T R E I N T A Y N U E V E

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Are you ready? Suerte con eso de tratar no morir leyendo este Cap :'-)




Esperé unos segundos a que volvieran a moverse las plantas o a que de una sola vez se diera a conocer lo que me atraía. No tenía cabeza en ese momento para imaginarme nada. No había cenado el día anterior ni desayunado esa mañana. Mi estómago rugía y no tenía nada más que agua.

Fue el error más estúpido haber olvidado traer comida conmigo. Al darme por vencida con que algo saldría de allí, decidí sentarme en la roca de antes y revisé lo que había hechado en mi mochila; una botella con agua, un cuchillo grande, una muda de ropa distinta (camiseta, pantalón y chaqueta), la fotografía de Thiago —sin el portarretratos— en el bolsillo externo del bolso, en mis muñecas unas gomas para el cabello, en mi bolsillo un billete de cien mil pesos, una linterna de baterías, mi cámara y un paquete de... ¿Galletas navideñas?

Recordé que donde me quedé a dormir la noche anterior a ese día, todo estaba decorado con colores neutros, que no era época navideña mas sin embargo una muchachita iba y venía con un carrito andante repartiendo aquellas delicias dulces de mantequilla. Acomodé las cosas en su sitio y me levanté, echando en el movimiento la mochila al hombro. Tomé agua y agarré tres galletitas que lucían del tamaño de tres gomas de borrar nuevas. Preferí no darme gustos, comer lo suficiente porque no sabía cuándo estabilizaría mi situación.

(Padre, cuánto daría porque estuvieras aquí conmigo. En este momento me siento algo vulnerable y no me atrevo a decir que no tengo lo suficiente para mantenerme en pie, pero si cuestiono mis habilidades. Porque esto jamás nos pasó, Padre. Estoy en la calle ¡Por Dios! Estoy en la calle por confiar en dos personas que me apuñalaron la espalda. No sé si cuestionarte a ti por hacerme llegar hasta ellas... O al destino por sacarme de mi ciudad de esta manera... Sea como sea no me quito del pensamiento que sabes lo que haces, por eso te encomiendo a Thiago. Algo muy dentro de mí me dice que él está vivo y tu puedes cuidarlo...)

Escuché siseos cerca pero muy pobremente. Casi no los percibí así que no les di mucha importancia. Di por sentado que no estaba pasando nada. También di un mordizco a la última galleta. Sentí como si una cuerda me rodeara la pierna y, seguidamente, una inyección de algo caliente en mi pantorrila. No pude reprimir un grito de dolor. Me mareé un poco pero estaba en mis sentidos y me di cuenta de que la serpiente aún quería más, pues me apretaba con fuerza y no parecía querer soltarme.

Me tambaleé pero con un poco de equilibrió logré agacharme a recojer una piedra. La usé para golpear al animal. Mi vista se convirtió en miopía de un segundo al otro, seguí ofreciendo golpes pero mis brazos ya no respondían a lo que yo ordenaba a mi cerebro. Gruñí al aire con fuerza, lancé la piedra inútil al suelo y caí sentada en este.

—¡Dios mío! —Grité con dolor. Mi cabeza se movía de lado a lado y una segunda mordida me hizo brincar en mi sitio.

Chillé con lágrimas en el rostro. Me quité la mochila como pude y con el cuchillo partí en dos a la criatura. Los sesos y órganos de esta cayeron dobre mi pie desnudo. Ella murió pero mi sufrimiento seguía estando presente.

Me sacudí mucho. Con las manos me deshice de los restos de serpiente pegados en mi piel lo más rápido que mi lento procesamiento me dejó. Froté mis ojos y por un instante vi la sangre que envolvía mi pierna izquierda, la marca del cuerpo de la fiera había dejado mi piel roja y conté las tres vueltas con las que me abrazaba.

Una nube de neblina pasaba por el cielo no muy lejos de mi cuerpo en el piso. Comencé a caminar sin importar lo sucia, mareaba y dolorida que me hallaba, o por lo menos así de valiente recordé que fui en ese entonces. En realidad no aguanté dar dos pasos cuando me desplomé.

AdvarselⓢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora