Capítulo 20

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Una semana después...

Empapo el algodón con alcohol y lo paso sobre la herida ya sana de Jhon. Hasta los puntos desaparecieron. Lo palpo y no siento dureza en los alrededores, su piel no luce enrojecida y según él, no le duele.

—¡Mi Jhon esta sano! —digo para mis adentros y sonrio. Mio, mio, solo mio.

Levanto la vista y lo encuentro mirándome con atención. Extiende su mano y acaricia mi mejilla con la yema de sus dedos, cierro los ojos y me permito disfrutar de su toque. Solo eso he podido disfrutar de él esta semana de convalecencia y mucho trabajo en el hospital, su toque me ha hecho descansar, su compañía me ha hecho sentir en paz y segura, su buen sentido del humor me ha hecho reír hasta doler el estomago. Jhon es un hombre completo en todo el sentido de la palabra, uno que otro detalle pero son cosas que se pueden tratar y otras, solo dejar pasar. Pero me siento feliz y plena a su lado. El tema de vivir juntos no se ha vuelto a mencionar, creo que me esta dando el tiempo que me dijo para que lo piense. Aunque estos días solo he ido a mi casa a buscar cambios de ropa y mi camioneta. Mientras, disfrutamos de lo nuestro y creo que después de hoy sera mejor.

—¿Como me encuentra, doctora? —pregunta serio y se incorpora en la cama. Solo esta en bóxer y veo como su entrepierna se abulta.

—Yo lo veo en perfectas condiciones, Señor West. —sigo su juego. —Es mas, creo que puede volver a su diario vivir.

—¿Ah si? —pregunta con voz ronca y lame sus labios, sigo el movimiento de su lengua y mis labios se secan al igual que mi garganta.

—Si. — susurro y trago en seco, el asiente y ladea la cabeza. Me quedo en la espera de que haga algún movimiento o diga algo mas, pero eso nunca pasa. Puede que este cansado o algo parecido. A pesar de su accidente no ha dejado de trabajar desde aqui. —¿Quieres cenar aquí? ¿O en la cocina?

—No quiero cenar, Em. Te quiero a ti. —dice con voz  ronca y sin apartar su mirada de la mia.

Su confesión es el detonante de esa bomba de pasión que se formo entre nosotros todos estos días, una semana sin algo mas que besos ha sido una eterna tortura para los dos. Su mirada se convierte en la chispa que enciende la hoguera y sus labios sobre los mios la llama que quema nuestro cuerpos y que nos vamos encargar de sofocar. Sus manos sobre mi cuerpo y luego sus labios hacen que los gemidos se escapen de mi garganta sin poder controlarlos. Jhon sabe como llevarme al borde de la locura y cinco minutos después de haberme confesado lo que quiere, me tiene desnuda y a su merced, pidiéndole que no se detenga y gimiendo frustrada cuando lo hace, el sonríe y se que solo lo hace por venganza. Fueron muchas la veces que tuve que tomar el control en las noches y aunque el deseo me sobrepasaba, decir no, para que él no se lastimara.

—Jhon... —Me quejo cuando su lengua abandona mi sexo y mi orgasmo baja tan rápido como una montaña rusa, su risa llena la habitación. —No te rías. —me quejo, me siento vulnerable y necesitada, pero el único que puede ayudarme con eso esta burlándose de mi.

—¿Que quieres Emma?. —su voz es ronca y su mirada traviesa. Una de sus manos masajes mi seno y luego la llena de su dedo, mi peson.

—Quiero, que me hagas callar. Eso fue lo que prometiste o te... —Mis palabras quedan suspendidas y un delicioso gemido sale de lo mas profundo de mi garganta. — Por Dios...—Me aferro a su pelo cuando vuelve atacar mi sexo, su lengua y sus dedos se combinan a la perfección, segundos después soy sacudida por un glorioso orgasmo que me hace gritar con fuerza su nombre, mientras él, se encarga de tomar cada gota de mi. No me da tiempo a reponer, me incorpora, me lleva a su regazo y despacio se hunde en mi.

Creo que nunca en mi vida había tenido una noche tan intensa como esta. Jhon, cumplió su promesa y me hizo callar hasta muy entrada la madrugada. Solo se escuchaban nuestros nombres pronunciados en gloriosos gemidos de placer.

No Huyas al amor...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora