Capítulo 22

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La puerta del baño se abre, levanto la vista de la enciclopedia ósea, de la cual estoy estudiando hace mas de una semana. La medicina evoluciona cada día y si quiero darle la mejor atención a mis pacientes, debo ponerme al día con los últimos avances de la ciencia.

Pero ver a Jhon salir del baño, solo en bóxer y con una toalla secando su negra cabellera, es algo muy distractivo, agregándole lo hermoso, su trabajada figura hace que lo que he leído los últimos treinta minutos se esfume de mi mente.

Me mira y sonríe de lado, él sabe muy bien lo que hace, se da la vuelta y vuelve al baño. Un suspiro se escapa de lo mas profundo de mi ser. Y consigue lo mismo que las ultimas noches, desconcentrarme de los estudios.

Segundos después se une a mi en la cama. Roza su nariz en mi cuello y luego lo besa.

—Jhon. —Lo reprendo, siempre comienza así, solo un rocé y al final de la noche, terminamos sudados y jadeantes.

—Uhhh. —hace ese sonido con su boca, que me indica que no tienes planes de detenerse.

—Necesito estudiar esto. —mi voz es queda, producto del delicioso hormigueo que recorre mi cuerpo, gracias a sus caricias. —El lunes llegan unos pasantes y tengo que darles el recorrido por el hospital.

—Yo necesito, recorrer tu cuerpo y hacerte el amor. —susurra en mi oído, quita el libro de mis manos y no tengo fuerzas para detenerlo. —Asumo que por ser tu hombre, tengo prioridad. —me besa de manera posesiva y con urgencia, me queda nada mas que rendirme a sus encantos. Él sabe como hacerme olvidar y creo que en estos momentos me va hacer recordarlo...

*****

—Por Dios Emma. ¿Otra vez?. —se queja Jhon desde la puerta del ascensor cuando ve que me devuelvo para recoger un regalito que le compre a Sammy. —¿Y eso?. —pregunta cuando me uno a él en el ascensor.

—Para Sammy. —Me encojo de hombros y hago un puchero. Niega contradiciendo la hermosa sonrisa que adorna su rostro.

—Ven aquí. —susurra y junta sus labios con los míos, sus manos van ocupadas con una ensalada y sé, que si no fuera por eso, estuviera pegada de la pared del mismo. —Conscientes demasiado a Sammy, se va mal acostumbrar.

—Me encanta hacerlo, además ella se lo gana. —salimos del ascensor y vamos juntos a la camioneta. —Creo que deberíamos traerla uno de estos días con nosotros. —Me mira horrorizado y niega, mientras enciende el auto.

—Yo, adoro a mi sobrina. Pero solo unas horas, no se que sería de mi teniéndola veinticuatro horas seguidas. Enloqueceria. —Me carcajeó por su cara de horror y segundo después, él hace lo mismo.

—¿Y cuando lleguen los nuestros?. —Me mira sorprendido y sus ojos me hacen la pregunta que su boca no pronuncia, solo que me apresuro a contestar, no quiero que se haga falsas ilusiones. —No estoy embarazada Jhon, es solo una hipótesis.

—Mis hijos van a ser unos angelitos. Igual que su padre.

—Si tu lo dices.

Salimos del estacionamiento y diez minutos después, estamos frente a la casa de Julissa, hoy nos invitaron a comer aquí y mientas los hombres asan la carne, las mujeres hablamos cosas de mujeres. Como lo hacemos siempre que nos juntamos. Cuando entramos al patio de la casa, la primera en recibirnos es Sammy.

—¡Tia Emma! —la recibo en mis brazos y la lleno de besos.

—Sammy, recuerda que a mami le duele cabeza. —dice Ryan, cuando llega donde nosotros. —No grites.

—Si papi.

Después de saludar a Ryan entramos con el a la casa y voy a la sala donde Julissa esta recostada en un sillón.

No Huyas al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora