~ Broken Candy ~ Suga - BTS

Parte 36

-Pues... yo no creo que debas llamarlo.- comentó SaNa. -¿No te harta el tener que buscarlo siempre tú, amiga? Es patético.-

-Yo siempre te busco.- Taehyung le dijo.

-Lo de Doyeonnie es diferente, cariño.-

-Concuerdo con eso.- luego Jungkook agregó. –Desde que lo conociste, desde que comenzaron a salir, siempre fuiste tú la que estuvo detrás de él, queriendo su atención.-

Di otra cucharada a mi helado de fresa, no quise decir nada y solo me encogí de hombros para escuchar lo que sea de ellos. El cómo me miraba Jimin me asustaba así que evité mirarlo a él.

-No dudo que te ame, Doyeonnie.- habló SaNa otra vez. –Pero ciertamente Min Yoon Gi no sabe cómo manejar una relación. Haberte mentido estuvo mal pero tiene que haber una razón, ¿cierto?-

-No pienses que puede haber un engaño, Min Yoon Gi no es así.-

-¿Cómo lo saben?- al fin escuché a Jimin, todos lo miramos. –Lo siento pero...- se mantuvo fijo en mí. –Para mí es demasiado. Te escribe una canción y finalmente termina contigo, no tiene sentido.-

-¿Una canción?-

-Nos pidió a mí, Taehyung y Jungkook cantar y grabar esa canción para ti, ¿te la ha mostrado siquiera? Terminó contigo, Dodo.-

-No terminó conmigo.- repliqué.

-Claro que sí. El "tiempo" es una excusa en las relaciones para no verse nunca y olvidarse sin culpa.-

-Basta, Jimin.- SaNa le dio un leve empujón. –Tampoco te pongas así.-

-Solo doy mi punto.-

-No, solo estás siendo muy patán otra vez. Doyeonnie debe ser paciente como hasta ahora, ya corrigió ciertos errores y solo es cuestión de que Min Yoon Gi la busque. Él debe buscarla.-

Me estaba inclinando mucho hacia el punto de SaNa. Es verdad, si Yoongi mintió será por algo, yo no debería desconfiar de él... aunque cuando pienso en el punto de Jimin admito que siento esa inseguridad carcomiéndome la cabeza como todo lo demás que me molesta.
Cielos, luego pensé en mi charla con Junior y lo de Jin insultando a Yoongi. Todos dicen que Yoongi es el malo aquí, como siempre lo han dicho desde... siempre, también me detesto a veces por no aclarar esas malas ideas de ellos. Suelo callarme y huir ante las respuestas negativas, también debería cambiar eso en mí.

Al salir de la heladería, al caminar por la plaza sin la mirada de mis amigos rondando sobre mí, saqué mi teléfono de mi bolso y encendí la pantalla para solo mirar la hora, pero no sé por qué no pude guardarlo después. Aún quería llamarlo.

-¿Doyeonnie?- SaNa se acercó de pronto. –Creo que deberías darme tu teléfono, por precaución.-

Ella extendió su mano mientras me sonreía. Sé que lo hacía para ayudar pero simplemente no pude.

-No lo llamaré.- dije. –Lo prometo.-

-Está bien. Vamos, tal vez un algodón de azúcar te distraiga de eso, ¿o no?-

-¡Yo quiero!-

Creo que sí debí darle mi teléfono, porque crucé los dedos al momento de decir "lo prometo".

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Esa noche me aseguré que SaNa estuviese profundamente dormida para cometer aquella falta. Me levanté con sumo cuidado y caminé en puntitas fuera de la habitación.
Tenía mi teléfono escondido entre mis manos y mi pecho, me apresuré en llegar al cuarto de baño. Era más de media noche, esperaba que él no estuviese dormido.