Es de noche y estoy en la cocina preparando unos sándwich de pierna y chocolate caliente, mientras Jhon enciende la chimenea. A pesar de la calefacción, la cabaña se siente fría. Por mi parte, no me puedo quejar, ya que mi cuerpo se siente cálido después de toda la atención que Jhon le brindó esta tarde, lo último que recuerdo es quedar dormida después de tanto amar. Y que la idea de acampar quedó en segundo plano, pero no olvidada.
Es increíble todo lo que Jhon puede provocar en mi, con solo mirarme. Mi cuerpo se rinde a él sin poner ningún tipo objeción y sin importar lo agotado que este, vuelve a cobrar vida tan solo con un solo roce.
Unto la mayonesa al pan, luego pongo una lonja de queso gouda y la pierna rebanada, pero cuando voy a poner el tomate unas frias y conocidas manos me asaltan por la espalda, dejo el tomate sobre el pan y envuelvo mi cuerpo con sus brazos, realmente me gusta la sensación que producen sus manos sobre mi, emanan calidez, protección y amor. Su boca hace surcos en mi cuello y recargo mi cuerpo en la encimera.
—¿Ves lo que te digo? —susurra en mi oído con voz sexy y se restriega sobre mi trasero, esta duro y solo llevar su camisa me hacen sentirlo mas, —Verte con mi camisa, descalza y en la cocina le ha subido unos puntos a mi imaginación.
—¿Ah si? —trago en seco cuando una de sus manos se pierde en mi entrepierna. Lo escucho silbar al no encontrar barreras en su recorrido.
—Nunca tendré suficiente de ti Emma.
—Ni yo de ti, Jhon. —jadeo cuando uno de sus dedos juega en mi entrada. Él me da la vuelta, me mira a los ojos buscando no se qué, pero solo consigue ver mi deseo por él. Como si fuera una pluma me toma en sus brazos me lleva a la mesa de la cocina donde me sienta y se acomoda entre mis piernas.
—¿Puedo? —pide permiso sin ser necesario, asiento y para demostrárselo empiezo a sacar su camisa por mi cabeza. Por suerte el aserradero cerro hace unas horas y solo estamos nosotros en este magnífico lugar y tenemos libertad de dejar correr nuestra imaginación y deseo. Sus ojos negros toman un brillo depredador al posarse en mis , que según el son un delicioso bocado ya que son pequeños, lo veo lamer sus labios, me mira solo unos segundos y luego su ávida los devora hasta llevarme al borde de la locura, se detiene solo unos segundos para colocarse entre mis piernas y hacerme suya una vez mas, solo que ahora es mas rudo, mas carnal, mas pasión; mi cuerpo tendido sobre la mesa y mis piernas enredadas en su cintura, mientras la precisión de sus embestidas hacen que mi cuerpo se contraiga sobre el cada vez mas y como si eso fuera poco su mirada no se aparta de la mía, muerde sus labios para no gruñir, sus manos se clavan en mis muslos y se que estamos a punto de llegar. Me incorporo en la mesa y ahora sus manos descansan en mis nalgas, me aferro a sus hombros y me muevo contra él haciendo que dos embestidas sean nuestra culminación.
Recargo mi cabeza en su pecho y puedo oír el desbocado latido de su corazón, la yema de sus dedos surcan mi espalda y me estremezco ante su delicioso toque, aunque sé que mi cuerpo ya no da para mas.
—Em... —me llama y levanto la mirada hacia el, lo veo sonreír satisfecho y besa mis labios —Pareces algo agotada. —se burla.
—Solo un poco, —sonrió de la misma manera que él. Satisfecha y plena. Sin dejar de mirarme sale de mi y gimo bajito al sentirme vacía, el se acomoda su pantalón, recoge su camisa del suelo y la entra por mi cabeza.
—Ahora, necesitó alimentarte. —besa mi nariz y sonrió.
—Pero antes, necesito bañarme. —el asiente y me baja de la mesa, corro al segundo piso y lo escuchó reprenderme, sonrió como niña traviesa y entro al baño, quito mi camisa y lavo mi cuerpo. Veinte minutos después vuelvo a la cocina con algo mas de ropa no vaya ser que me asalten otra vez. Aunque después de ese reparador baño de agua tibia no me quejaría.
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No Huyas al amor...
RomanceHaber encontrado al que hasta ese momento había considerado el amor de su vida en su casa y en su cama con quien pensó era su mejor amiga hizo que su vida cambiara drásticamente sumándole a eso un espantoso divorcio y la perdida de un ser inocente p...