V E I N T I T R E S

143 53 38
                                    

Terminaba de instalar la cámara que Marieth me compró. Me encontraba en la azotea. Mi nuevo lugar favorito. Era lo más parecido al balcón de mis desahogos en la universidad; porque podía ver muchas casas y edificios. Trataba de tomar una foto perfecta al paisaje del atardecer. Zarkey y Athena corrían por toda la azotea. Hoy debían irse de nuevo. Unas manos rozaron mi cintura y giré mi cuerpo encontrándome con Alex.

-¿Qué haces, Abbey? -me preguntó.

-¡Maldición, me asustaste! Ya iba a sacar la foto -le solté frustrada y a la vez con el pulso acelerado.

-Uy lo siento, acomódate de nuevo y listo.

-No es tan fácil querido Alex, ya tenía el ángulo perfecto -resoplé.

El chico entornó los ojos y lo sentí mascullar algo que no me molesté en averiguar, frente al hecho de que no había comprendido. Suspiré cansada e hice el intento de volver a tomar la genial foto que logré hace segundos. Intento, en vano, ni todos los consejos que me había enseñado Thiago, me sirvieron en presencia de Alex, que clavaba su mirada en mí todo el tiempo. Era algo satisfactorio saber que ya tenía un mes en su misión de "conquistarme" y no lo lograba; pero a la vez me incomodaban todas las veces que hacía acto de presencia frente a mis ojos.

Me rendí al saber que el sol no se hallaba en el punto en el que lo quería. Suspiré frustrada otra vez y me despedí mentalmente de aquella imagen que sólo se encontraba en mis difusos recuerdos, al momento que hacía puchero, cruzaba mis brazos, demostrando mi indiferencia hacia Alex; lo observé sonriendo con burla ante mi posición. Volví a ver a las perritas mientras jugaban y saltaban libres y le pregunté de qué se reía.

-Arruiné tu fotografía y te hice enojar -rió. ¿Se estaba burlando de lo que él había causado en mí? ¿Se estaba burlando de mí?

En ese momento Zarkey, que imaginariamente, era más agresiva que Athena, corrió hacia nosotros y luego un grito por parte de Alex me hizo pegar un respingo y ponerme en alerta. Aparentemente la pequeña Shih Tzu lo había mordido en la pantorrilla derecha y ahora se miraba saltando en un pie y gimiendo de dolor. Zarkey seguía ladrándole y yo no aguanté la risa. Unos segundos más tarde Athena se nos unió a la sinfonía de ladridos y carcajadas. Alex me fulminó con la mirada e hizo que mi panza doliera y me partiera en dos mientras me reía a carcajadas y arcadas con mis manos en el estómago, casi me atragantaba.

Zarkey, es una pequeña de raza Shih Tzu, los cuales se caracterizan por tener una hermosa cabellera larga; pero ella, era especial, pues no era de raza pura, sino cruzada con French Puddle. Estos por el contrario, son de cabellera china, con muchos rizos cortos y por eso Zarkey es la primera ShihTzu china.

-¡Perra chandosa! -le gritó Alex, haciendo referencia a que no es de raza pura, y como él está obsesionado con su clase alta, los consideran "Perros de calle" o sin calidad.

Mi semblante se tornó serio cuando lo vi lanzarle una patada que la dejó unos metros más atrás chillando fuertemente.

Me acerqué a él furiosa con pasos largos y le propiné una sonora bofetada, que lo hizo tambalearse y sostenerse de la pared. Ya luego corrí hasta la cachorrita y la levanté del suelo. Partí corriendo por toda la mansión hasta encontrarme con la silueta de Eli, sostuvo a la china entre sus brazos y me llevó a su habitación de manera improvisada, lugar desordenado donde estuvimos un buen lapso de tiempo, intentando que mi perrita dejará de chillar y manquear.

-Ya ya -repetía ella mientras yo sólo pensaba en mil maneras de matar a Alex.

-Ella ya está bien Elizabeth, deja el drama -yo dije.

-Vuelves a llamarme Elizabeth y te chuzo un ojo con mis lentes -pronunció y no pude evitar reír con su intento de amenaza.

Nos dirigimos lentamente hacia afuera, liberé a la pobre Zarkey y fui a cambiarme en mi habitación diciéndole a Eli que me esperase en la sala mientras lo hacía, pues tendríamos una salida importante en unos minutos. Estos transcurrieron con normalidad y caminé por mi habitación a cascarrabias intentando que mi sudadera se acoplara del lado correcto, la línea vertical que recorría la dorsal de mi pierna estaba algo torcida. Yo, soy muy caprichosa, y rematando, perfeccionista, por lo que no paré hasta que se acoplara como era debido.

Salí entonces de mi cuarto y Eli, al verme, pareció haberle explotado la cabeza como fuegos artificiales. Llegó hasta mí más rápido de lo que alguna vez lo había hecho y se ubicó en frente de mi cuerpo. Yo aún no sabía qué pasaba pero cuando abrí mi boca para preguntar, un grito agudo me calló al instante y mi amiga comenzó a palpar mi cuerpo con sus manos, pasando por mi blusa y mi sudadera, teniendo en cuenta que ella no dejaba muy lejos su desafinado chillido, como preguntándose... ¿Qué pasó aquí?
Le tapé la boca con mi mano hasta que accediera callarse, cosa que duró alrededor de un minuto en proceso. Por consiguiente me empujó hasta que logró tenerme una vez más en mi habitación.

-¿Qué te crees? Puede que tu, como chica normal, odies estar "a la moda" pero por favor, no te puedes presentar así a una entrevista de trabajo Abigaíl.

Gruñí de frustración, todo me estaba frustrando ese día.

(Alex, no entiendo cuál se supone que es tu punto. Si lo que en verdad quieres en conquistarme, te podría dar unos consejos; no seas tan tu como siempre. Eres una persona insistente y es una buena cualidad, pero a ésta le hace combinación la codicia y eso conforma una exquisita perdición. Ojalá algún día te des cuenta de lo que haces mal. Porque eso sería lo mejor que te pudiera pasar...)

Sin darme cuenta cómo o cuándo; estaba metida en mi vestido de flores, en tonalidades anaranjadas y tenía a Eli empujándome por la espalda hasta salir de la mansión. Procurando no toparnos con Alejandra pues Elizabeth no mostraba su mejor versión en presencia de su hermana melliza, en cambio, se le notaba altanera y en casos extremos, indiferente.

Una increíble limusina nos esperaba en el pavimento y en seguida me negué a viajar en aquella cosa, simplemente nos dirigíamos a... No sé, once cuadras más de camino, no la necesitábamos, podíamos caminar hasta allá sin tener que parecer ricachonas insoportables. Me negué rotundamente y convencí a Liz para que por lo menos, hiciera algo de ejercicio. La cosa es que, tres cuadras después ya se estaba quejando, y no me sorprendió. Tuve que jalarla del brazo para animarla a seguir, Dios, era algo extraordinario.

Al fin llegamos al edificio de dos plantas y entramos al tiempo con seguridad, siempre me pregunté por qué Eli usaba ropa tan genial, pero nunca me imaginé eso... Trabajaba en una boutique. Y si yo tenía suerte, trabajaría con ella.

Una mujer, con un maquillaje estupendo y ropa de lujo se posicionó recibiéndonos delante de nuestros cuerpos, su voz era tenue y dulce, parecía una buena persona, su piel morena y sus caderas eran lo que más resaltaban, a pesar de que Elizabeth me había contado mucho sobre ella, igualmente me sorprendí, se veía joven y yo me esperaba una viejita cascarrabias como jefa. Nos dio un recorrido por toda la tienda comenzó a darme las recomendaciones.

...

AdvarselⓢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora