D O S

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Un día después de mi primer acercamiento a la chica imposible me dirigí a una tienda en la cual pensaba comprarle algún detalle bonito.
Tenía un poco de dinero ahorrado pero estaba seguro que alcanzaría.
Las clases en la universidad serían en horario nocturno. Me dispuse a comprar una muda de ropa especialmente para ese momento.

Si, le daría el primer regalo. No quería que pensara que soy como todos los otros chicos a los que puede manipular y con los que puede jugar como ella quiera.
Jamás dejaría que me manipulase a su antojo, pero aun así intentaría hasta lo imposible para que llegara a mí dulcemente sin pedirme con palabras la entrada a mi corazón. Se la daría, por supuesto, con solo una mirada.

Realmente estaba muy enamorado de ella, pero ni se permitía hablarme. Creía que había dado un gran paso ayer. Pues todo empezaba por la amistad que yo estaba encontrando.

Bien, eran las seis y treinta y ya estaba listo para partir; tomé mi mochila porque según mi hermana, me hacía ver más casual y sexy. Fui hasta la carretera y me puse de pie, llamé la atención de un taxi camino a la universidad y en mi chamarra de cuero guardé la pequeña cajita.

Llevaba unos jeans ajustados, una camisa que resaltaba alguno que otro músculo de mi pecho y mi abdomen y la anteriormente mencionada chaqueta de cuero.

Al llegar al edificio cai en cuenta que era demasiado gris y triste, necesitaba un cambio de imagen.

Me adentré, y muy rápido divisé las figuras unidas de mis dos únicos amigos, lo diario: comiéndose mutuamente. Pasé por su lado y ni siquiera lo notaron, era irritante.

Suspiré pesadamente y seguí caminando por el pasillo. Odiaba los pasillos largos y más porque ese era el único sin luz a esa hora de la noche, lo que me hizo pensar...

Entré a mi primera clase del horario, la cual odiaba con toda mi alma. Las luces funcionan a la perfección e iluminaban el salón completamente... menos en mi lado; la bombilla que tenía como función aclarar mi sitio, estaba averiada y por lo tanto sólo yo estaba a oscuras.

Al terminar la jornada de clases había logrado ver en total una vez a Abbey, así que con la oscuridad de la noche se me hizo más difícil localizarla.
Estuve caminando sin rumbo esperando verla de nuevo y al cabo de unos minutos la encontré. En el mismo balcón de ayer, haciendo lo mismo pero, esta vez sus hombros brincaban cada dos segundos.

La observé, o más bien a su espalda: su respiración se notaba entrecortada y mis sospechas fueron confirmadas al oírla sollozar.
Me acerqué lentamente, con mi mochila al hombro y al llegar a su lado puse mis manos en el barandal; entonces ella limpió su rostro rápidamente y sonrió en mi dirección, luego se percató de la acción que acababa de realizar y borró ese lindo gesto de su rostro.

"Oh, Abbey, ojalá nunca más me prives de tu sonrisa..."

—¿Cómo estás? ¿Ocurre algo? —le pregunté con la esperanza de que aceptara conversar conmigo un rato.

—¿Te importa? —contestó, cortante.

Fruncí el ceño ante su pregunta. ¡No puede ser tan intratable!

—Pues sí, Abigaíl, por algo estoy aquí, por algo quiero saber qué te pasa... ¿No es obvio? —le dije.

Ella suspiró y me contestó con desgana;
—Ahora lo sé: así que adivino y eres otro más de los que quieren conquistarme o lo que digan, ¿no?

—No —le dije enseguida, intentando convencerme más a mí mismo que ni a ella, de no ser uno más de aquellos sin poder evitar un pensamiento en mi mente "idiota" —. Quiero tener una amistad contigo ¿sabes? Me caes bien.

Ella sueltó una carcajada sonora y tatuó en sus labios carmesí su hermosa sonrisa otra vez. Lo que tatuó automáticamente una sonrisa en los míos.

—Bueno, Thiago... ¿Qué puedo decirte que no sea mentira? —Hizo una pausa y guardé silencio— Eres lindo y todo pero no quiero que me vean contigo, así que vete. —abrí mi boca para protestar ante la brusca indirecta no tan indirecta, pero antes de hacerlo ella siguió hablando— No te estoy pidiendo el favor.

Por lo menos había recordado mi nombre...

—¿No quieres que te vean conmigo? —Asintió con la cabeza. —¡pues qué bien! Recuerda que soy invisible. —le guiñé el ojo de forma seductora pero juguetona, y aún con la poca luz que nos brindaba la luna percibí un rubor en sus mejillas. — Déjame estar.

Rodó los ojos con fastidio, la noté un poco incómoda al guiñarle mi ojo y sonreír, parecía que estaba empezando a darse cuenta que en realidad si quería estar con ella y no por popularidad ni por conveniencia; en serio me había caído bien y ella no lo asimilaba o no lo quería creer.

"Ingenuidad o negación..."

De un momento a otro volvió a sollozar. Al parecer no era tan dura como pensé que era, es bueno conocer algo más de Abigaíl. Rompió en llanto y realmente no pude contener mis ganas de abrazarla.

La acerqué a mí y la rodeé con mis brazos... Ella me empujó y me gritó que me largara.
Y había dicho que no soy sinverguenza, bah. Sospeché que es demasiado rápido; tomé su mano con suavidad y no fui capaz de limpiar sus lágrimas, aunque quería y sabía que ella también lo quería; sus acuosos ojos lo pedían. Pero no lo hice.

—Tranquila —Murmuré y sin soltar su mano saqué de mi chaqueta la caja pequeña— ¿me dejarías darte algo?

No sabía por qué estaba llorando de tal manera pero no estaba en condiciones de meterme en su vida y era mejor así, para no acosarla.
Ella asintió a mi última pregunta y abrí el cofre, sacando el collar y sus ojos cristalizados me hacen reír un poco.

"Pero que no eres interesada, muchacha..."

Me puse detrás de Abbey y ella levantó algo sus rizos, dejando todo su cuello a mi disposición. Delicadamente puse el collar en él y solté su cabello.
Volvió para mirarme y hacer contacto visual por unos segundos. Agarré su mano por segunda vez para depositar un anillo a juego: lo que resaltaba era que en el centro ambos llevaban las siglas "AT". Que aunque era por su nombre: Abigaíl Turzue, para mí era por Abigail & Thiago.

Ella observó ambos detalles detenidamente y conviertió su sonrisa en una mueca de arrogancia, mi sonrisa también desapareció instantáneamente.

Sin decir más nada me dio la espalda, agarró la mochila que había depositado en el suelo hace unos minutos y me la tiró en el pecho haciendo que impactara con este.
Estaba confundido.

Sin decir palabra alguna caminó hacia la puerta y desapareció por el pasillo.

¿Ni unas simples gracias Abbey?

Me puse mi mochila de nuevo en mi hombro izquierdo y salí confundido, sonriendo falsamente por la puerta del balcón.

El de multimedia es MI Thiago
que no es la gran cosa (bueno , es Maxi Iglesias babuh), pero así me lo imagino y me gusta.

~EDITADO~

N/A del futuro:
No pensé que los primeros capítulos fuesen así de largos... Me trae buenos recuerdos al igual que me agrada corregir los errores que tenía desde antes; me siento orgullosa de mi avance.

Thanks&Xaii

AdvarselⓢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora