U N O

1.1K 185 447
                                    

No me gusta que me critiquen, sin embargo, no vivo de ello. Todo lo que me ha rodeado siempre fue alucinante y místico. Esta es mi historia, no la historia de cómo descongelé a una chica fría, de si soy un chico perfecto y mucho bla bla. No se trata de eso, pero ese fue el comienzo. El comienzo de una vida extraordinaria llena de sucesos y personas increíbles, y otras no tan "personas" en la actualidad, si sabes de lo que hablo.

Quiero advertirte que, si no estás dispuesto a involucrarte y creer en asuntos más allá de lo real, cierres esta página, este libro, esta novela. Esto no es para ti, sin duda.
Si por el contrario, me dejas fundir mi vida con tus pensamientos, sigue leyendo, amigo, por que lo que viene explotará sobre tu cielo.

Era un día, como cualquier otro.
Podía verla fácilmente en su ya muy usual y algo lindo pedestal. Ella siempre había sido así: Hermosa.
Sus ojos eran color miel y juro que brillaban cuando pasaba por mi lado; pero la pregunta "¿por qué?" se instalaba en mi cabeza cuando eso pasaba, y es que toda la vida me había atraído pero jamás me atreví a hablarle, siempre la cubría con miradas indiscretas y muchas de esas veces me había pillado. Era muy fácil encontrarla hablando con chicos guapos o populares.
Se supone que así debería ser ya que era muy... Dios, lo era todo.

Cabello ondulado, largo. Vestía floreado y cuando su actitud cambiaba se le notaba en su apariencia. Los chicos que se hacían llamar amigos míos me aconsejaban que no me acercase... Sin darse cuenta que así sólo me daban más curiosidad.

Me recomiendaban alejarme, decían que la chica era mala, que nunca había tenido un noviazgo serio, que hablaba mal de todos, "es grosera", "es egocéntrica" y muchas cosas más que lograron sorprenderme y... Hacerme querer más.
Si, quería acercarme a esa supuesta rompecorazones e intentar conquistarla, o por lo menos intentar conocerla; yo anhelaba ser esa persona que estuviera para ella, cuando su actitud cambiaba, cuando reemplazaba su diario floreado por un estilo dark que intimida.

Tenía ganas de afrontarlo. De conocer sus secretos, de ser su amigo, de estar a su lado cuando me necesitara y admito que esas no son mis únicas intensiones, también quería abrazarla, besar sus rojizos labios y sus mejillas. Pero... Debía empezar ya.

Dí por sentado que debía ser complicado que un chico como yo, lograra acercársele, es decir, no era el típico Dios Griego de todas las novelas, me consideraba sólo atractivo.
Sabía que no iba a ser fácil, que no me tropezaría con ella y levantaría sus libretas; esto no era un cuento y si eso hubiese pasado, ella no me permitiría ni tocarla.
Llevaba un año entero viéndola caminar por los pasillos decidida, viéndola intimidar a los nerds y a las chicas menos populares. No tenía ni la más mínima idea que por qué era así, pero supuse que debía tener sus razones, como todos.

Su pasatiempo favorito era ilusionarme. A mi y a todos los demás espécimenes del género masculino. Lo puedo asegurar ya que siempre me ha notado, estábamos inscritos en la misma carrera.

El profesor ordenaba hacer parejas de trabajo; ella me miraba rápidamente, sonreía y luego se levantaba de su sitio. Yo, como un buen tonto, sonreía de igual forma esperando que se detuviese al llegar al mío. Cosa que nunca pasó porque Abigaíl procuraba elegir a su conquista de la semana para trabajar con él... En todos los sentidos.

Todos la conocían, yo solo a la distancia. Sabía muy bien su nombre y su rostro no podía salir de mi cerebro. Ese día cerré mi taquilla después de asegurar que estaba bien peinado. Mis ojos eran de un verde azulado pero estaban siempre cubiertos por unos lentes gruesos negros.

Y no, no era uno de esos nerds, tampoco era popular, solo era el chico invisible que nunca hablaba con nadie más que con dos chicos, los cuales eran pareja y no estaban mucho tiempo conmigo.

Mi vida era del asco, así que me decidí. Acomodé mis lentes y peiné mi cabello como todos los días: hacia atrás. Mi vestimenta era informal y en cierto modo me veía... Muy atractivo.
Puse llave en la taquilla numero 887 y guardé muy bien el llavero en mi mochila, que llevaba en un solo hombro.

Caminé por el pasillo mientras me quedaba fuera de clase. Sabía perfectamente dónde encontrarla, puesto que todos los días, llegaba tarde a la misma hora y alguna vez he pedido permiso de "ir al baño" pero la vi, de pie en el balcón. Desde allí se podía ver todo, incluyendo la universidad y el resto de la ciudad.

Comprobé que ella se encontraba en el mismo lugar ese dia y quise acercarme y acompañarla. No notó mi presencia detrás de su cuerpo, no pensaba en asustarla ni mucho menos llegar y tomar su cintura para después besarla; no era un sinvergüenza y sabía respetar a las mujerers. Llegué hasta donde ella estaba con pasos cortos llenos de temor a que me golpeara, pues ese era su movimiento característico.

Puse mis manos en el barandal y miré hacia el panorama que ella veía. Unos segundos después comiencé a sentir su mirada clavarse en mí. No dijo una palabra, pero por el rabillo del ojo vi que estaba inspeccionando cada rasgo que se hallaba en mi rostro y cuerpo.

Dirigí mi vista hacia ella y entonces me encontré a esos ojos brillantes que con la perfecta luz del sol se hacían aún más perfectos. Abrí mi boca para hablarle por primera vez.

—Hola, ¿cómo estás?

De mi garganta salió un saludo cordial pero casual, ella se sobresaltó y supuse que nadie nunca la había tratado de tal manera y que las únicas palabras que escuchaba eran "hola bonita que lindo cuerpo tienes". Eso debía ser nuevo para ella. Le sonreí cálidamente y ella trató de devolverme el gesto. Intentó sonreír, pero acabó agachando la cabeza.

Algo estaba pasando...
Tartamudeando hizo el intento fallido de convencerme que estaba bien. Pero algo dentro de mi pecho me decía que ella estaba arruinada.

—Abigaíl, —Le llamé con suavidad y ella levantó su vista y me observó con esfuerzo. —sé que no soy la persona indicada... Y probablemente éste no sea el momento indicado —su rostro se descompuso y rápidamente limpió una lágrima de su mejilla para mostrarme su lado frío. —pero soy Thiago, y me gustaría saber qué te sucede.

Ella se limitó a chasquear la lengua antes de responderme toscamente:
—¿Porque muestras interés? Deberías saber cómo soy. Ninguno de tu manada ha salido intacto de mis planes.
Y sinceramente te veo y me da lástima lo que terminaré haciendo —dijo, apartando la mirada y posándola en el paisaje.

—¿Qué dices si cambio algunas de esas cosas que sueles hacer diariamente? —propuse, dolido por sus palabras.

Ella muestró una sonrisa arrogante y puso una de sus manos en mi pecho para decir: —Jamás dejaría que alguien como TU hiciera lo que estás haciendo ahora, eres un chico invisible, nadie te conoce. Pero... ¿Sabes qué? Se me ocurren varias formas de hacerte famoso. —Sin mucho trabajo logró intimidarme.

—¿Porqué eres así? Hiriente y grosera...

—Me gusta ser así, mi corazón está postrado en medio de alfileres y no siente nada por nadie, con un fuerte latido se va a lastimar. Por eso no sentiré amor. Mucho menos por alguien como tú.

—¿Alguien como yo? —Su cabeza se mueve de arriba a abajo. — Cariño, no sé a qué te refieres. Yo soy completamente normal, ¿es ese el problema? déjame informarte que mi corazón es una fogata... Que cuando está a tu lado llega a su mayor temperatura... Y quiere descongelarte.

Ella sonrió de nuevo con arrogancia.

—Sobre actuados. —Negó con la cabeza riéndose en mi cara de mí y se fue caminando a clases sin siquiera responderme.

Esto es algo, supuse.

Thanks&Xaii
(Resubiendo por 3ra vez, jajaja doy pena. :c)

AdvarselⓢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora