soltó la mano de la chica y corrió tan rápido como pudo hasta chocar conmigo e inundarme en un abrazo fuerte por el cual casi perdía el equilibrio. No me creía nada de eso. Mis sensaciones de alguna manera se fundieron, como colores en obra abstracta.De repente dejó de llover. La felicidad que me controlaba no me permitió reflexionar sobre lo extraño que había sido ese instante. El sol volvió a salir de un santiamén y la chica que se había quedado atrás se adentró en la cafetería. Unos segundos después de reconocimiento Thiago palpó mi rostro como si fuera imposible el que me hubiera encontrado. Por lo menos era lo que yo sentía. Los movimientos se mezclaron rápidamente y sentí sus labios sobre los míos en un arranque de ansiedad. ¿Era eso un resumen? ¿Una señal o algo? ¿Era mi Thiago el que estaba besando mis labios en ese preciso momento?
Una presión en mi pecho interrumpió el apasionado momento, me quedaba sin aire. La sorpresa fue tan mutua.
Todo brillaba, como si el mundo fuera místico, ficticio. Mi sonrisa desapareció al ver un camino de neblina, que se arrastraba por la acera grisácea que antes solía verse húmeda y por lo tanto, de un color más oscuro. Pero ahora estaba perfectamente seca. La neblina dio vueltas en mis pies y subió hasta meterse en mi pecho produciéndome la sensación de ser apuñalada.Entonces no tuve control de mi cuerpo y me encontré con los labios hinchados de Thiago. Un segundo después me di cuenta de que lo había empujado haciéndolo caer. Le apuntaba con un revólver y sus ojos clamaban piedad.
Mi mano no tembló, pero no era yo quien apretó el gatillo, obviamente yo no haría eso. Una mano de alguien a mi espalda tomó mis dedos facilitando la acción. La bala atravesó el pecho del moreno tirado en la carretera. Un agujero negro nos consumió y entonces abrí los ojos y grité con todas mis fuerzas.
-¡Thiago, no! -gotas de sudor bajaban por mi frente. Observé mi habitación con la respiración entrecortada y Eli se apresuró en entrar en ella- ¿Dónde está? -le pregunté.
-¿Qué te ocurre? ¿Quién o qué? -recapacité y pedí la hora- Tres de la madrugada mujer, estás loca.
No me podía creer que lo hubiera soñado todo. ¿Qué pasaría con Thia? ¿Está en peligro o está... Muerto?
-Quiero agua -informé yo.
Elizabeth asintió con la cabeza y la vi salir de mi cuarto. Me senté con los codos en las rodillas esperando a que volviera y reflexionando sobre mi pesadilla. ¿Matar a Thiago? ¿Alguien tuvo que ser la persona detrás de mí?
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Advarselⓢ
Roman d'amour«Todo era muy evidente para mí, pero para los demás inexistente» Mezclar la vida normal con las tragedias que te dejan a un paso de la muerte puede no ser tan buena idea, pero a ellos nadie les ofreció otro camino. √Todos los derechos reservados. √H...