CAPITULO 4

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El clima es perfecto para una buena caminata de domingo, lo mejor es encontrarse con personas en la calle que te sonríen sin conocerte siquiera, es algo muy gratificante y conmovedor.

Desde ayer no he tenido noticias de Jhon, ni tampoco me he atrevido a marcarle, quizás se arrepintió de ser mi amigo. Aunque la idea me entristece mucho creo que es lo mejor, desde que salio de mi apartamento no he podido dejar de pensar en el y hasta mi madre se dio cuenta que estaba algo distraída anoche cuando hablamos y en realidad no supe que decirle. No quiero mencionar a Jhon porque sé que no podría quitármela de encima sobre ese tema.

Continuo caminando hasta encontrar una pequeña boutique con hermosos vestidos en su vitrina. Aunque no soy compradora compulsiva no me lo pienso dos veces y entro a curiosear. Inmediatamente un aroma a canela y vainilla inunda mis fosas nasales y me hace suspirar.

¡Delicioso!

—Buenas tardes. —me saluda una Señora como de sesenta años. No sé porque, pero su mirada se me hace conocida. —¿Necesitas ayuda?

—No, solo pasaba por aquí y me entro curiosidad. —le explico y ella sonríe.

—Cualquier información que necesites estoy a tu orden. —dice con amabilidad

—Gracias. —Le sonrio de vuelta y ella regresa al counter.

Empiezo a caminar por la tienda y la mercancía que tienen es hermosa. Sin poder resistirme, elijo un vestido color salmón suelto, dos blusas y unas sandalias. —Me voy a llevar esto. —Le digo poniendo la mercancía sobre el counter.

—Mamá, todavía no llegan. —dice una joven embarazada como de seis meses, la miro con nostalgia al pensar que así estaria yo en estos momentos. — Disculpa no sabia que tenias clientes. —Vuelve a decir y me sonrie.

—Por mi no se preocupe. —le respondo.

—¿Eres nueva por aquí? Nunca te había visto. —me pregunta la embarazada.

—Si, llegue hace dos semanas, trabajo en el hospital. —le explico. —Emma Owen, mucho gusto. —Le tiendo mi mano para saludarlas, las dos mujeres se miran y sonríen con complicidad, al parecer me perdí de algo.

—Un placer doctora. —acepta mi mano. —Julissa West y ella es mi madre Ellie. —esto es increíble, ahora que las miro bien se a quien se me parecen y como si fuera invocado por los mismos dioses, la puerta de la tienda se abre, me volteo y me encuentro con Jhon y tres de los hombres que atendi en la sala de emergencia. Su cara es de sorpresa al igual que la mía. Camina hacia mi y no puedo evitar sentirme nerviosa.

—Emma, que sorpresa. —dice y deposita un beso en mejilla.

—Hola. Pasaba por aquí y no me pude resistir a entrar. —le sonrio y él lo hace de vuelta, nos miramos a los ojos y nos olvidamos de todo lo demás, el negro de sus ojos me hipnotiza hasta que alguien se aclara la garganta desinflando así nuestra burbuja. Los miro avergonzadas y ellos intentan no reir.

—Me parece que ya conociste a mi madre y hermana. —miro a las mujeres y ellas me sonríen. — Ahora, te presento a mi padre Jonathan, mi hermano Sam y mi cuñado Ryan.

—Un placer. —les doy la mano a cada uno, aunque ya los había visto en el hospital no sabía sus nombres.

—El placer es nuestro. —dice el Señor quien va al lado de su esposa y besa sus mejillas, su cuñado hace lo mismo pero este acaricia la barriga de su esposa en un gesto muy tierno, volteo la vista y John me esta mirando con curiosidad, desvío la mirada y busco mi portamonedas para pagar.

—Disculpe mi indiscreción. ¿El ambientador de canela y vainilla lo tiene aquí o lo compra en algun otro lugar?

—No, yo misma lo preparo. —me dice, pone todo en dos bolsas y me las entrega junto con el cambio. Me entrega un frasco de cristal. —Este es cortésia de la casa.

No Huyas al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora