Después de convertirme en la novia de Jhon West, sus besos y caricias me reclamaron como suya. Y aunque me hubiera gustado quedarme con el toda la tarde, dentro de unas horas me toca servicio. Así que nos pusimos de pie, ya que, mi novio me invito a comer.A pesar de tener treinta y un años, me encanta la idea de volver a vivir esa etapa de novios. Es como dicen, para el amor no hay edad.
Media hora después, llegamos a un pequeño restaurant que esta a solo minutos de mi casa y no me había dado cuenta. Bajamos del auto y Jhon toma mi mano para caminar hacia la puerta la cual abre para mi y me sede el paso sin soltar mi mano. Es un lugar muy bonito y acogedor. Una señorita rubia nos recibe y no disimula mientras se come a Jhon con la mirada. A mi me mira de arriba abajo y no disimula su desagrado.
—Buenas tardes, Jhon. —por su saludo parecen conocerse de toda la vida, el la mira molesto y ella rectifica. —Perdon, Señor West. ¿Como esta? —dice con voz melosa y solo recibe un asentimiento de cabeza de su parte —¿La misma mesa de siempre? —Ahora entiendo, es común que el venga aquí. Al parecer son muy cercanos.
—Por favor. —veo su incomodidad por la forma en que lo mira y aprieta mi mano. La joven nos guía hacia una mesa cerca de la ventana. Nos da una carta y se queda esperando nuestro pedido mirando a Jhon como si yo no estuviera sentada en la misma mesa que él. —¿Elegiste que vas a comer? —pregunta Jhon.
—No, estoy dudosa entre las costillas bbq o las pechugas rellena. ¿Que me recomiendas?
—Podemos pedir los dos platos y luego lo compartimos. —sugiere.
—Excelente. —confirmo, el pide nuestro almuerzo y si no me equivocó, ordeno una soda y no una cerveza por consideración a mi, ya que dentro de dos horas tengo servicio y seria de muy mal gusto llegar al hospital apestando a alcohol. La joven se va con nuestro pedido y no me resisto a preguntar.
—¿Siempre vienes aquí? —digo de lo mas normal.
—Si, es uno de mis lugares favoritos. —me mira con curiosidad. —A mi padre le encanta este lugar y cuando mi madre no esta en casa nos escapamos para almorzar aquí. —asiento y hago una mueca de sonrisa, veo que levanta una ceja y luego sonríe. —En este momento y espero que sea así por mucho tiempo, solo me importas tu Emma. —sostiene mi mano por encima de la mesa. —Te confieso que en estos años no he sido un santo, pero nada de lo que haya dicho o hecho en mi pasado interferirá en lo nuestro. —sonrió satisfecha ante sus palabras y le devuelvo el apretón de manos.
Nuestra comida llega y todo se ve delicioso, compartimos los platos y los dos son deliciosos, pero me inclino mas por las pechugas y el puré de papas.
—¿Estas libre el fin de semana?- pregunta Jhon y bebe de su refresco.
—Trabajo el sábado hasta las 6. ¿Por?
—Quiero llevarte al campo y pasar lo que resta del fin de semana allí. ¿Que te parece?
—Me encanta la idea —digo emocionada. —¿Me vas a llevar a conocer el aserradero?
—Si. —sonríe. —Y si no esta muy frío podemos acampar en el bosque. O un picni.
—¡ Si ! —aplaudo como niña pequeña y el estalla en una carcajada.
—Me encanta verte feliz, Em, mejor aun, ser yo el causante de esa felicidad. —Sus ojos están fijos en los mios, no hay una pizca de duda en el y eso me da la seguridad que necesito para entregarme a él sin ningún reparo.
—¿Quieres llevar algo para cenar en el hospital? —me pregunta cuando están retirando los platos.
—No, mas tarde tomo un chocolate caliente y un muffin. Por hoy es mucha comida para mi. —digo y su mirada es de reproche, pero al final no dice nada.
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No Huyas al amor...
RomanceHaber encontrado al que hasta ese momento había considerado el amor de su vida en su casa y en su cama con quien pensó era su mejor amiga hizo que su vida cambiara drásticamente sumándole a eso un espantoso divorcio y la perdida de un ser inocente p...