Han pasado tres noches desde aquel terrible incendio en el aserradero, después de eso la sala de emergencias volvió a ser normal. Uno que otro accidente pero nada de vida o muerte. Lo que no ha vuelto a ser normal es mi vida, por alguna razón que desconozco esos intensos ojos negros me persiguen mientras duermo. Solo pensar en él me hace estremecer, nunca había conocido a un hombre como él, me miraba y era como si mirara dentro de mi alma, como si quisiera ver mas allá. Su sola presencia me hizo vibrar y como no, si es un hombre en todo el sentido de la palabra, su cara, su pelo, su mirada, su voz, su cuerpo... todo de él es perfecto.
Suspiro y sacudo mi cabeza antes estos absurdos pensamientos y bebo de mi chocolate caliente para que le brinde calidez a mi cuerpo. Hoy sali temprano del hospital y por recomendación de Nora decidi parar en la taberna de Joe por un delicioso sándwich y una taza de su delicioso chocolate.
Debo admitir que un hombre como el nunca se fijaría en mi menos con semejante novia tal vez esposa, ella es perfecta para el, alta, rubia, buen cuerpo y porque negarlo hermosa. Yo apenas soy convencional, mi pelo castaño mas abajo de los hombros, no soy muy alta y mi cuerpo es normal por así decirlo, quizás eso fue lo que llevo a Dawson a engañarme. De seguro ya debe tener un hogar, hijos, una familia, porque según leí en su ficha tiene 35 años casi 36 los cuales cumple el 30 de octubre un dias antes que yo que pronto cumplire 32. Además yo no quiero que se fijen en mi, ni él ni nadie. Todavía mi corazón y mi vida no están preparados para recibir a nadie mas. En realidad no se si pueda volver amar.
—¿Le molesta si me siento? — escucho esa voz detrás de mi y cada poro de mi piel reacciona, cada parte de mi cuerpo lo reconoce. Volteo la mirada y lo veo parado detrás de mi y tengo que tragar en seco ante semejante ejemplar, sus jeans le quedan tan ajustados que marcan sus piernas, su camisa esta ajustada de igual forma y los primeros botones están abiertos, su pelo peinado hacia atrás que deja ver los puntos de sutura en su frente y lo mejor de todo la hermosa sonrisa que me esta regalando.
—Claro... por supuesto... puede sentarse. —digo finalmente y llevo un mechón de pelo detrás de mi oreja que se salio de mi cola. Se sienta frente a mi, deja su café sobre la mesa y me mira con la misma intensidad de aquella noche.
—¿Como se siente? —pregunto y rompo el incómodo silencio.
—Mejor. —da un sorbo a su café sin apartar su mirada de mi. —El otro día en el hospital no tuve la oportunidad de darle las gracias. Se fue. —lo último es un disimulado reclamo.
—Mi turno había terminado. — asiente poco convencido. — Además, no tiene porqué agradecerme ese es mi trabajo y lo hago con mucho gusto.
—De todas formas. Gracias. —Nos miramos y muerdo mejilla interiormente. ¡Por Dios es hermoso!. —No solo por mi, tambiem por mis compañeros. — agrega.
—Estamos para servirle. —sonrió y el me devuelve la sonrisa matandome en el acto. Concentrate Emma. —¿No se supone que usted debería estar reposando? — intento que mi voz no suene como un reproche, pero fallo en el intento. —Sus heridas pueden infectarse.
—Debería. —afirma. —Pero la cama me pone peor. ¿Usted siempre viene a cenar aquí? —cambia de tema.
—Por ahora si. La estufa de mi apartamento está averiada y hasta que no resuelva eso me aterra usarla. —veo como sus labios forman una linea fina. —El fin de semana la voy arreglar.
—Es lo más recomendable, —dice entre dientes y se remueve incomodo en su asiento. —¿Y como ha estado?
—No me puedo quejar. —le sonrió y el se relaja mientras me mira, parece fascinado.
—Con una sonrisa tan hermosa como la suya es difícil no estar bien. —dice y abro mucho los ojos. mientras niego, el no debio decir eso. —Disculpe yo no quise... yo... —abro la boca varias veces buscando que responderle hasta que final hablo.
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No Huyas al amor...
RomanceHaber encontrado al que hasta ese momento había considerado el amor de su vida en su casa y en su cama con quien pensó era su mejor amiga hizo que su vida cambiara drásticamente sumándole a eso un espantoso divorcio y la perdida de un ser inocente p...