~ Broken Candy ~ Suga - BTS

Parte 64

Sinceramente aún no comprendía esto. Millones de sensaciones en mi cuerpo... y ninguna de ellas me gustaba, bueno, no es que no me gustara, es solo que... no lo sé, no estaba segura de nada. Sé que no era la primera vez. Esto... era casi lo mismo pero, ¿por qué era tan diferente? Yoongi dijo que no me lastimaría, pero dolió tal cuál la primera vez. Además fue en la fría mesa de la cocina, ¿dónde estaba la delicadeza en eso?
Mi respiración agitada y mis sonidos entrecortados eran el único ruido en el departamento además de los jadeos de Yoongi y sus cuantos gruñidos de molestia.
Enarcaba mi espalda debido a los bruscos movimientos, miraba el techo y de vez en cuando apretaba mis ojos debido a las fuertes sensaciones. Su mano izquierda se aferraba a mi cintura y la otra la tenía bien puesta en la mesa a mi costado. Mis piernas a cada costado suyo mientras él no paraba de moverse. Me daba pena mirarlo. Mis manos sostenían cada antebrazo suyo, cada vez aferrándome más a ellos. Llegó un momento en que le di cierto vistazo y lo vi sudar, sudaba al igual que yo pero por diferente razón.
Lo peor fue cuando se detuvo... y me dijo que me diera vuelta.

El acto era el mismo, pero se sentía tan diferente. Siempre lo sentía en todo el cuerpo, esa tensión que siempre llega y te deja sin aliento, siempre sin aliento. Era extraño para mí experimentar esto, lo sentí como la primera vez, que no fue hace mucho, pero aún no encontraba el nombre para esas sensaciones. Esta vez no le dije que se detuviera pero creo que me alegré una vez que eso había terminado. Caí al suelo y Yoongi también, recuperando su respiración. Al igual que la primera vez mantuvo sus pantalones, ¿por qué era yo la que tenía que estar desnuda?

Al despertar la siguiente mañana en su cama, me sentía tan rara. No rara en el mal sentido, sino... rara.
El sol de la mañana era tan brillante que iluminaba toda la habitación desde la ventana. Giré detrás de mí al lado de Yoongi y justamente me encontré con su rostro a milímetros del mío.
La tranquilidad con la que dormía me hizo sonreír. Admiré cada facción de su rostro y delicadamente acaricié su mejilla. Tenía su cabeza a merced de su brazo izquierdo, me pregunté si acaso no se le dormiría el brazo por tenerlo así, eso también me hizo reír.
Toqué la punta de su nariz con mi dedo para molestarlo y no hubo movimiento alguno de su parte.

-¿Suga?- susurré.

No despertará a menos que lo golpeé con un ladrillo en la cabeza. Uhm, era el sol de la mañana, tal vez aún tenía otras horas de sueño, o al menos eso pensé.
Me levanté de la cama y di un pequeño salto para que al fin mis pies tocaran el frío piso. Cielos, sin ropa, sin ropa, recordé que estaba desnuda. Caminé sin prisa hasta la ventana para cerrar las persianas y así amortiguar los rayos del sol para que no molestaran a Yoongi. Esa era mi intención, pero en cuanto me di la vuelta lo vi despierto... y mirándome.

-¿Te desperté?- pregunté. Él no respondió, solo se quedó mirándome.

Otro punto importante sobre estas cosas era que ya casi no me importaba si Yoongi me miraba desnuda. Ya lo hizo antes y dijo que era hermosa, entonces... creo que no me avergonzaba del todo. Pero el ardor de mis mejillas aseguró un poco lo contrario. Brinqué a la cama y me apresuré en cubrirme.

-¿Por qué tan temprano?- preguntó él.

El terreno casi gris del bigote a punto de crecer me llamó más la atención que sus ojos. –Yo siempre me levanto temprano.-

Dicho esto cerró los ojos para no abrirlos otra vez. –Yo no.-

-¿No tienes que trabajar hoy? Es martes.-

-Duerme.-

-¿Puedo ir contigo, verdad?- ¡idea repentina! Me impulsé al frente para llegar a él y abrazarlo. -¿Puedo? Prometo que no estorbaré. Recuerda que con golosinas puedes callarme por unas horas.-

Volvió a abrir sus parpados para encontrarse conmigo tan cerca. -¿Quieres ir? ¿Después de lo que te he hecho?-

-¿Oh? Son cosas que pasaron ayer, hoy es un nuevo día, Suga. Y espero que hoy te sientas mejor. Te sientes mejor, ¿verdad?-

Tardó demasiado en responder. Eso me preocupó un poco.

-Jung Do Yeon.- dijo en voz muy baja.

-Min Yoon Gi.-

-¿Cómo es que puedes seguir sonriendo después de tanto? ¿Hm?- su voz fue suave y ronca a la vez.

-Porque tú me haces feliz, Suga.-

Acercó su mano libre para acariciar mi mejilla, me gustó mucho que lo hiciera.

-Vas a odiarme algún día.-

Fruncí el ceño. –No. Eso ya pasó una vez pero fue un malentendido, ¿recuerdas?-

-Esto no se trata de traición.-

Lo mismo que le dije a Oppa.

-¿Oh? ¿Entonces de qué, Suga?-

Un segundo, dos segundos, tres segundos... muchos segundos más.

-De mi verdadero yo tal vez.-

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