No Huyas al amor...

Capítulo 28

Pov Jhon

Cierro la puerta de golpe y camino de prisa hacia el sofá, antes que las ganas de cargarla en mis hombros y llevarla a mi casa me ganen y termine haciendo una estupidez. Tengo que ser paciente, pero con Emma es tan difícil a veces.

Como puede siquiera pensar que voy a usar su seguridad para un beneficio personal, es cierto doy lo que no tengo para que por fin acepte y se venga a vivir a mi apartamento, que compartamos el armario, el buró, que ella sea quien decida que se hace ono en la casa. Que sea a ella, quien la Señora Stwart  le pregunte de la comida que va dejar lista, que los días que llegue tarde ella me espere, con una deliciosa cena, una buena copa de vino y luego irnos juntos a la cama. No es que ahora no nos esta pasando, pero quiero establecerme. No estar un día aquí y otro allá. Agregándole a eso su seguridad, este lugar no es para nada seguro y ella insiste en quedarse.

Me asuste mucho cuando llegue y la vi así, derrotada, herida y asustada por un imbécil que solo buscaba lastimarla. La cámara de seguridad así lo mostraron, ese animal solo la estaba esperando para atacar. Hoy solo fue un susto, el peor de toda mi existencia.

¿Que pasa si el vuelve, y yo no estoy? ¿Si su único propósito es sacarla de medio?

La sola idea de que cumpla su propósito me hace erizar la piel, mientras, que un nudo se forma en mi garganta, la opresión de mi pecho hace que los latidos de mi corazón aumenten su palpitar, mientras mis ojos pican.

—Yo no puedo perderla. Solo no... —susurro. Escucho sus paso y con rapidez me compongo. No quiero que me vea así. —Vuelve a la habitación, Emma. Necesitas descansar. —mi voz es rasposa y hace una idea de la impotencia y preocupación que siento en estos momentos. Su sola presencia hace que mi piel la reconozcas y que la sienta en cada poro de mi piel.

—Jhon. —susurra asustada y precavida ante mi posible reacción. —Necesitamos hablar.

—Mañana habrá tiempo. —Puede que no, me recuerda mi subconsciente. Mis palabras se cortan, con eso solo pensamiento y limpio unas lágrimas que no puedo contener. La noto frente a mi pero no la miro. —Te dije que volvieras a la cama. —refuto.

—Jhon. —me llama, pero no tengo valor para hacerlo. No sabiendo que mis esfuerzos de protegerla han sido en vano. —Jhon, mirame. —insiste, suspiro profundo y luego la miro.

—¿Que? —intento sonar duro pero mi voz traicionera se quiebra, sube a mi regazo y no pierdo tiempo, la pego a mi cuerpo, escondo mi cara en su cuello y aspiro profundo varías veces su delicioso aroma. Sus manos masajean mi cabellera y me permito regar su cuello de besos. —Dejame cuidarte, Em. —susurro lleno de miedo, pegado a su cuello. —Yo no se que seria de mi si algo malo te pasa. Yo te amo, como nunca pensé hacerlo y verte tan mal cuando llegue me quebró por completo. —digo asustado y la miro, va  hablar pero mi dedo en su boca lo impide. Necesitó hacer que me escuche, que me entienda. —Solo dejame ser tu hombre, tu protector, tu guía. —Ruego con el corazón en la mano.

—Si, si, si...—solloza y sin mas que agregar lo beso. Mi respuesta no se hace esperar y la beso con desesperación, la devoro como si mi vida dependiera de ello, mi lengua  la invade sin compasión y recorro su boca por completo. El aire nos falta, separo nuestros labios y recargo mi frente en la suya, mientras intenta llenar de aire sus pulmones.

—¿Si que Emma?. —pregunto agitado y lleno de curiosidad.

—Si me voy a vivir contigo. Si, voy a dejar que me protejas, que me guies. Tu eres mi hombre Jhon. Y te amo, demasiado. —dice y sin más la vuelvo a besar.

Mis manos recorren su cuerpo mientras nuestras bocas bailan al ritmo de lluvia que golpea la ventana. Su decision me ha hecho el hombre mas feliz del planeta y necesito demostrárselo. La llevó a la habitación y la hago mía despacio y con sumo cuidado de no lastimarla. Ella responde a mis caricias y juntos alcanzamos la cima del placer, mientras la lluvia amortigua nuestros gemidos de placer...