Al siguiente día; pude despertar con facilidad a las cinco de la mañana. Habiéndome aseado, me puse los lentes. Luego de que apagué la luz de mi habitación, me encaminé a la cocina; preparé un poco de café y comí con pan de queso. Sostuve la taza mientras me servía y seguidamente la voz ronca de una pelirroja recién levantada se hizo notar.
—Mmm -gimió. Di vuelta a mi cuerpo para encontrarme con su melena despeinada y sus ojos hinchados- Me huele a tinto...
—Se dice "buenos días" -hice comillas con los dedos imitándola, pues, ella solía hacerlo la mayoría de las veces.
—Como sea, tengo hambre cariño, y unos cólicos del infierno, algo dentro de mi estómago se mueve rápido haciendo crack, así que no me molestes –me dijo, seria.
Sonreí por su comentario y la vi abrir la nevera, supuse, en busca de comida. Me acerqué a su cuerpo dejando la taza del café en el mesón; la rodeé con mis brazos, abrazándola por la espalda de modo que, ésta diera en mi pecho. Meeshell se paralizó ante mi tacto, sobé su abdomen delgado con mis manos frías y mis labios se aferraron a su oído para susurrarle: —Estás embarazada -dicho eso la solté y la maratón "corre por tu vida" se desató.
—¡Seas idiota! -me gritó golpeando la puerta cuando me encerré en su recámara. Reí hasta que me dolió el estómago y creí que mi desayuno saldría por mi boca.
Cuando estuve seguro de que se retiró de la puerta, salí del cuarto, fui al mío y busqué por mucho tiempo mi cartera, luego, pasé por la sala y vi a Meesh llorando como magdalena a lo que transcurría "La Bella Y La Bestia". Llamé su atención y le lancé una tableta de pastillas. Que atrapó al aire de forma ágil.
—Adiós, Magdalena -me despedí- Suerte con tus cólicos.
—Gracias -me contestó con desgana- ¡Ahora, largo! Déjame oír.
Sali rápido de la casa, con mis llaves al bolsillo. Tomé un mototaxi para ir al trabajo. Llegué sin rodeos y crucé la puerta; le sonreí a Sami como saludo y éste pareció derretirse ante tal gesto. Me reí de nuevo y lo volví a saludar con normalidad.
—¿Qué hay de nuevo?
—Pues nada, mira, hoy te toca en la sala Z#23 y mañana en la AB#4«Que sistema tan confuso» pensé.
—¿En español? -lo vi negar con la cabeza y rodar sus ojos.
—La primera del segundo piso y luego en la cuarta del primero -me respondió.Suspiré y le di las gracias, siempre me daba problemas el código de las salas, no era numérico, ni por orden alfabético, ni por colores... ¡Ni nada! Sólo tenía letras y números revueltos, que no tenían un significado propio. Según Samuel, esa era la prueba de los nuevos, para ver si son inteligentes y responsables. Lo que me alegraba, porque ya tenía bastante tiempo de trabajar allí, y no recibí una amonestación o queja del jefe.
Me dirigí a mi oficina, puede que no sea creíble pero ya tenía mi espacio personal en el edificio. Tomé de allí, mi cámara principalmente y la metí en mi bolso junto con las demás cosas con las que trabajo. Caminé con seguridad hasta las escaleras, al lado, el ascensor, pero como era un solo piso, subí por las escaleras de color grisáceo. El edificio estaba constituido por un hambiente moderno que me fastidiaba, yo era la única persona que al entrar, llevaba ropa informal; a diferencia de Sami y los demás empleados, que todos los días se miraban con smokins, yo en cambio, iba con jeans y camisetas de colores oscuros, por que tampoco me pasaba de la línea. un
Las chicas y señoras que eran modelos, siempre caminaban por los pasillos con ropa a la moda, rebosante de Glamour. Cosa que me empalaga. Me gustaba más que las mujeres se vistieran con ropa sencilla, que a su vez fuera bonita, así como visto a Meeshell.
Terminé de subir las escaleras y en seguida vi un largo pasillo, recordé lo que me dijo Sami y conté las salas hasta llegar a la cuarta. Abrí la puerta y una rubia de piel trigueña me esperaba felizmente. Su rostro se iluminó al verme, y con el efecto fantasmagórico que me ofreció, revisé si las lámparas estaban encendidas, Dios, que cosa tan extraña. Tuve que hablar con ella un rato y más luego le dije que me dejara verla. Ella se levantó de la sillita blanca, y se posicionó sobre las paredes también blancas en las que sacaba las fotografías para la revista de la agencia. Muchas de estás chicas eran llevadas a otros países por su buen físico de modelos y sus aptitudes.
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Advarselⓢ
Romance«Todo era muy evidente para mí, pero para los demás inexistente» Mezclar la vida normal con las tragedias que te dejan a un paso de la muerte puede no ser tan buena idea, pero a ellos nadie les ofreció otro camino. √Todos los derechos reservados. √H...